Capítulo 15: Espiritualidad de bebé
16/12/1990
Ahora que has decidido doblar totalmente tu rodilla ante Cristo Jesús, no te comportes raro y súper espiritual, ¿vale? La clase de consagración a los Propósitos de Dios de la que estoy hablando no es rara en absoluto. No es clerical ni pétrea. No es elevada ni «como en las nubes». Es decir, el compromiso con Jesús vivido no se traducirá en discursos efusivos, románticos y de voz entrecortada, ni en una preocupada espiritualidad.
Hebreos 4:12-13 habla de la Palabra Viva de Dios exponiendo lo que llamaremos «estado anímico». El estado anímico es un animal diferente a la verdadera espiritualidad, aunque imita muy bien a la espiritualidad. Se ve tan maravilloso, con ojos saltones y todo. Tiene una apariencia de espiritualidad, pero hay algo malo en él. Te revolverá el estómago si estás realmente en contacto con Dios. Afortunadamente, cuando la Palabra de Dios, la Espada del Espíritu, el Rhema de Dios, sale del Sacerdocio de los Creyentes, divide entre el alma y el espíritu; separa el estado anímico de la espiritualidad.
Es bueno ser consciente de la naturaleza del estado anímico para no caer en esta trampa. La espiritualidad es real. Jesús era espiritual (obviamente en la mayor medida posible o imaginable) y, sin embargo. era un hombre de hombres. Era fuerte. Reía, lloraba. Cuando tenía sed decía: «Tengo sed». No decía «Alabado sea Dios, Gloria, Aleluya» cada dos frases. Tampoco los apóstoles decían «Alabado sea Dios» con cada respiración. «Oye, Juan, vamos a Cesarea, ¡Alabado sea Dios!», «¿Qué piensas de eso, Santiago?», «Bueno, ¡Alabado sea el Señor, Aleluya!». No, ellos no actuaban de esa manera. Eran tipos reales que vivían en un terreno real. No se pavoneaban con jerga religiosa. Sus vidas eran mucho más profundas que eso. No ves esas cosas en ninguno de los profetas, ni en los apóstoles, ni en los hermanos del Señor, ni en Jesús mismo, quien es el verdadero Estándar. Lo que ves cuando miras a los hombres que Dios ha acreditado es humanidad real, «participando de la naturaleza Divina» en fuerza y estatura. Estos hombres, y nuestro Señor, podían caminar entre una multitud de recaudadores de impuestos sin temor, y de hecho atraerlos a la Presencia del Padre.
Me explico mejor. Si un santurrón, una persona súper espiritual con ojos de nene fuera a una fiesta donde la gente fumara marihuana, sería expulsado en un segundo o se burlarían de él. Jesús, por otro lado, aunque nunca se comprometió con el pecado, era el invitado de honor con esa gente. Era real, era fuerte, no pecaba, pero era espiritual, no «hiperespiritual». No sé de qué otra manera describirlo. Él no gritaba, «¡Gloria, Aleluya!». En vez de eso, decía: «Oye, ven aquí un minuto, quiero hablar contigo». Él era real, era fuerte.
Espero que eso te dé una idea de la diferencia entre lo que podría ser algo de estado anímico y lo que, en cambio, podría ser del Espíritu de Cristo. La verdadera espiritualidad no es algo externo, ni viene con un vocabulario determinado. La espiritualidad viene con esto y más: una cierta manera de vestir, de hablar, de actuar.
Sé realista. Encuentra tu seguridad en tu relación con el Rey de Gloria, e ignora las presiones de la conformidad o el miedo a las meras opiniones de los hombres o a tu propio orgullo o arrogancia. Él cuidará excelentemente de ti, y probablemente reunirá a tu alrededor más y más santos que también lo busquen con un corazón puro.
Lo hacemos con alegría
Sabremos algo más que sentarnos en sillas
Caminaremos unos con otros y diariamente lo haremos
Estamos preparando a la Novia para cuando Jesús llegue
Y estamos trabajando y esperando el regreso de nuestro Señor
Así que hacemos esto con alegría sabiendo que un día oiremos
Bien hecho, mi buen y fiel hijo
No nos sentimos obligados a estar el uno con el otro
Lo hacemos porque queremos y nos queremos de verdad
Estamos preparando a la Novia para cuando llegue Jesús
Y estamos trabajando y esperando el regreso de nuestro Señor
Así que hacemos esto con alegría sabiendo que un día oiremos
Bien hecho, mi buen y fiel hijo
El ojo no puede decir a la mano: «Realmente no te necesito porque soy lo suficientemente inteligente y sé lo que es mejor para mí».
Estamos preparando a la Novia para cuando Jesús llegue
Y estamos trabajando y esperando el regreso de nuestro Señor
Así que hacemos esto con alegría sabiendo que un día oiremos
Bien hecho, mi bueno y fiel hijo
—Ester