Capítulo 7: «Ya deberían ser maestros» o «¿No hay muchos maestros?»
16/12/1990
Hebreos 5:12; Santiago 3:1
Parece haber un conflicto entre estas dos Escrituras, ¿no es así? Sigamos por el camino que hemos trazado, y veamos si estos dos pasajes no armonizan fácilmente en el contexto de la vida orgánica, y no institucional.
REFINADO POR EL FUEGO
Aquí la pregunta clave, replanteada: ¿Qué compartes de lo que has aprendido? ¿Son ahora las reuniones «libres para todos» un caótico festival de charlas? ¿Una «puesta en común de la ignorancia» (conocida cariñosamente entre nosotros como «P de I»)? Desde luego que no. Ese tipo de cosas dan lugar a reuniones inútiles. Algunos lo sabemos de primera mano.
¿Qué compartimos entonces? ¿Cómo sabemos lo que es paja arrojada en la montaña de las palabras y lo que es de Dios para Su Pueblo?
¿Cómo caminamos por los Caminos de nuestro Señor, quien «no dijo nada que no oyera decir a Su Padre»? ¿Cómo hablar «como los mismos oráculos de Dios»?
En primer lugar, comparte lo que se ha «hecho carne» en ti.36 Comparte aquellas cosas que han impactado tu vida de una manera dramática, no solo conceptos «ordenados» recogidos de grabaciones de audio del último ministerio de moda. Ni tampoco la sabiduría prestada de los «eruditos junior» que es tan frecuente en las «clases bíblicas» de la cristiandad. A menudo pasarán meses antes de que cualquier verdad sea parte de ti (aquella verdad que se ha «hecho carne» en ti), en lugar de estar solo en tu cabeza. Espera. Tal vez cuando una verdad se vuelve viva para ti, pasarán seis meses completos de silencio absoluto y total sobre esta faceta de la verdad antes de que hables con alguien excepto con Dios solamente sobre el tema. Ten cuidado con una forma de vida superficial: aprender algo y soltarlo todo inmediatamente cuando se reúnan. ¿Realmente has pedido a Dios por el impacto completo y la aplicación de esta verdad? Desconfía del pastel a medias de Efraín.
En mi propia experiencia personal, hace unos años recuerdo haber sido enamorado (en el buen sentido) por alguna iluminación en el armario de oración sobre «Todos los que son guiados por el Espíritu son Hijos de Dios». El significado de la relación de esa verdad crítica con una de sus sombras espirituales, el «árbol de la vida», fue impactante y vivificante para mí. Literalmente socavó todo mi enfoque de ingeniero y abogado sobre el cristianismo y la Biblia. Estaba viajando por la costa este algún tiempo después de haber empezado a orar sobre todo esto, y empecé a compartir algunas cosas sobre el árbol de la vida con un predicador de allí. Me preguntó entusiasmado: «¿Cuánto tiempo llevas aprendiendo sobre el “árbol de la vida” frente al “árbol de la ciencia del bien y del mal”?». Le contesté que hacía más de un año que había empezado a aprender a comer del «árbol de la vida» y a despreciar (como hace Dios) el «árbol de la ciencia del bien y del mal». Aun así, pasaron meses antes de que pudiera ponerle palabras para siquiera mencionárselo a alguien más. En ese momento todavía no lo había expresado nunca, salvo de pasada, en la Iglesia de la que formo parte. (Ocasionalmente, cuando los santos se reunían en asamblea o en hogares, había mencionado que alguna vez esperaba compartir algunas cosas que el Padre estaba haciendo en mí a partir de Gn. 3, Gal. 5, Rom. 8 y algunos otros pasajes. Ofrecía algunos pensamientos a mis hermanos y hermanas, y luego dejaba el tema en oración).
La razón por la que no me limité a «soltar la carga» de la cabeza fue que «la Palabra se estaba haciendo carne en mí»; estaba empezando a comprenderla de maneras cada vez más profundas. Para cuando compartí por primera vez acerca de esta comunión con el Padre, la dirección de Su Espíritu, y el árbol de la vida en un poco más de profundidad en la ciudad de Dallas, mis palabras estaban saliendo del desbordamiento de probablemente cientos de horas con Él y en Su Palabra acerca de esto. En lugar de buscar palabras y fabricar pensamientos para llenar los huecos, estaba compartiendo mi experiencia tan fácilmente como un testigo ocular podría describir un precioso nacimiento.
Incluso entonces, no habría compartido esos pensamientos, excepto que habíamos tenido una noche poderosa la noche anterior con un grupo de cristianos que juraron que iban a cambiar sus vidas y arrepentirse del materialismo y la superficialidad que había marcado sus vidas anteriores. Me sentí desgarrado mientras oraba más tarde esa noche y concluí que si eran serios en su hambre de entrar en el «lugar santísimo», entonces necesitaban saber que nunca podrían llegar allí simplemente estudiando más sus Biblias de una manera intelectual. Muchos miles de personas conocen sus Biblias y no podrían estar más lejos de conocer a Jesús en intimidad. ¿Alguien se siente identificado?
Quizás puedas ver (a partir de algunos de estos pensamientos sobre compartir con cautela desde el «desbordamiento») cómo resolver el dilema de «no se hagan maestros muchos de ustedes» y «ya deberían ser maestros».
