Dios de Orden y Efesios 4
6/1/2003
Malemia, África 1996
Un Victorioso Rey y Dones Para Su Pueblo
Nuestro maravilloso Dios no ha fallado en darnos vislumbres de Su corazón por Su iglesia. Si usted mira las escrituras y presta mucha atención, podrá ver cosas poderosas y Gloriosas sobre Nuestro Rey Jesús y Su Reino.
Jesús fue un poderoso conquistador. En Efesios 4:8 dice que Él “llevó consigo a los cautivos y dio dones a los hombres” (NVI). Imagine la manera en que un victorioso rey vuelve habiendo conquistado otra tierra y trayendo oro, plata y objetos preciosos de las personas que él había vencido. Jesús venció a sus enemigos y vuelve ostentando su victoria, dando presentes a Su pueblo. Estos presentes son los dones que están listados en Efesios 4:11—apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros—son parte de quien es Jesús. Cuando Jesús subió en triunfo a las alturas y envió Su Espíritu Santo, Él no solamente hizo a Su Espíritu morar dentro de aquellos que creen, sino que Él también tomó partes de Si Mismo y lo dio a diferentes personas que creen en Él. Jesús fue un Sumo Sacerdote fiel en toda la Casa de Dios. Él fue un apóstol, profeta, Buen Pastor y un Maestro. Él fue la manifestación encarnada de las Buenas Nuevas.
El Cuerpo Necesita de Todos Sus Dones
La Biblia dice que cuando Jesús fue al Cielo y envió Su Espíritu, Él tomó partes de Si Mismo y los esparció por todo el Cuerpo de Cristo, la Iglesia. Es muy obvio para nosotros que las diferentes partes de nuestro cuerpo físico hacen cosas diferentes. Usted puede ver con sus ojos y consigue oír con sus oídos. Pero usted no oye con su nariz, ni ve con su boca. :) Todas las partes de su cuerpo no son las mismas, sin embargo, todas dependen mucho unas de otras.
Antes de que continuemos con Efesios 4:11, es necesario que usted entienda cuanto necesita de todo el Cuerpo de Cristo. Todos nosotros necesitamos de TODO el Cuerpo de Cristo. En 1 Corintios 12 dice que no podemos decir a los otros: “No necesitamos de ustedes”. En vez de eso, necesitamos decir uno al otro “Yo necesito de ti, yo necesito de ustedes”. Esto es una actitud de corazón que agrada mucho a Jesús.
Jesús tuvo muchos dones en Él y algunos de estos están listados en Efesios 4. En la Iglesia, el Cuerpo de Cristo necesita de todos estos dones. Sin embargo, toda asamblea local no tendrá todos estos dones. Tal vez tendrá que haber buenas relaciones entre pueblos y ciudades. Estas relaciones son buenas y necesarias.
El Don de Edificar
El don de apóstol es un don para edificación. En el primer siglo había muy pocos apóstoles y no muchos profetas. Tal vez hubiese más maestros y más pastores, pero no muchos evangelistas. Ni todos estos dones estaban en toda Iglesia local, entonces las asambleas locales necesitaban tener otros hermanos y hermanas de otras ciudades involucradas con ellos. Si la Iglesia o el Cuerpo de Cristo en su ciudad va a crecer y quedar fuerte, será porque los Creyentes verán y se dirán unos a otros que necesitan de los dones unos de los otros.
Un carro tiene muchas partes—vidrio, hierro y caucho. Este tiene un motor, un timón, luces, claxon y ruedas. Si fuésemos a colocar todas las piezas de un carro en un cuarto, TODO ESTO EN SI no nos daría la capacidad de MANEJAR aquel carro. Al igual si todas las partes fuesen muy buenas, usted no conseguiría entrar en el carro y salir manejando—sin que todas las piezas estuviesen en sus debidos lugares. De cierta manera, sería solamente un montón de hierro sin mucho valor. Esto muestra la importancia del don de apóstol.
