CONSTRUYENDO CON SU MODELO Y DISEÑO
VIVIENDO JUNTOS DIARIAMENTE
7/5/2006
Construyendo con Su Modelo y Diseño
Viviendo Juntos Diariamente
Ahora que definimos cuales son los buenos materiales de construcción para la Casa de Dios… considere esto: Suponga que tomamos todos los materiales de construcción que son adecuados para la casa, todas las piedras buenas, toda buena madera y todos los buenos materiales que Jesús escoge para Su Casa y los amontonamos. ¿Qué tendríamos? Aún no tendríamos una casa. La Casa de Dios requiere más que simplemente buenos materiales de construcción (cristianos verdaderos). Sólo porque tienes todos los materiales de la casa apilados en el piso no quiere decir que tienes una casa para pasar la noche. Aquella pila no va a protegerte de la tempestad, no importa cuán buenos sean los materiales.
A fin de ser una Casa buena para que Jesús viva en ella, la Casa de Dios necesita ser construida por todos juntos usando el modelo y diseño de Él. Su Casa es hecha de personas, Sus piedras vivas y Él tiene un modo por el cual necesitamos construir nuestras vidas juntos. Las Escrituras llaman a Jesús el Maestro Arquitecto. Debemos interesarnos profundamente con Su Proyecto, Su Plan.
Dios tiene muchas personas maravillosas por todo el mundo. Lo que viene sucediendo con frecuencia en los últimos 2.000 años es que esas personas han deseado cambiar sus vidas y agradarlo, pero se han frustrado. Ellas no han conseguido encontrar su pleno potencial y realmente servirlo bien. Ellas quieren eso de todo corazón, pero fallan una y otra vez. La razón de fallar es porque muchas veces nosotros construimos de la manera equivocada. Nosotros no construimos de acuerdo con el modelo, el diseño que Dios nos dio. Cuando alguien se esfuerza para hacer algo, pero se esfuerza de manera totalmente equivocada, raramente será exitoso, no importa cuán sincero sea.
La Casa de Jesús es hecha de acuerdo con el diseño y el modelo de Él, no con el nuestro. Y Su diseño es “cien padres, madres, hermanos y hermanas”. Su diseño es que debemos “confesar nuestros pecados unos a los otros” y ser curados. Su diseño incluye “cargar las cargas unos de los otros y así cumplir la ley de Cristo”. Su diseño es que seamos “uno, así como Él y el Padre son uno”. El deseo de Dios no es tener piedras separadas que se juntan los domingos para “frecuentar” una conferencia o un culto, pero Su deseo es una familia construida todos los días, interconectada en todas las áreas de la vida cotidiana como Familia.
Jesús ya eligió el diseño de Su Casa y es el mismo en todo país, cualquiera que sea la lengua o la cultura. El diseño es que todo el pueblo de Dios dé su vida para amar y servir uno al otro todos los días como una Familia, juntos. La verdadera iglesia de Jesús, diseñada a Su manera para ser fuerte, necesita ser una Familia todos los días. Comen juntos de casa en casa, se sirven unos a otros y ayudan unos a los otros en muchas maneras todos los días. Dicen las palabras de Dios unos a los otros diariamente para ayudar a cada uno a volverse más como Jesús. Cuando ven pecado, hacen una caminata y conversan sobre eso, juntos. No esperan hasta el “domingo” para escuchar ah alguien dar un sermón sobre el asunto. La Intención de Dios (Ef 3:10, 1P 2) es que seamos todos sacerdotes diariamente y embajadores de Dios uno para el otro y para el mundo “al levantarnos, sentarnos, y caminar por el camino”.
Somos todos llamados a ser sacerdotes para Jesús. Somos todos llamados a llevar la palabra de Dios y ayudar uno al otro. Eso significa que si vieres a tu vecino ser egoísta o con rabia, o bebiendo, o con orgullo que quiebra el corazón de Jesús, entonces cada uno de nosotros toma la responsabilidad para ayudar al prójimo a cambiar. Eso se aplica todos los días. No tiene nada que ver con los domingos. La verdadera Iglesia de Jesús está hecha de Piedras Vivas y el diseño de la Casa es ser Familia todos los días. No es algo que “frecuentamos”, pero es algo que somos todos los días.
¿Ves ahora como todo eso está conectado? SÓLO con las RELACIONES del DÍA-A-DÍA sabrás si alguien ama la Luz y la Verdad, y entonces es un hijo de Dios. Algunas reuniones durante la semana nunca permitirán a cualquiera saber si alguien ama la Luz y se encuentra débil, o si él odia la Luz y entonces aún no es salvo. El plan de Dios es un tesoro en vasos de barro. El plan de Dios es un sacerdocio de creyentes. El plan de Dios es para Su pueblo “anímense unos a otros cada día”. Cuando realmente vivimos esto juntos, un beneficio es que todos los verdaderos hijos de Dios se vuelven cada vez más maduros. Otro resultado de caminar junto como fue la intención de Dios es que si alguien no ama la luz, queda expuesto como un fingidor. Si no quisiere corrección, si no se preocupa con lo que Jesús dice sobre estas cosas, si se enfada y es arrogante, entonces es expuesto como un cristiano impostor. Se vuelve claro que nunca realmente dio su vida a Jesús porque la verdad es que no se puede tener el Espíritu Santo y no amar la Luz (Jn 3, 1Jn 1, 3).
