Su Invitación

La invitación de Dios para el mundo entero es de ser un Hogar junto al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, para ser una Novia que ya se preparó para el regreso de su Novio lindo, Jesús.

7/5/2006

Esta invitación, desde el comienzo, ha traído personas en busca de Él. Y esta invitación es también para nosotros. ¿Que significa todo esto? No es un concepto doctrinario y externo. Es un anhelo y un deseo de nuestro interior. ¡Considerando todo lo que Él es y decir: “No puedo vivir sin Él o sin aquello que es precioso e importante para Él! ¡Y no quiero vivir sin eso! No puedo imaginar vivir mi vida fuera de Su voluntad o fuera de Sus propósitos. Quiero seguir al Cordero adonde Él fuere. A cualquier costo, ¡¡lo que Él desea de mi vida—le pertenece a Él!! Él es el Pan de Vida, hallo en Él todo mi sustento y mi satisfacción. Él es la expresión de liderazgo, bondad, perdón y misericordia sin los que no consigo vivir—¡Y ni quiero! Quiero verlo ser fuerte. Quiero verlo ser severo. Quiero verlo ser bondadoso. Quiero verlo ser compasivo y cariñoso. Y verlo ser sabio más allá de mi imaginación. ¡Y QUIERO ESTAR A SU LADO! Quiero oír cada palabra que Él dice. No quiero quedar a más de un paso de Él para el resto de mi vida. No puedo darle las espaldas por mi orgullo egoísta, pereza o porque me lastimé. No puedo darle las espaldas. La tentación existe, pero la pérdida sería demasiada.

Jesús tiene todas esas cualidades. Él es percibido en mil maneras diferentes y es sabio más allá de la expresión. Es nuestro Maestro. Es Jesús. No es algún tipo de cuento infantil. No es algún cuento inventado sobre un Dios allá lejos que creó la tierra y ahora se sienta en un trono grande y blanco. Esto es sobre la persona de Jesús y Su Padre que reinan sobre nosotros. Si buscamos, si tomamos el tiempo necesario para encontrarnos con Él, absolutamente no habrá como resistirlo. El problema ha sido la falta de disposición para entregarnos a Sus manos tan capaces y amables. Su integridad de carácter es más de lo que podemos imaginar. Pero muchas veces no vemos por nuestro distanciamiento, nuestra tendencia de ocuparnos demás, de ser muy egoístas, muy dejados o de simplemente no tomar el tiempo para ser conquistados y atraídos por Él.

El Padre sabe que si pasamos el tiempo para estar con Él en Su Hijo, entonces Él nos demostrará Su carácter de tal manera que Él será absolutamente irresistible. Las cualidades de Su carácter son invencibles. Hay algo en estar con Él que te lanzará lejos de todas estas otras cosas que te dejan pesado y cabizbajo. De repente te deslumbras con una cosa que está fuera de tu existencia agitada. ¡Es JESÚS! Y Él está invitándonos a venir y caminar con Él. Él te deslumbrará con todas Sus cualidades de bondad, misericordia y perdón eterno.

Verás Su sonrisa y el brillo en Sus ojos. Verás como la brisa suave levanta Sus cabellos. Verás, oirás y experimentarás cosas que te llevan a otra realidad, y allí el tiempo no existirá más (Ap 1:12-18). Verás Su liderazgo y Su fuerza. Verás cómo tiene una resolución contra el pecado. Verás que Él tiene un enfoque y una visión clara sobre lo que la vida realmente debe ser. Oirás hasta las profundidades de Sus risas y sentirás el calor de Sus abrazos alentadores.

Ven y síguelo. Te mostrará liderazgo. Te mostrará lo que significa fuerza. Te mostrará un carácter sólido y una calidad de vida que te fascinará tanto que te llevará a querer estar a Su lado porque donde Él está es seguro y protegido. Mostrará bondad y capacidad de sentir las cosas que penetrarán tu corazón y tu vida. Si vienes a Él y das tu vida miserable y egoísta, Él te lavará y te purificará, y colocará Su Espíritu dentro de ti. Entonces, Él resaltará los diamantes, rubíes y las piedras preciosas que están allí. Volverá estas cosas visibles. Te hará una reina; hará un rey de ti.

Su deseo es construir un ejército de seguidores y eso no es sólo una teoría que es lógica o doctrinaria, algo como: “¡Sígueme o irás al infierno!” Bien, eso es verdad, pero no tiene nada que ver con lo que Jesús vino a mostrarle a los doce. ¿Crees que lo seguían a Jesús por los campos porque Él apuntó con el dedo y los amenazó con que irían al infierno si no lo seguían? ¿Recuerdas algún pasaje de ese tipo? ¿Es eso lo que él hizo cuando oró al Padre toda la noche? ¿Él le preguntó al Padre: “Muéstreme lo que debo decir” y entonces se paró y dijo: “Ustedes doce, vengan conmigo o van al infierno”? No. Ellos querían estar con Él porque vieron en Él algo que los dejó maravillados. Vieron Su sabiduría, bondad y paciencia. Vieron fuerte liderazgo y carácter sólido. Ellos pudieron ver ah alguien que podía sufrir los golpes de la vida y encarar las cosas con una sonrisa en Sus labios y valor en Sus ojos. ¡Ellos querían ser iguales a Él, querían estar con Él! No irían a otro lugar porque no había ningún lugar donde querían estar a no ser al lado de Él (Mt 4:19-22, Jn 6:68, Hch 5:20, Hch 3:19-20).