Estos problemas (de «no se hagan maestros» frente a «ya deberían ser maestros») son buenos «problemas» para enfrentar. La gran mayoría de los cristianos se han criado en una situación de Iglesia sin vida (aunque posiblemente muy ocupada), donde nunca se les exige hacer mucho que no esté en una tarjeta de entrada para ellos, o que no se les presente en la bandeja de plata de un programa. ¡Qué tragedia!
Pero he aquí la otra cara. Con tus nuevas libertades para ser más que un público, o una marioneta en una cuerda, vienen las posibilidades de cometer errores como el que hemos estado hablando: «hablar por hablar».
Enseñar cuando no tenemos más que una experiencia superficial con Cristo es un poco como coger una taza medio llena e intentar compartir algo de ella. Podemos sacudirla con mucha fuerza para sacar algo de ella, pero en lugar de eso acaba siendo una chapuza. ¿Has tenido la experiencia de intentar compartir algo que estaba todo disperso y no conseguías destilarlo, y luego verbalizar algo que valiera la pena? Cuando lo aprendiste, el contenido parecía muy bueno, pero de alguna manera no salió tan significativo como esperabas. Esto ocurre porque la taza no está llena hasta rebosar. En lugar de eso, tomamos una taza que no está del todo llena y la agitamos en un intento de conseguir que algo rebose.
Nuestras motivaciones para «forzar» así la verdad pueden ser el orgullo (para impresionar a los demás), o el clásico intento de llenar esos embarazosos momentos de silencio en la reunión (sin duda tendremos que hablar más de esto más adelante) o puede ser algo honesto y sincero. Cualquiera que sea la razón, nuestra «enseñanza» tiene que venir del desbordamiento, no de nuestra ambición, o de nuestro conocimiento intelectual o de nuestra inseguridad sobre los momentos de silencio en una reunión.
A modo de ejemplo, me parece increíble que Jesús tuviera 30 años sin hacer nada públicamente. ¿No conocía la Biblia de su tiempo antes de eso? Por supuesto sabemos de Su visita al Templo a la edad de doce años, que nos refiere que Él tenía un entendimiento asombroso aun para ese tiempo. Sin embargo, solo iba a ser liberado en el tiempo de Dios todopoderoso. «Hoy se ha cumplido lo que habéis oído» (Lc. 4:21). Es seguro que Él no era un «calentador de bancas» antes de este día, pero las Escrituras muestran claramente que Él no asumió el papel de ser un «maestro» para otros antes del llamado y el empoderamiento de Dios cuando tenía 30 años de edad. Si Jesús no asumió, aun con sus inmensas credenciales, la posición de «maestro» o «pastor» o «líder», ¡más vale que nosotros tampoco lo hagamos!37
Del mismo modo, Juan el Bautista, tenía 30 años antes de recibir la «palabra» del Señor. ¿Acaso no estaba calificado para ser «maestro» de otros antes de los 30 años, de la manera en que nosotros medimos el ser «calificado»? En realidad, según los estándares «naturales», estaba muy cualificado antes de los 30 años. Al parecer era nazareo, se sabía la Biblia de cabo a rabo, posiblemente había pasado quince años en el desierto estudiando los rollos, y su padre era sacerdote. Sin duda sabía casi todo lo que había que saber sobre los rollos, las Escrituras. Y, sin embargo, según la Biblia, tenía 30 años antes de recibir la verdadera palabra del Señor (Lc. 3:1-2). Hubo un tiempo crítico de preparación. A Jesús, Juan el Bautista, David, Moisés, Elías, Pablo y muchos otros les ocurrió lo mismo.
Por favor, entiende este punto: ¡más despacio! No te apoderes rápidamente de la próxima novedad que aparezca y decidas compartirla con todo el mundo, ya sea desde alguna plataforma, en una sala de estar o en la mesa de la cena. Guárdalo en tu corazón. Tómate tu tiempo. Destiérralo, digiérelo y háblalo con Dios. Pregúntaselo a Él, y empieza a trabajarlo. Deja que forme parte de ti. No saltes a la primera oportunidad de soltarlo. Espera y observa pacientemente mientras trabajas y oras a través de ello, y espera a que el tiempo de Dios se desborde de tu corazón. Sí, «cada uno trae salmo, doctrina, interpretación…» ¡y más! Aun así, debemos aprender juntos el significado de «de él, y por él, y para él son todas las cosas».38 Hablaremos más de esto cuando retomemos.
Lee unos pocos versículos conmigo, y los aplicaremos.
Isaías 39:1-6
En aquel tiempo Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un regalo a Ezequías porque oyó que había estado enfermo y se había recuperado. Se alegró por ello Ezequías y les mostró la casa de su tesoro: la plata y el oro, las especias y el aceite precioso, todo su arsenal y todo lo que se hallaba en sus tesoros. No hubo nada en su casa ni en todo su dominio que Ezequías no les mostrara.
Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le preguntó: «¿Qué han dicho esos hombres y de dónde han venido a ti?». Y Ezequías respondió: «Han venido a mí de un país lejano, de Babilonia». «¿Qué han visto en tu casa?», preguntó el profeta. «Han visto todo lo que hay en mi casa», respondió Ezequías; «no hay nada entre mis tesoros que yo no les haya mostrado».