Esta parte de Jesús—el don de apóstol—es un don que discierne como colocar todas las partes juntas para hacer funcionar el “carro”. No existen muchos apóstoles en el mundo, así como no lo hubo en el primer siglo. La Biblia nos da una lista de tal vez 26 apóstoles durante todo el primer siglo: los doce apóstoles primarios y otros catorce apóstoles. Otros, a pesar de ser sinceros y realmente amar la obra de Dios, tal vez no tengan el don de ser capaces de discernir como colocar las piezas de un carro en su lugar. Otros, sin ese don de apóstol, tal vez no consigan ver como unir todas las partes en la Iglesia y colocarlas juntas para que sean una Iglesia fuerte—una que tenga un solo corazón, una sola mente y un solo propósito.
El Don de Profeta
El segundo don listado en Efesios 4 es el don de profeta. Un profeta es capaz de ver y oler cosas que son muy buenas o muy malas. Él no depende sólo de lo que puede oír o ver con sus oídos u ojos naturales. Él es capaz de sentir y oler si alguna cosa es de Jesús o no. De esta manera el profeta ayuda a proveer materiales de construcción puros para el apóstol. Todos los cuatro o cinco dones indicados aquí en esta lista tienen un lugar muy especial en el Cuerpo de Cristo. Y si ustedes no tienen esos dones en su asamblea, deberán trabajar arduamente para construir relaciones con tales dones de otras ciudades. Cuando leemos el libro de hechos vemos esto acontecer con frecuencia. Los diferentes dones que están en la lista de Efesios 4 viajan de ciudad en ciudad para ayudar a edificar y animar a los santos locales juntos.
Para ver esto realizado, los dones de apóstol y profeta son de extrema importancia en ocho o nueve puntos listados muy importantes. Sin esos dones, el pueblo de Dios estaría en una pobreza terrible. Podrían ser hasta muy sinceros y amar a Dios mucho, y así mismo vivirían siempre frustrados y en situaciones difíciles. Pero con el auxilio de esos dones, situaciones complicadas pueden ser resueltas.
Colocando el Cuerpo de Cristo en su Lugar
Los dones de Efesios 4:12 son necesarios para preparar al pueblo de Dios para el servicio. La palabra “prepara” tiene el sentido de “concertar, ligar, unir”. En griego, esta es la palabra que Dios escogió para definir el propósito de esos cinco dones—para ayudar a “colocar el hueso de vuelta a su lugar”. Si un brazo está quebrado, el médico necesita colocar el hueso en su lugar. A veces dolerá para colocar el hueso quebrado de vuelta a su lugar, pero es necesario o el Cuerpo de Cristo quedará deformado e inútil. Estos dones mencionados en Efesios 4:12 ayudan a ligar o unir el Cuerpo de Cristo y poner cada parte en su lugar.
Estando Conectado y Entendiendo Las Enseñanzas de Jesús
En Efesios 4:13 vemos que esos dones eran más para la asamblea local—ayudarán a todos nosotros para alcanzar la ¡unidad de fe! Anteriormente en el libro de Efesios somos ordenados a conservar la unidad del espíritu. Dios espera de nosotros que tengamos unidad de espíritu y Dios ordena que realmente nos amemos unos a otros.
Sin embargo, existe una diferencia entre unidad de espíritu y unidad de fe. Sin los dones (mencionado en Efesios 4:14) estando en relación con nuestras asambleas locales, estaremos muy confundidos sobre que creer con respecto a estas cosas. Y por medio de estos dones es que somos edificados hasta que alcancemos la unidad de fe.
Unidad de espíritu es estar conectado a todos los que fueron comprados por la Sangre de Jesús. Nosotros aceptamos y amamos a todos los que tienen la Sangre de Jesús cubriéndolos. Y deseamos recibirlos de la misma manera en que recibiríamos a Jesús. En unidad de fe entendemos juntos las enseñanzas de Jesús—enseñanzas sobre bautismo, imposición de manos, adoración, las reuniones de toda la Iglesia y el don de Espíritu. Estos dones ayudarán a esclarecer como amarse uno al otro, sobre lo que es el liderazgo y sobre lo que es realmente ser un Cristiano. Si nuestras asambleas no tienen relaciones con estos cinco dones, no vamos a tener unidad de fe y vamos a estar bien confundidos.
