LA INTENCIÓN DE DIOS…AHORA!

7/5/2006

La Intención de Dios…AHORA!

Yo vi un documental una vez sobre Albert Einstein. En la introducción había una frase que decía algo así: “Una vez en un largo, largo, largo período, aparece un hombre que ve el universo con ojos diferentes y cambia el universo en el que vive.” Queremos poner ese desafío frente de ti. Se el tipo de persona que Ve el universo, no por ojos naturales, sino por ojos Espirituales. Acepta el desafío de ser una de aquellas personas que Hebreos 11 menciona. Ve la visión de Dios la de una habitación para Dios por el espíritu con gloria cada vez mayor. Imagine con los ojos del corazón, así como dice que los cristianos en el libro de Hebreos capítulo 11 visualizaron. Ellos pudieron ver la Ciudad cuyo Arquitecto y Edificador es Dios y entonces no quedaron satisfechos con nada más. No estaban dispuestos a volver a la ciudad vieja. Vieron el Plan Celestial a distancia y aunque no consiguieren aprender eso con sus propias manos, aunque no consiguieran vivir en aquella Ciudad de Dios que Dios le había destinado a Él, ellos no querían retroceder. “Por lo tanto, Dios no se avergonzó de ser llamado su Dios, y ellos Su pueblo.”

Ese mismo desafío está frente a ti y a mí. Echa un vistazo al mundo a tu alrededor, en el universo que te encuentras, y especialmente en la “iglesia” en que te encuentras y tienes un celo que te consume por la Casa del Padre. Deja Su Celo consumirte de tal manera que estarías dispuesto a arriesgar todo en tu vida para ver que eso se cumpla en tu medio. Arriesgarías tu vida. Arriesgarías a tu familia (Salmo 69:8-9). Arriesgarías tu trabajo. Arriesgarías cualquier cosa para Dios y Sus propósitos. Eso necesita ser el centro de nuestro ser. Bíblicamente hablando, sólo existe ese tipo de Cristianismo. Ese pensamiento o idea no es muy estimado, pero en Romanos 4 dice: “Aquellos con la fe de Abraham son hijos de Abraham”.

Entonces cualquiera que sea la situación o iglesia en que te encuentras y donde quiera que estés (sea cual fuere el país o lugar que tengas o que digas que es tu hogar ahora), necesitas tener mucho, mucho cuidado para no aceptar algo que Dios no acepta. No aceptes algo por pereza, ignorancia de la Palabra de Dios o por falta de visión o pecado en tu propia vida que te cegó o dejó alienado de tal manera que te sientes inadecuado. No deja a aquellos que están conformados con Laodicea chantajeándote o intimidándote para que aceptes la comodidad.

Talvez creas que eres solamente “laico” y que no tienes nada para ofrecer. Talvez pienses que tu opinión no importa mucho porque hay tantas personas por allí que son sabias y más estudiadas, entonces piensas: “¿Quien soy yo para discrepar?” Sólo quiero alentarte porque no importa quien eres, tienes algo para ofrecer. Si ya invocaste el nombre del Señor y LE pediste controlar tu vida, tienes algo para ofrecer. Si ya LE pediste lavar tus pecados, tienes algo para ofrecer. Su Deseo es que, del menor hasta el mayor, todo hombre pueda conocerlo, vivir en Sus consejos y tener comunión con Él, en toda Su Plenitud, diariamente.

Cada vez en un período muy, muy grande aparece un hombre, o un pueblo, que está dispuesto a cuestionar el universo a su alrededor y cambiar el mundo en que vive. Hebreos 11 es sobre eso. Es para eso que Dios llamó a cada uno de nosotros para serlo si tenemos el valor y la disposición, y si estamos en comunión con la cabeza. Permanece en Él y tendrás muchos frutos como resultado. Puedes ser la persona que hace la diferencia en el mundo en que vives.

Espero que hayamos aclarado por lo menos un equívoco que ha marcado a la sociedad cristiana, pensar que volverse un cristiano es el final de la historia y entonces que “frecuentar la iglesia de su elección el domingo” es la subsistencia hasta que Jesús vuelva e irás al Cielo. Quiero exterminar totalmente ese pensamiento porque no es el pensamiento de Dios. Dios llama a ese concepto religión falsa y Laodicea, la cual le deja a punto de vomitar.