Entonces Isaías dijo a Ezequías: «Oye la palabra del Señor de los ejércitos: “Ciertamente vienen días cuando todo lo que hay en tu casa y todo lo que tus padres han atesorado hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia; nada quedará”, dice el Señor. (NBLA)
2 Crónicas 32:31
Pero en lo referente a los mensajeros de los príncipes de Babilonia, que enviaron a él para saber del prodigio que había acontecido en el país, Dios lo dejó, para probarle, para hacer conocer todo lo que estaba en su corazón. (RVC)
¿La aplicación? Considera preciosos los «tesoros» que nuestro Padre te da (Mat. 16:17; 11:25-27). Por favor, ¡no seas culpable de soltar por la boca todo lo que te venga a la mente consciente! Dios a veces «prueba nuestros corazones» al permitir que mensajeros de Babilonia vengan a nosotros trayendo regalos y halagos. No seas culpable de mostrar descuidadamente todo lo que hay en tu corazón. De todos modos, solo en la Sabiduría y el tiempo de Dios se logrará algo de valor duradero (1 Cor. 3:6; Mc.4:26-29; Jn.15:5-8). En otras ocasiones, Él pondrá a prueba nuestros corazones para ver si, incluso en medio de los santos, podemos contenernos y no llamar la atención sobre nosotros mismos.
No estoy sugiriendo que nadie «entierre su talento». Simplemente estoy afirmando que decir algo «Escritural», o incluso algo «profundo» y «Escritural» no es necesariamente hablar la Palabra «viva y activa» de Dios. Satanás le citó las Escrituras a Jesús, pero ciertamente esa no era la palabra de Dios para Jesús en ese momento. Todo lo que es «Escritural» no es necesariamente la «Palabra de Dios», o «los mismos oráculos de Dios», o la «expresión de Dios» (1 Pe. 4:11; Jn. 15:5; Rom. 8:14; Mt. 10:20; Lc. 3:2) en un momento determinado. Jesús escribió las Escrituras, pero nunca dijo una sola palabra que no oyera decir al Padre en ese momento (Jn. 5:19-20, 6:57, 8:28-29, 14:10). Mientras tú o yo seamos frívolamente «horizontales» (tratando simplemente con «principios» en lugar de con Dios mismo) en nuestro acercamiento a la Verdad, nunca podremos conocer el significado de...
«Todos los que son guiados por el Espíritu son Hijos de Dios»;
«Si alguno habla, que hable como los mismos oráculos de Dios»;
«Cristo en vosotros, la esperanza de la Gloria»;
«la plena medida de la estatura de Cristo», y
«Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero y prosperará en aquello para lo que la envié».
Todo esto se aplica (con Jesús como el Estándar) sin importar cuán maduros seamos o percibamos ser. ¿Cuánto más debemos cuidarnos de «que nos lleve la prisa» cuando todavía estamos relativamente sin cambios en la vida práctica por las Verdades que estamos aprendiendo y deseando enseñarnos unos a otros?
COMPARTIr CON HUMILDAD
Si estás trabajando actualmente a través de alguna Verdad, y no se ha «hecho carne» en ti todavía, hay una manera de compartirla sin que sea un «presumir de maestro». Como un cordero compañero de rebaño, todavía en crecimiento en las cosas que estás a punto de poner delante de tu familia, comparte la enseñanza, o capítulo, o verso en humildad y confesión. Si estás desafiando un área de tu vida y te has convencido y despertado, entonces compártelo sin disculparte, solo como Verdad pura. Sin embargo, deja que la Verdad que estás descubriendo y en la que aún no caminas sea presentada con una humildad inconfundible (en lugar de enseñar «como quien tiene autoridad»). De este modo, no parecerás hipócrita, ni te atreverás a ser maestro de algo que todavía no forma parte de tu vida. Compártelo; pero hazlo con espíritu de confesión y humildad. En otras palabras, di: «Oye, he estado estudiando y leyendo esto, y me ha puesto los pelos de punta. Esto es lo que he estado haciendo en mi vida. Esta es la forma en que he estado pensando, y cuando lo leí me causó un gran impacto. Quiero que ores por mí para que me alinee con esto». Ese enfoque humilde es muy diferente a «presumir de enseñar».
Tenga en cuenta que, al compartir tu vida en vulnerabilidad y humildad piadosa, no será por debilidad y lástima. Más bien, será con convicción y ansiosa anticipación de que Dios transfigure directamente tu vida (1 Tes. 1:5; Rom. 12:1-2). No digas: «Oh, esto es demasiado duro para mí; no puedo creer que actúe como lo hago; y cuando leí esto me hizo sentir el doble de mal». No compartas con esa actitud de debilidad e incredulidad, sino por el contrario: «¡Mira lo que dijo Dios! Jesús, el Verbo, se hizo carne. Si ese Verbo se hiciera carne en mí, ¡me parecería más al Ungido de Dios! Y esa es la voluntad de Dios. Sé que todas las Promesas de Dios son ¡Sí! y ¡Amén! en Jesús. ¿Gustan orar todos conmigo al respecto?». En vez de quejarnos en desesperación o frustración, hablamos (¡incluso en el fracaso!) un mensaje de fe con una anticipación de la vida y el poder y el Espíritu de Dios trabajando en nuestras vidas.