Intimidad Profunda
Efesios 4:13 también dice que los dones nos ayudarán a tener un conocimiento pleno del Hijo de Dios. La intención del Padre es que entendamos todo sobre Jesús. La palabra para “conocimiento pleno o lleno” en las escrituras es “epignosis”. Es una palabra que significa que debemos tener una intimidad profunda con Jesús. Dios escogió esta palabra para decirnos que debemos tener una relación de intimidad profunda con Su Hijo. Esta palabra no significa tener un conocimiento intelectual, sino tener conocimiento que viene del corazón. Es la misma palabra que explica como María y José aunque no se “conocían” uno al otro íntimamente hasta que Jesús nació. Es la misma palabra usada cuando Adán “conoció” a Eva y tuvieron un hijo.
Entonces, estos cinco dones son absolutamente necesarios para la Iglesia. Ayudan al pueblo de Dios a tener una intimidad plena con Jesús, mirar hacia Él y hallar descanso y fuerza en Él cuando las cosas están difíciles. Aprenderán a invocar el nombre del Señor sin ser avergonzados o decepcionados.
Las palabras de un cántico dicen: “Qué amigo tenemos en Jesús, todos nuestros pecados y aflicciones se los llevó. Qué privilegio es poder llevar todo a Dios en oración.” Estos cinco dones son necesarios para ayudar al pueblo de Dios a tener una amistad con Jesús—una intimidad muy cercana con Él—para que cuando las tempestades violentas vinieren, ellos no se olviden de resguardarse en Jesús. Ellos vuelven sus rostros a Él, ven Su sonrisa animadora, y son capaces de perseverar en medio de la tempestad. Esos cinco dones son necesarios para así tener conocimiento completo e intimidad plena de Jesús.
Firmes en Medio de la Tempestad
Efesios 4:13 continua y dice que esos dones son necesarios para alcanzar la medida completa de la plenitud de Cristo. Esto quiere decir que nuestra personalidad se volverá como la de Jesús, para que entonces no seamos golpeados por aquí y por allá por todo viento de enseñanza mala o todo viento de circunstancias ruines. Vamos a poder mantenernos firmes y fuertes en el amor de Dios. Y cuando las tempestades vinieren y sacudieren todo lo que pudiesen perturbar, la vida de Jesús dentro de nosotros aun será capaz de crecer y se volverá más fuerte. Generalmente Dios deja realmente a la tempestad perturbarnos y llevarnos hasta el borde del desastre. El Padre hizo eso con Su propio Hijo, Jesús. Y Pablo, otro apóstol, “perdieron la esperanza de la vida propia”, las escrituras lo dicen. Estas son las oportunidades que el Padre nos da para volvernos más como Él. Y cuando las tempestades vinieren y las ondas comenzaren a sacudir y el viento a soplar, nosotros no seremos golpeados por aquí o por allá. Al contrario de eso, nos volveremos más y más fuertes y quedaremos más cerca de Jesús y más cerca unos de otros.
Hablando la Verdad en Amor
Efesios 4:15 nos dice que aprenderemos a hablar la verdad en amor. Esos dones nos ayudan a ser capaces de comunicarnos uno con otro de una manera verdadera y que demuestra amor. Esto es muy importante en cualquier relación de amor. Hablando la verdad en amor es descubrir la manera de agradar al Padre y uno al otro por medio de una comunicación apropiada. Debemos hablar la verdad, pero eso debe ser cubierto con amor, paciencia y bondad. Nuestra gentileza debe ser evidente, nuestro amor y paz evidentes. Los dones nos ayudarán a ser capaces de comunicarnos con amor y en maneras que tal vez no conseguiríamos sin ellos.