Él no necesita amenazarnos, y tampoco está amenazándonos. Él está invitándonos a verlo por quien Él es, y ver las cualidades atrayentes y la personalidad espectacular que Él tiene para que podamos desear estar con Él, en esta vida y en la próxima. Yo quiero ser igual a Él cuando crezca. Realmente quiero.

No va a tardar, Jesús volverá a por una Novia la cual ya estará preparándose. Y la voluntad del Padre para nosotros no es que frecuentemos a la novia, sino que seamos la Novia… no que frecuentemos la casa, sino que seamos la Casa. Si echas un vistazo al Viejo Testamentos verás que Su deseo siempre fue tener una Casa, no solamente ser el Dueño de personas salvas. Su deseo es tener una habitación, un lugar donde Él pueda vivir en este planeta que Él creó. Jesús no dijo en Lucas 17 que Su Reino no está aquí o allí, pero que está entre personas que aumentaron el espacio en su corazón, sacando las cosas del mundo, deseos carnales, apetitos y ambiciones. Necesitamos ser aquellos que le abrieron espacio a Jesús en sus corazones como Jesús enseñó en Juan 8. Esa es la esencia de la Ekklesia, Su Cuerpo vivo, la Iglesia.

Jesús no vino solamente para perdonar pecados, por más maravilloso que eso sea, y ni para simplemente hacernos pensar sobre Sus enseñanzas. Jesús vino para que pudiéramos experimentar la misma vida con el Padre que Él experimentó—no solamente para vivir aquí, morir, y después ir al cielo. Como la Biblia dice, Él vino aquí para que pudiéramos vivir “en el poder de una vida indestructible” al experimentar la misma comunión, vida y amor con el Padre y con Sus hermanos que Jesús experimentó.

Ser “salvo” está muy LEJOS de ser el final de la historia. Así como fue con el Nacimiento de Jesús, nuestro Nacimiento es SOLAMENTE el Comienzo de una historia muy poderosa que el Padre quiere contar a través de nosotros (Col 1:26-29, Ga 4:19, Jn 7:38). Su deseo es que Cristo se forme en nosotros y que nosotros (Su Pueblo, Su Novia, Su Casa, Su Ekklesia) seamos la expresión de la gloria plena de Jesús de Nazaret en el planeta tierra hoy en día. El deseo de Dios no es solamente que los individuos se reflejen en Jesús, sino que JUNTOS, como un cuerpo, seamos una representación exacta de Jesús.

Y el realizar o ejecutar esas “riquezas inconmensurables” tiene todo que ver con la manera en que vivimos nuestras vidas juntos todos los días. Mucho de lo que la religión y el cristianismo han hecho durante muchos años es enseñarnos grandes enseñanzas sobre Jesús y Su Iglesia. Llegó la hora de pasar de la fase de aprender enseñanzas sobre la iglesia a ser la iglesia (Ef 3:10, Mt 16:18).

Podemos solamente SER Su iglesia y vivir Su Vida al amarnos unos a los otros y compartir nuestras vidas unos con otros cada día. Podemos ayudarnos uno al otro a conocer a Jesús mejor al ayudarnos uno al otro a dejar el pecado, amar más uno al otro, y cuidar las necesidades de los otros más de que la que cuidamos de las nuestras. Estas son las enseñanzas de Jesús. Es así que Él vivió Su vida por nosotros y ahora Él nos ha llamado a vivir así uno por el otro. Así es como la Novia es “preparada” para la regreso de su Novio, Jesús. Nos volvemos más y más lindos al aprender como verdaderamente amar uno al otro más. Al despedirnos de nuestro egoísmo y el orgullo que nos separa, al abrir nuestros corazones y ser sensibles uno con el otro, entonces el Espíritu de Dios, la Gracia de Dios y el Amor de Dios se derraman sobre nosotros… y nos volvemos como la Novia hermosa, LISTA para el regreso de nuestro Novio, Jesús.

Eso es Iglesia—vivir de esa manera todos los días, no frecuentando la casa de Dios, pero siendo el lugar donde Dios Habita. Eso hace que nuestras casas, nuestros lugares de trabajo y nuestra Iglesia se vuelvan uno sólo. No hay más barreras entre mi corazón y el suyo y no existen más barreras entre mi casa y la suya. Yo abandono el egoísmo, orgullo, pereza e incredulidad, y amo a los otros como Jesús me ama. Cuando todos hacen esto, del menor al mayor, Jesús derrama Su aceite de cura y somos la Iglesia, una Novia bella. Jesús no vino para hacernos más inteligentes. Él vino para darnos Vida en toda Su plenitud, para que pudiésemos experimentar Su Vida diaria uno con el otro y no decir palabras prestadas, cantar y orar palabras religiosas coloridas y frágiles. ¡VIDA!

lavidadecristo.com
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