“El fin de todo esto es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad, se dé a conocer ahora, por medio de la iglesia, a los poderes y autoridades en las regiones celestiales” (Efesios 3:10)

¡Esa es la intención de Dios ahora MISMO! Su voluntad es la de volver conocida Su multiforme sabiduría por medio de la Iglesia. No por medio de individuos que son salvos, y no por medio de una sociedad impotente de personas que se reúnen en un día programado durante la semana de traje y corbata… sino mediante el tejido de la vida, mediante una comunidad de personas que creen que son “unidas y ligadas por el auxilio de todas las juntas” por personas donde sus dones son tan interconectados que “son miembros uno del otro”. Compactados, “un sólo corazón, una sola mente, de un acuerdo y un sólo propósito”. Esfuérzate para esa visión encontrada en Hechos de creyentes que no eran posesivos de posesiones, unidos—”firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración”, y “diariamente en los lugares públicos y de casa en casa”. Vea con nuevos ojos el pueblo de Dios como un organismo—unificado, constituido de un tejer la Vida contra la cual las puertas del infierno no puedan prevalecer. La religión basada en “la asistencia” es aceptable para los hindúes o musulmanes, pero no es lo que Jesús inició y ordenó.

Su intención es “que ahora, mediante la Ekklesia” por medio de un Organismo real y no un montón de personas frecuentando algún lugar, más vidas que son interconectadas, “confesando sus pecados uno al otro” “cargando las cargas unos de los otros” y “amando uno al otro”. Ese es el tipo de vida que las personas pueden ver. Y es ese el tipo de vida al que Jesús estaba refiriéndose cuando Él dijo que es por el “amor que tienen uno por el otro” que “todos sabrán” que eso viene del cielo (Juan 13). Él dijo que eso “humillaría a los principales y poderosos”. La intención de Dios es ahora “por medio de la Iglesia” humillar públicamente a satanás y a todos los poderes y a las autoridades. Y Su intención, de acuerdo con las escrituras, es “AHORA” mediante la Iglesia para poner a Sus enemigos debajo de Sus pies, no solamente en Su segunda venida y en el supremo Reino Eterno, la obra completa de Dios, pero AHORA.

Y, ciertamente, no estamos hablando de utopía. Y no estamos hablando sobre una reforma social, ni una idea pos-milenio, y ni “teología del dominio”. No es sobre un show de poder, sino una cruz… Estamos hablando sobre un Pueblo expresando Vida juntos de la misma forma que Jesús expresó Su vida, como Rey de los reyes. Él nació como un hijo bastardo en un comedero de animales, anduvo en un burrito prestado, y prácticamente no tuvo bienes propios, no tuvo poder, ni educación, ni plataforma política ni “cualquier belleza o majestad que nos atraiga hacia Él”. Estamos hablando sobre ser alguien que ama a las personas donde esta, que puede ver el corazón del hombre y llevarlos hasta la cruz. Es sobre mostrar a las personas la causa de su existencia y de Su vida, y llamarlas para ser pescadores de hombres. Para formar parte de Su Casa, Su “morada”. Para volverse piedras vivas. “Antes ni siquiera eran un pueblo, pero ahora son el pueblo de Dios.” Ese es el deseo del corazón de Dios.

Reciba a Jesús de Nazaret, con un Reino “no de este mundo”, no como conquistador de Roma o de cualquier país que habitamos, o del sistema “religioso”. Recíbalo simplemente como el Rey Carpintero que amaba, perdonaba y que dio Su propia Vida… y que está dispuesto a derribar mesas en el Templo y a ser un látigo si fuere necesario por amor a Su Padre y por Su Casa.

Jesús estaba dispuesto a ver el universo en el que Él vivía con otros ojos y por medio de eso Cambiarlo, y Él nos llama para ser ese mismo tipo de persona. Eso no es transmisión de información. Es un llamado para la santidad, y consagración a los propósitos de Dios y un llamado para levantar la visión de Dios en tu corazón y en tu vida. Doble sus rodillas y ore. Es un llamado no solamente para cambiar el universo visible, sino también el universo invisible. “Su intención es que ahora mediante la Iglesia, la multiforme sabiduría de Dios se vuelva conocida por los poderes y autoridades” y para todos los pueblos…

Entonces deja a la brasa viva purificar tus labios y tu corazón, mira a Dios y clama: “Aquí estoy. ¡Envíame a mí!”

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