COMPARTIR DE LA REALIDAD
Aunque «no muchos deben presumir de ser maestros», sin duda habrá ocasiones en las que Dios querrá que hables. Pueden surgir situaciones difíciles que nos obliguen a averiguar quiénes somos. A veces, aunque no seamos «nadie», ¡tenemos una responsabilidad ante Dios de todos modos! Te daré un ejemplo.
¿Has estado alguna vez en una reunión o en un hogar cuando todas las palabras y canciones van decayendo (1 Sam. 3:19)? Decaen ante un ruido sordo. Donde nada parece tener más que un significado «teórico». Las palabras de un Creyente que verdaderamente esté funcionando en ese momento como una vasija de Dios serán Fuego y Luz del Cielo que «¡Liberará a los cautivos!». Una «Palabra Viva y Activa» siempre «pondrá al descubierto los motivos y las intenciones del corazón», en lugar de simplemente saturar el aire con jerga religiosa piadosa. Las palabras que «no resonaron» no eran las Palabras de Dios (aunque la Escritura pudo haber sido citada) porque no eran «Vivas y Activas».
Aquí es donde entras tú. Si nadie tiene la visión y la voluntad de tomar la iniciativa para cambiar eso cuando ocurra, por favor, aprende a hacerlo. Por supuesto, debe hacerse a la manera de Jesús («llenos de Gracia y Verdad»), pero ¡hay que dejar de lado el gran espectáculo! Si nadie responde a tu deseo y oraciones para atraer a la reunión a una verdadera operación con Jesús, puedes incluso preguntar de una manera amable y sabia por qué todo es tan «falso». Cuando es un «espectáculo», sea un pequeño «devo» o «Estudio Bíblico» pero que no toca la realidad, Jesús nos dice, como lo hizo (a través de Pablo) hace dos mil años, «vuestras reuniones hacen más mal que bien». Espera y empuja hacia adelante hacia un verdadero tiempo juntos guiados por Cristo, y no tengas miedo de romper el hechizo hipnótico de la reunión religiosa. Por el bien de Jesús, sé amable; pero no te dejes dominar por el protocolo religioso y el miedo a los hombres. «Nadie puede servir a dos señores».
Posiblemente sea solo nuestro miedo personal o la falta de convicciones de Dios lo que nos lo impide. Sin embargo, debemos tener el valor y la honestidad suficientes para romper esa barrera y ser el Pueblo de Dios en la realidad. Luego, si las canciones empiezan a sonar, no hay problema en decirlo:
«¿Está todo el mundo bien aquí? ¿Está reinando la Verdad en cada vida, y en cada matrimonio? John, ¿cómo están realmente desde que Linda y tú se confesaron su egoísmo hace unas noches? Mark, pareces un poco “fuera de sí” esta noche. ¿Qué te pasa? ¿Alguien más nota una falta de la Plenitud de Dios aquí, o soy solo yo? (Puede ser simplemente mi pobre discernimiento, o mi falta de contacto con Dios)».
Date cuenta de que podemos caminar juntos con honestidad. Debemos hacerlo. No estoy hablando de una «sesión de quejas». Pero al mismo tiempo estoy fomentando la honestidad de preguntar: «¿Alguien más nota el problema aquí?». Habrá momentos en los que todo esté decayendo en la reunión, y aparentemente ninguna vida esté siendo cambiada «de un grado de Gloria a otro». Si continuamos simplemente de un movimiento a otro del programa, una encuesta Gallup, incluso entre los visitantes, probablemente revelaría que la respuesta dominante es un «Bostezo». Contrasta eso con el visitante «cayendo de bruces y gritando “¡Dios está realmente aquí!”».
Te diré lo que hace que la gente se arrodille: la honestidad ante Dios y ante los hombres. La «Verdad», la «Aletheia», la «Realidad», es el conducto a través del cual Dios actúa (Jn. 8:31-32, 8:44, 4:24, 14:6; 1 Jn. 1:5-10). Con el corazón recto, puedes decir libremente:
«Quiero que esta noche reine el Poder de Dios y no meras palabras (1 Cor. 4:20). ¿El problema es el pecado no confesado, o la falta de una preparación de vida en oración? ¿Está decayendo nuestra capacidad de dirigirnos con fuerza hacia el Trono de Dios porque todos estamos cansados? ¿Está el Espíritu contristado por algo? ¿O me estoy equivocando al plantear esto? Tal vez Jesús ha terminado con nosotros por esta noche. ¿Deberíamos dar por terminada la reunión?».
Dios puede trabajar a través de esta honestidad para revelar los corazones de los hombres y hacer Su Obra. Observa y lo verás. No siempre será «divertido», pero Su Gloria es algo asombroso sea «divertida» o no (Hch. 5:9-14).
