Capítulo 31: «Siendo MUCHOS somos un solo cuerpo»
16/12/1990
«Pero en una Iglesia grande no podemos conocer a todo el mundo».
Ten la seguridad de que cuando todos estén verdaderamente edificados sobre ese Fundamento de un Cristo Vivo, ese Fundamento apostólico de la «obediencia de la Fe», esa «Roca» de nuestro Rescate,99 la Iglesia de megamiles será UNA, de extremo a extremo. «Desde el más pequeño, hasta el m ás grande, todos me conocerán».
Puede compararse con un trozo de tela de cuatro millas de lado (5.6 km). ¿Cada hilo está directamente adyacente a otro hilo? No. Pero cada hilo forma parte de un único tejido, y se entreteje de tal manera que todos están unidos y son uno. Aunque yo no esté junto a todos los hilos, los toco a través de los demás hilos. Somos Uno, a través de la Vida y el Espíritu actuales de Jesús.
Romanos 12:1-9
«Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría. El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno».
1Corintios 12:1-31
«No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los dones espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a este es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere. Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a estos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles?, ¿son todos profetas?, ¿todos maestros?, ¿hacen todos milagros?¿Tienen todos dones de sanidad?, ¿hablan todos lenguas?, ¿interpretan todos? Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.
La realidad, la expresión visible de esta Verdad, es muy especial. Si somos verdaderamente nacidos y edificados en Cristo, sobre Su Fundamento, por Sus Fundadores, en el Tiempo de Dios, tú puedes encontrarte en una multitud reunida más allá de lo que el ojo puede ver (el «público» de aquello de «diariamente en público y de casa en casa»). Probablemente estarás de pie junto a alguien que nunca has conocido (ellos se reúnen en casas y clubes de apartamentos en el lado sur de la ciudad, y tú en el noroeste). Y, sin embargo, habrá una alegría y camaradería inmediatas, ya que ambos son (obvio para el otro por la profundidad y pureza de espíritu) ¡Caminantes de Luz! Confesar los pecados y llevar la carga del otro con un «total extraño» es la cosa más natural del mundo (algo fuera de). Definitivamente no serán «dos barcos que pasan de noche» que por casualidad «asisten a los servicios» juntos.
Mira y lo verás.
El pan y el vino
El sabor de la pena, la confusión y el dolor
Sigue adelante a través de la oscuridad, aunque no puedas ver el camino
Él estará allí antes que tú
Confía y Él te guiará
No te conformes con menos,
De lo que Él ha soñado
Únete a Él en la risa, descansa en Su paz
Mira la alegría en Sus ojos de todo lo que está por venir
Derrítete ante Sus susurros
Y Aprecia cada día
Con Amor derramado
Hasta Que Él Tenga Su Camino Completo
Ser uno con el Padre,
Uno con el Hijo.
Comprado por un precio,
Comprado con Sangre.
Ahora con Sus Elegidos
Porque Él fue quebrantado
Nos ha reunido
Y nos ha hecho uno.
Para seguir al Maestro, debes abrazarlos:
El pan y el vino; lo amargo, lo dulce.
Él anhela un Pueblo
Sin levadura y puro
Anhela una carrera
Y en Él se mantendrán firmes
Serán uno con el Padre, uno con el Hijo.
Comprados por un precio,
Comprados con Sangre.
Y como Sus Elegidos
Porque Él fue quebrantado
Él los unirá
Y Él los hará uno.
—Ruth
ENDNOTES
99 1 Corintios 3:9-11; Romanos 1:1-6; Efesios 2:19-22; 4:11-23; Mateo 7:13-29.