Si construimos de esa manera—cambiando nuestras vidas egoístas o perezosas, y realmente aprendemos como amar uno al otro, como familia, cada día, asumiendo la responsabilidad para servir y amar uno al otro con la palabra de Dios—entonces será una Casa donde Jesús podrá vivir y podrá amar. Será una Casa con un buen diseño en la cual será fácil para Jesús y para todos nosotros vivir y hacer de ella nuestro hogar.
Jesús dijo que si ponemos Su palabra en práctica, cuando las tempestades vengan (y vendrán), la casa quedará firme. Permanecerá de pie porque está construida sobre la roca de “poner Su palabra en práctica” y no solamente pensar o cantar sobre Su palabra. Si sólo cantamos sobre ella, oramos, y hablamos sobre ella y no cambia la manera en que vivimos poniendo en práctica Su palabra uno con el otro, entonces cuando las tempestades vinieren nuestra casa será puesta en ruinas y destruida, no importa cuán bonita ella aparente ser hoy. Es lo que Jesús prometió en Mateos 7. Por lo tanto, sea firme en construir como Él construye y HAGA algo sobre Sus Verdades. Obedécelas, y las tempestades no van a dañarte.
De la misma manera que un pequeño pájaro o un pequeño conejo se esconde debajo de una roca cuando las tempestades llegan, tú también puedes esconderte en el refugio de las alas de Jesús si construyes de la manera que Él te pide. Las tempestades van a sacudir árboles y mover objetos pesados. Habrá estruendos y los rayos van a caer. Pero si se construye de la manera que Jesús quiere y lo miramos a Él cuando vinieren, estará seguro al abrigo de Sus alas. Las tempestades violentas pasarán y el sol brillará. Los pájaros cantarán otra vez y la vida volverá con una nueva frescura. Será una Casa muy, muy fuerte y bien Diseñada. Cuando las tempestades vinieren y asolaren la Casa, ella resistirá porque fue hecha solamente de buen material y porque el diseño fue bueno. Muy poco daño será hecho a esa Casa maravillosa, y estaremos todos seguros. Así como el Padre fue muy específico acerca de los materiales y el diseño que Noé debería usar para construir el Arca, también Jesús tiene un plan para los materiales y el diseño para Su Casa. Y Su Plan, en la Nueva Alianza, no es un hombre santo dando una conferencia a un grupo de personas “marcando punto” en un culto, pero sus vidas están desconectadas. AHORA es “cien madres, hermanos, hermanas”−relaciones que son profundamente interconectados íntimamente y diariamente “del menor hasta el mayor” por personas que aman la Luz.
Estas son las Buenas Nuevas del Reino de Jesús. Él dijo: “Mi Padre tiene mucho celo por la casa que está siendo construida.” El Padre desea ardientemente que construyamos Su casa a Su manera. En muchos países y ciudades, raramente la casa es construida de la manera que Jesús quiere que ella sea construida. En casi toda “iglesia” en casi todos los países existen personas que se juntan con rituales y tradiciones y de allí siguen caminos diferentes para vivir sus vidas como lo entendieren mejor. Talvez pequen sin importarse o talvez intenten no pecar. Pero no es una casa porque no son una Familia todos los días, juntos.
Es solamente cuando todas las piedras son cimentadas una en la otra por el cemento de la práctica del amor y de la vulnerabilidad, y construidas de acuerdo con el diseño de Dios es que se vuelve un lugar que Él puede llamar Su hogar. Aunque seas una piedra viva muy buena e intentes vivir una vida santa, aún serás sólo una piedra. Si yo coloco esa piedra en el suelo, aún no será un hogar para Jesús. Él no quiere solamente buenas piedras individuales esparcidas por el campo. Debemos exigir de nosotros mismos, como hasta forzarnos, para ser unidos y ajustados a otras piedras. Todos los días necesitamos exigir de nosotros mismos que seamos unidos y ajustados con las otras piedras, diariamente de acuerdo con el proyecto de Dios para la Casa, al “levantarnos, al sentarnos, al caminar por el camino” juntos. Al lavar ropa juntos e ir al mercado juntos. Al trabajar en el campo, haciendo ladrillos, cortando leña, o al prepararnos las comidas, vamos a hacerlo juntos para que seamos una Familia, en vez de muchos individuos o muchas familias. Es en el medio de esas actividades de vida cotidiana que construimos nuestra Fe, Esperanza y Amor juntos. Esas actividades cotidianas, compartidas juntos como Familia, son las “ventanas del alma” que nos permite realmente lavar uno al otro en el agua de la Palabra, diferentemente de la religión haz-de-cuenta que “frecuentas” ceremonias religiosas y alabas con discursos de hombres santos. Jesús no está construyendo nada más que una familia.
Jesús dijo que si realmente obedeces Su voluntad, tendrás cien padres, madres, hermanos, hermanas—no cien vecinos, pero cien miembros de familia muy apegados. Esa es la voluntad de Dios. Estas son las enseñanzas de Jesucristo—que Él construye Su casa con buenos materiales. Los materiales malos no tendrán lugar si no cambiasen al escuchar las palabras de Jesús.