Aprendiendo a Confiar en Nuestro Señor Amoroso
Las escrituras también dicen en Efesios 4:15 que estos dones nos ayudarán a crecer en todo aquello que es la cabeza, la cual es Cristo. Jesús es la cabeza de todo. Él es el Jefe y Señor sobre la tierra y el mar. Es el Señor de las nubes que llueven y de los vientos que soplan. Él es el Señor de todos los animales rastreros pequeños y también de los animales grandes. Es el Señor de las aves del cielo. Es el Señor de toda piedra en el camino. Nuestro Jesús es el Señor de toda estrella en el cielo y todo sol y luna. Él también quiere ser nuestro Señor, pero Él nos invita para entrar en Su escuela, la escuela de Cristo, donde aprendemos a dejar a Él ser nuestro Señor también. Aprendemos a confiar en Él. Aprendemos que Él es muy sabio, que Él sabe todas las cosas, y que Él es muy fuerte para protegernos. Cuando no lo dejamos ser nuestro Señor, es solo porque no confiamos en Él lo suficiente o no confiamos que Sus caminos son perfectos y que Su amor es tan grandioso, aquel que nunca falta.
Y entonces estos dones nos ayudarán a crecer dentro de la autoridad de Jesús, para ver cuán maravilloso Él es—cuan digno de nuestra confianza, fuerte, sabio y amoroso es Él. Así, podemos confiar en Él y vamos a hacer cualquier cosa que Él nos pida.
David, un amante de Dios, escribió muchos cánticos de amor al Padre. El Padre también escribió un cántico de amor para David y lo llamó un hombre conforme al corazón de Dios. Una de las razones porque David fue llamado un hombre conforme al corazón de Dios era porque él sabía que Dios era tan bueno y maravilloso que Él nunca iría a dejarlo o llevarlo por un camino errado. Dios no iría a dejarlo o aplastarlo. Dios no iría a darle una piedra si pidiese pan. Dios proveería todas las cosas para él, si él simplemente mirase hacia Él y se sometiese a Su camino en todas las cosas. David haría cualquier cosa que el Padre le pidiese, no porque era un robot obediente, sino porque él confiaba tanto en el amor y en la sabiduría del Padre. Es eso lo que aprendemos con esos dones: cuan confiable y seguro es nuestro Padre, y cuantos buenos presentes, no ruines, da Jesús, a Sus hijos. Entonces podemos confiar en Él para ser nuestra cabeza porque Él es muy, muy bueno para nosotros.
“Yo Necesito de Usted”
Efesios 4:16 dice que todo el cuerpo esta “ajustado y unido por el auxilio de todas las juntas”. Así como los brazos y las piernas quedan bien ajustados en el cuerpo, estos dones ayudan al Cuerpo de Cristo a unirse y ser capaz de hacer la obra de Dios. Usted puede imaginar como el cuerpo humano no tendría mucha utilidad si los brazos y las piernas estuviesen esparcidos en diferentes partes. Podrían hasta ser partes maravillosas y muy fuertes para ellos mismos, pero si no están conectados una a otra en amor y conectadas a la cabeza para recibir dirección de la cabeza, entonces el cuerpo tendría muy poco valor.
Quiero animarlos, santos, a entender el valor de esos dones y ver todas las cosas maravillosas que vienen de ellos. Estén comprometidos a recibir hermanos y hermanas de otros lugares para ayudarles a tener esa lista maravillosa de cosas que surgen de relacionarse con estos dones. Con eso podemos volvernos útiles para Jesús. Podemos volvernos amorosos y sabios, así como Jesús es. Podemos volvernos mucho más capaces de alcanzar a nuestra comunidad, mucho más capaces de tener familias amorosas, mucho más capaces de criar hijos amorosos y obedientes, y mucho más capaces de usar nuestros propios dones en amor, porque recibimos estos cinco dones en nuestra comunidad. Ninguna asamblea local tiene todos estos dones (por lo menos yo no he visto esto todavía). Entonces Dios nos fuerza a necesitar uno de otro de aldea en aldea, de ciudad en ciudad. Él quiere que nosotros sepamos que necesitamos uno de otro para que no permanezcamos niños o en la infancia. Él quiere que ¡CREZCAMOS hasta la PLENITUD de SU HIJO!