A menudo, la razón por la que nos echamos para atrás a la hora de hablar con sinceridad en una reunión es que no queremos que los visitantes se sientan «incómodos». En nuestra mente queremos proteger a los visitantes de los trapos sucios. No podemos permitir que tal miedo dicte la naturaleza de nuestras reuniones si realmente queremos funcionar honestamente unos con otros y con Dios. En las reuniones de la Iglesia del Nuevo Testamento todo se hacía «para la edificación, la construcción del Cuerpo», no para los visitantes. Como he mencionado antes, Dios actúa a través de esta honestidad, a través de Discípulos que tratan con sinceridad unos con otros en el Amor, y a través de los dones que se desatan en respuesta a esta vulnerabilidad. Ya sea ofreciendo la simplicidad y belleza de nuestros dones a Él y a los demás, clavando la carnalidad en la asamblea, trayendo enseñanzas del Cielo, Alabanza y Adoración, o confesando nuestros fracasos y luchas... el no creyente puede ver que «¡esta gente no está jugando!». Permitir que Jesús nos toque y nos use de esta manera desnuda los corazones y motivos de los visitantes honestos. Debemos caminar en la Verdad, en la realidad. ¡Ninguna presentación religiosa logrará jamás la mejor Obra de Dios!
Al esforzarnos por hacer la obra de Dios de esta manera, nos hemos abierto definitivamente a la posibilidad del reino del terror de la carnalidad. Por ejemplo, cuando una Iglesia o individuos en la Iglesia son todavía débiles, una confesión de pecado puede ser incitada por la carnalidad. Posiblemente confesamos algo ya pensado para desahogar la frustración. Debemos cuidarnos de ese tipo de infantilismo. Aun así, puede ser legítimo preguntar: «¿Hay pecado no confesado aquí? ¿Cuál parece ser el problema? ¿Han venido todos con su vida en tal estado que puedan acercarse a Dios?». Puede ser algo muy sano y liberador ponerlo sobre la alfombra.
Tengo que repetirlo porque es algo muy difícil para muchos de nosotros: por favor, no hay que dejarse intimidar por las visitas. Ni preocuparse por su comodidad ni asustarse por sus posibles juicios. Debemos recordar, una vez más, que todo se hace por Jesús mismo y «para la edificación del Cuerpo» (1 Cor.14), no por la aprobación del visitante. Nuestro propósito de compartir la vida juntos es por Jesús y por el cuerpo de Cristo. Si los visitantes ven a Cristo de esta manera, van a ser convencidos por el Amor y la Justicia de Dios. Si ven nuestro «amor mutuo» (Jn. 13:34-35), sabrán que esto viene del Cielo y no de los hombres. Nuestro trabajo no es impresionarlos con las cosas que decimos, sino mostrar la vida de Cristo y permitir que Él penetre en sus vidas o exponga sus pecados. Cuidado con actuar para las visitas. Es totalmente erróneo. Es manipulación e hipocresía y no necesitamos hacer eso.
Lo más importante: sé HONESTO con lo que está ocurriendo.
Por extraño que pueda sonar a los oídos de aquellos de nosotros que hemos crecido sofocados por las tradiciones de los hombres y las distinciones no bíblicas entre clero y laicado, cada uno de nosotros necesita poder tocar la realidad en una reunión. Para decirlo lo más claramente posible, por el bien de los millones de personas que «asisten a los servicios» sin encontrar «poder de lo alto», y por los millones que nunca asistirán a los servicios por la misma razón, no podemos seguir siendo esclavos de los ejercicios religiosos.
Dios nunca tuvo la intención de ocuparse de nuestras necesidades empujándonos a una oficina de consejería, o bajo una sancionadora «sesión de evaluación en algún restaurante después del servicio».
Es Su costumbre tener la intención de ocuparse de nuestras necesidades a través de Su Iglesia, Su «tesoro en vasijas de barro», Su Sacerdocio «competente para aconsejar y entrenarse unos a otros»,39 contra el cual «las puertas del infierno no pueden prevalecer».
Es una responsabilidad como Sacerdote del Dios Altísimo participar de cómo Dios dirige el momento, haciéndolo en armonía y en la medida de lo posible. En una situación difícil (y algunas surgirán cuando el escenario sea retirado y reemplazado por la Verdad y la Vida), Dios puede llamar a cualquiera a preguntar: «¿Alguien tiene una idea de lo que puede estar causando la incomodidad aquí? ¿Alguien tiene una idea de lo que Dios desea hacer a continuación aquí? Parece que algo está fuera de lugar». Dejemos todos de exhibirnos y hablemos con sinceridad cuando estemos juntos sobre la realidad de nuestras vidas.
¿Puedes imaginarte que una persona «común» pueda hablar en tu entorno? Desde la perspectiva bíblica, cualquiera tiene el derecho (no, la responsabilidad) de hacer la Obra del Padre en una reunión de su Familia. En la más difícil de las situaciones aún podrías preguntar: «¿Estaría bien si hago esta pregunta contundente?». Si eres sincero, al preguntarlo así estarás partiendo de un estado de humildad, y no como siendo un experto.
Aborda con cuidado las situaciones difíciles que se te presenten, con el corazón tranquilo. Si tu corazón reacciona y tu pulso se acelera, espera. Asegúrate de que estás hablando desde la seguridad y no desde la reacción, desde la fortaleza y la paz de tu corazón (¡aunque no serías humano si no estuvieras un poco nervioso!). ¿Sabes a qué me refiero? Seguramente habrás sentido ese palpitar del corazón (contenlo, «puedes hacerlo»). Puedes contenerte, «el espíritu del profeta está sujeto al profeta». Ora y, si es necesario, ayuna antes de hablar.
Hablaremos más sobre el liderazgo un poco más adelante; pero permíteme decir una palabra pertinente primero. Espero que estés notando la distinción que aquí se hace. Si estás hablando como «maestro», tu papel debe ser apoyado no por un oficio religioso, sino más bien por la clara Vida de Jesús en ti (autoridad en el mundo invisible, como en Hch. 19:15). Tu vida es afirmada entre los Elegidos de Dios, y la Voz del Pastor en ti es clara para todos (y no por la evaluación que tengas de ti mismo, o tu blanca piel o tus diplomas en la pared). La Plenitud en Cristo es el tema que Santiago está promoviendo cuando dice que no muchos deben presumir de ser maestros. Como hemos visto, eso no quiere decir que no muchos deban enseñar. «¡Todos debiesen ya enseñar!», dijo el escritor de Hebreos a los que todavía eran infantes torpes mucho después de sus conversiones a Cristo. Todos deben participar en el Sacerdocio, pero normalmente desde una postura de humildad, más que como «maestro». Nadie debe ser menos que humilde, pero la admonición de las Escrituras es esta: «no muchos deben presumir de ser maestros».
Yendo un paso más allá por un breve instante, la diferencia entre enseñar, compartir una palabra de instrucción o revelación, y SER un apóstol, profeta, evangelista, pastor o maestro, es la «dotación», la estatura y la fecundidad en el Mundo invisible. Hay Dones, dicen las Escrituras (Ef. 4), que Cristo da a la Iglesia desde lo Alto.
¿Eres reconocido por el fruto en tu vida (comenzando por tu cuenco con agua y toalla40) por estar caminando en una alta medida en los Dones y Estatura de Cristo? Si no, necesitarás ofrecer tu vida sin mayores reservas de lo que un hombre o una mujer probados podrían hacerlo. En vez de hablar como un «maestro», a menudo (excepto en un momento profético) sería mucho mejor decir: «Estaría bien si comparto esto?». De este modo, te haces más vulnerable a que alguien diga: «No». Y no te pondrás a la defensiva, indignado o herido si te dicen que «no», porque has ofrecido tu pregunta con honesta humildad. «Las ovejas conocen la Voz del Pastor». Si lo que tienes que decir viene realmente de Dios y no del ego, el verdadero Pueblo de Dios lo escuchará y lo acogerá. Ciertamente no debería ser objetable ofrecer una palabra con humildad, poniéndola a los pies de los Santos, a menos que la persona lo hiciera por su propio reconocimiento o seguridad.
Cuando el Pueblo de Dios se reúne, no debe darse por sentado que esté correcto que todos hablen (¡o que permanezcan callados!). Jesús, como Cabeza, toma las decisiones, a menos que estemos desconectados de Él. Y no estoy hablando aquí de un exhibicionismo carismático del tipo «Jesús me ha dicho que les diga esto a todos». Estoy hablando de una relación razonable e íntima con el carpintero de Nazaret. Y Jesús es muy práctico, como puede verse en los Evangelios, y en las cartas de aquellos (como Pablo y Juan) que lo conocieron bien.
Permíteme dar un ejemplo sobre un mal momento para hablar o dirigir un canto. Puede parecer una tontería, pero créeme, ¡puede suceder! Puede haber momentos en los que, justo después de una purga de pecado en la vida de una persona, alguien en la Iglesia comience el canto «Purifícame». Justo entonces, un nuevo cristiano podría querer cantar «Blue Skies and Rainbows». ¿Por qué querría alguien cantar esta canción en este momento tan conmovedor? Posiblemente porque él o ella (en su inmadurez) no tenían ninguna idea de la importancia de lo que acababa de suceder. Simplemente le gusta esa canción y punto. O, tal vez, pensó en una canción alegre porque tienen un miedo mortal a un momento serio y quiere animar las cosas. Al fin y al cabo, se supone que los cristianos deben ser alegres.41
Si alguien responde en la carne o superficialmente y empieza una canción así, y si realmente no es apropiada, alguien tendrá que decir: «No, por favor, no lo hagas». ¡Esto no es realmente algo fácil o común de hacer! Sin embargo, el desorden y una secuencia ilógica de enseñanza, o de oración, o incluso de alabanza, no es seguro que provenga del Padre. Dios no es el autor del caos.42 Hay una dinámica, una razón, en la conducción de Jesús. Es necesaria la sensibilidad hacia Dios mismo. Si una persona quiere cantar «Blue Skies and Rainbows» al azar y sin orar justo después de «Purify Me Lord», probablemente no está en contacto con la Cabeza de la Iglesia. O si alguien quiere hablar del padrastro que le molesta en su dedo inmediatamente después de una confesión seria, sería bueno hablar con esa persona al respecto, porque probablemente no es como Jesús.
Algo así ocurrió en una reunión hace algún tiempo. Alguien, en realidad un visitante, empezó a hablar de su gato muerto (y de varios otros temas secundarios una y otra vez) después de que algunas personas abrieron sus vidas de una manera muy sensible y conmovedora. ¿Aquello nos forzó a hablar de gatos muertos? Si bien no conocía a esa persona, después de orar en angustia durante unos instantes, le pasé una nota donde le mostraba la insensibilidad que estaba teniendo y le pedí que dejara de hacerlo, además de que se limitara a escuchar durante un rato. Les sugerí brevemente en la nota que Beelzebú (Mt. 12:27-28), traducido, era el rey de las moscas, y que el zumbido de las interrupciones no es propio de Jesús. En ese caso, aunque fue arriesgado (y no bien recibido), yo estaba convencido de que era lo correcto. Unos días después, esa persona que había hablado en esos tonos espirituales antes de esa reunión, fue desenmascarada por un par de santos que lo visitaron en su casa. Los de esa casa admitieron ser espiritistas y expertos en brujería, con todo y su estridente parafernalia. Ojalá pudiera darte un final feliz, pero creo que al menos entiendes lo que quiero decir.
¿Sería posible para Jesús exponer tales cosas demoníacas y silenciarlas, como lo hizo mientras estuvo aquí y manifestar Su Vida por nosotros? A veces, esto sucederá de maneras tan sencillas como pasar tal nota durante una reunión, pero debemos hacerlo. De otra manera, Satanás se encargará de que seamos esclavos de las interrupciones de «Beelzebú» de la Obra de Dios en nuestros corazones.
Así que, de nuevo, sé sensible a lo que está pasando. Hazte vulnerable a ti mismo. Sin presumir de maestro, niégate a «enterrar tu talento». Debes estar dispuesto, con amor y valentía, a oponerte a lo que parece perjudicar la Obra de Dios. Como en el caso mencionado, esto puede tener graves consecuencias si nos echamos para atrás ante nuestras responsabilidades.
Conclusión
Como hemos dicho antes, hay dos maneras diferentes de compartir las cosas. Por un lado, puedes compartir desde un punto de vista de «maestro»; sin embargo, Dios dijo que «no muchos deben presumir de ser maestros». Esta actitud al compartir de «les voy a enseñar algo a todos» (esperando que lo compartido sea la Verdad) en la reunión depende mucho de si esa Palabra se ha hecho carne, real, en ti. Depende de que estés caminando en esa Palabra, no haciendo hipótesis basadas en algo que has leído o escuchado. Por otro lado, si todavía estás revolviendo y luchando con la Verdad de la que estás hablando, puedes de todas maneras decirla con humildad. Sería algo más como: «Saben, yo mismo no estoy muy al día con esto, pero realmente quiero estarlo. Puedo ver la importancia que tiene y quiero moverme con fuerza en ello. ¿Alguien más quiere unirse a mí?». De este modo, se comparte desde la humildad y no desde la estatura, en un tono de «enseñanza». La preocupación que puedas tener se plantea como una pregunta sincera, no como una acusación. Estás preguntando con la humildad de «¿Cuál parece ser el problema aquí?», en lugar de ser especialmente atrevido. Esa actitud sería un gran problema viniendo de alguien de fecundidad y estatura no probadas. Si bien permitimos el elemento profético proveniente incluso del burro de Balaam, con mucha más frecuencia es Sabiduría compartir con humildad.
Me doy cuenta de que toda esta advertencia sobre «cómo compartir» podría hacer que uno se volviera paranoico a la hora de salir y abrir su vida. Para empeorar las cosas, casi todo el mundo ha tenido años de práctica en la pasividad de las reuniones, ya que el sistema clero/laicado ha atrofiado casi por completo al 95 % de todos los cristianos.
Si tan solo echaras un vistazo a todo lo que Dios te ha dado, ¡no tendrías ningún problema en absoluto con la parálisis! No te falta nada, ¡excepto algo de «equipamiento» en el uso de lo que Dios ya te ha dado! Todas las riquezas de Cristo ya te han sido dadas (Ef. 1:3). Su vida y su poder ya están derramados entre nosotros. ¡Tú puedes hacerlo! Esteban, Pablo y Elías son hombres «como nosotros». ¡Dios lo dijo! Solo necesitamos crecer en Fe y Obediencia, e ir y «poseer la tierra» que Dios nos ha dado. Ciertamente no será sin batallas y «gigantes» en la tierra. Una vez que lleguemos a esa «tierra que fluye leche y miel», un camino de Vida y Poder (si gustas, lee de nuevo la nota al pie núm. 19 en el capítulo tres), todavía nos sentiremos a veces «como saltamontes». Pero la tierra será nuestra por la Palabra del Dios vivo. «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu», dice el Señor. Cuando te acerques a la Palabra de Verdad, hazlo con un espíritu de fortaleza y anticipación ansiosa de lo que Dios ha hecho y está haciendo, porque ya conoces el final de la historia.
2 Timoteo 1:7
«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio».
Y el final de esta historia es, según la Palabra de Dios, nada menos que la «plena medida de la estatura de Cristo». ¡Búscalo! Si tu vida termina en este planeta un poco antes de llegar a ese punto (y así será, pero eso no es excusa para rebajar la llamada de Dios a otra cosa), que así sea. Le verás cara a cara y eso acelerará el proceso. Pero el punto es este: tú sabes a dónde va Dios con tu vida. Él está comprometido con la tarea de transformarte, así que no hay necesidad de preocuparse. Puedes adentrarte en esa tierra sabiendo que eres un saltamontes, pero también sabiendo que «el que está en ti es mayor que el que está en el mundo».
No tienes que temer a los gigantes de la tierra porque Dios ya te ha dado esa tierra. Él ya te ha dado el potencial (que vive dentro de ti) de «la plena medida de la estatura de Cristo». Cuídate profundamente y, como Pablo, «trabaja más duro que todos los demás», «golpeando tu cuerpo cada día», pero no te preocupes por las discrepancias entre tú y la plena medida de la Estatura de Cristo. Anticípate y exclama: «¡Oh, muchacho! ¡Esta tierra es mía! Hasta donde puedo VER».43 Él nos da «Vida en abundancia» poco a poco44 para que no nos consuma el orgullo. Superar una gran revelación requiere un aguijón en la carne para que no nos volvamos engreídos.45 Él da la tierra poco a poco, o nos consumirá. Pero saber que la tierra es tuya hasta donde alcanzan a ver tus ojos (dondequiera que tengas Fe para fijar tus pies). Cuanto de Jesús puedas ver te pertenece.
Por tanto, no tengáis miedo ni te condenes cuando compartas la Palabra de Dios en confesión y humildad. «Considérense muertos al pecado» y vivos para Cristo Jesús. «Reconoced» en este versículo es un término contable. Los libros están cerrados. Considéralo hecho. Estás muertos al pecado y vivo para Cristo Jesús. Si lees Romanos 6 y Romanos 8 verás qué poder está disponible para la victoria sobre el pecado y la muerte. Esas cosas son claramente un asunto de poseer la tierra (si andamos por el Espíritu, capítulos seis y ocho, en vez de por la ley, capítulo siete). Aunque seamos saltamontes (¡algo que no se puede negar!), nuestro Dios es capaz. No hay de qué preocuparse. Es nuestra tierra.
Así que, habiéndote dado mucho en qué pensar, permíteme darte otro (paradójico) estímulo que probablemente sea apropiado en este momento: relájate y diviértete mientras exploras Sus riquezas. ¡No te tomes a ti mismo tan en serio!46
¡Hey, tú! Haz tu parte
Puedes ver que hay un regalo dentro
Una inversión de Dios Altísimo
Crees que Él tiene planes para tu vida
Montañas que mover, amor y fe que proveer
No juegues juegos en tu mente
Cuestiona lo divino
Aprende a vivir desde tu corazón
Solo haz tu parte
¡Hey, tú! Deja todos tus miedos
¡Hey, tú! Habla para que todos te oigan
No entierres tu talento
No escondas la luz
No aplastes la vida
Intentando salir
Déjalo a Él vivir en tu vida
La libertad solo llega cuando pierdes tu vida
Demuestra que lo amas como amas a Su Novia
Sé Sus manos para tocar el mundo con Su Vida
Sé Sus pies para cruzar cada división, sí
No más juegos en tu mente
Encuentra tu vida en la Vid
Escucha el corazón del Padre
Solo haz tu parte
¡Hey, tú! Deja todos tus miedos
¡Hey, tú! Habla para que todos te oigan
No entierres tu talento
No escondas la luz
No aplastes la vida
Intentando salir
Déjalo a Él vivir en tu vida
Cuando creemos
que Vivir depende
de Cristo y Su cuerpo
Cuando nos liberamos
Elegir lavar los pies de nuestro hermano
Qué verá el mundo
Dime qué verán
Cuando dejemos todos nuestros miedos
Cuando hablemos para que todos nos oigan
No más enterrar talentos
La luz brillará
Todas las cabezas se volverán
Para ver a Cristo
Sí, vivir en Su Esposa
—Jeremy
ENDNOTES
36 Jesús era, y es, la manifestación perfecta de todo lo que Dios cree y valora (Hebreos 1:1-3; Colosenses 1:13-20). Él fue el primero de una nueva raza, el «Primogénito». «La Palabra se hizo carne y habitó un tiempo entre nosotros». Aunque nuestras vidas aún no están totalmente transformadas por Su Palabra, ¡ese es el objetivo por el que hemos decidido pagar cualquier precio! Nosotros también queremos tener la Palabra del Padre manifestada (no solo citada o estudiada) en nuestras vidas por su Espíritu.
37 Hebreos 5:4; Filipenses 2:5-8; Romanos 10:15.
38 Romanos 11:36–12:8.
39 Romanos 15:14
40 Juan 13:1-17, 34-35
41 Esto, por supuesto, es cierto hasta cierto punto, pero no olvides que nuestro Mesías fue llamado (proféticamente) «varón de dolores, experimentado en quebranto».
42 1 Co. 14:33
43 Génesis 13:34; Josué 1:3 ss.
44 Éxodo 23:29-30
45 2 Corintios 12:7
46 Hay grabaciones disponibles de reuniones en las que se expresó o experimentó parte de este pensamiento, bajo los nombres: Spanky and the Gang Take the Land and Have Fun, y Do Take the Kingdom.