Un Cimiento de Jesús

6/1/2003

Chisitu, África, 1996

Personas…No Edificaciones

La Biblia enseña que Dios no habita en casas hechas por hombres. Efesios 2 y muchos otros pasajes en la Biblia dicen que nosotros somos la morada o habitación de Dios por el Espíritu—esto es, la Iglesia.

Sabemos cómo es una edificación religiosa, entonces, si la casa de Dios son las personas y no un edificio, ¿cómo será ella?

Cuando usted anda por las calles, usted generalmente consigue identificar un edificio religioso porque su aspecto se parece a un edificio religioso. Pero si una Iglesia verdadera está hecha de personas y no es un edificio, ¿cómo realmente será ella? ¿Cómo ella será identificada? ¿Cómo se nota la diferencia entre una Iglesia verdadera y una falsa? Lo que sigue es una descripción de la Iglesia cuando ella está hecha de personas y no de piedras.

Cuando Jesús está mirando de arriba hacia abajo por una verdadera Iglesia, ¿cómo es que Él la reconocerá? En primer lugar, una verdadera Iglesia hecha de piedras vivas que Jesús ve y ama, necesita ser hecha de materiales buenos. Si una edificación es hecha de materiales defectuosos, usted sabe que ella caerá. Si la madera que sostiene al tejado está podrida, ello caerá. Los ladrillos que son débiles, hechos incorrectamente, o hechos de material inapropiado, no pueden sostener el peso e irán a desmoronarse. Una Iglesia verdadera que es hecha por Dios y no por las manos de hombres, es hecha de piedras vivas—esto es, cristianos verdaderos—y no rocas muertas, ladrillos o paja. Si la casa que Dios está edificando con personas va a resistir, no podrá tener piedras malas en ella. (1 Corintios 3-5)

Del Menor al Mayor, Todos lo Conocerán

La profecía sobre el Nuevo Testamento dice que la Iglesia que Dios edifica (Jeremías 31, Hebreos 8, Hebreos 10) es la Iglesia verdadera y del menor al mayor, todos sus miembros conocerán al Dios Vivo.

En la “iglesia” del Antiguo Testamento, usted se volvía un miembro por causa de quien sus padres eran (judíos). Si usted básicamente creyese en la cosa cierta y sus padres fuesen parte de esta iglesia, y usted “frecuentase la iglesia” regularmente y diezmase, entonces era miembro de la “iglesia”. En la Iglesia de Jesús del Nuevo Testamento, eso no es verdad. Usted necesita dar su corazón a Dios. La profecía sobre el Nuevo Testamento dice que la Iglesia que Dios edifica (Jeremías 31, Hebreos 8, Hebreos 10) es la Iglesia verdadera y del menor al mayor, TODOS sus miembros conocerán al Dios Vivo. Si una persona realmente no conoce a Dios, ella no puede ser un miembro de la Iglesia de Jesús. Ella sería un ladrillo débil o una madera podrida. La Casa que Jesús edifica es la mejor casa en el mundo. Y Jesús solamente usará materiales auténticos y buenos para edificar Su Casa.

Sin Mezcla

Hechos 3 dice que Jesús fue un profeta y que Él construiría a Su Iglesia y cualquiera que no Le obedeciese sería completamente eliminado del medio de su pueblo. Jesús dice la misma cosa en Mateo 18. Él dice que si una persona continua teniendo odio, es obstinado o egoísta y continua teniendo malos hábitos como borrachera, gritar a su esposa e hijos, engaña en sus negocios, es mentirosa o perezosa, entonces debemos ir hasta ella e intentar ayudar. Sin embargo, si a esa persona no le importa obedecer las enseñanzas de Jesús, entonces debemos traer a dos o tres personas y conversar con ella de nuevo. Si ella aun no tiene interés en lo que Jesús dice, y no quiere cambiar, entonces necesitamos conversar con la Iglesia entera y (necesitamos) pedir que esa persona quede fuera.

En 1 Corintios 5 dice que debemos quitar el fermento de la masa. Jesús nos manda no comer ni asociarnos con una persona que no quiere cambiar su vida para estar de acuerdo con las enseñanzas de Jesús. No podemos tener comunión con ella, y la Biblia dice que ella necesita ser expulsada de nuestro medio. Jesús es un gran constructor. Y Él no edificará con piedras débiles o maderas podridas. Él quiere construir una Casa Gloriosa para morar—una que es digna de un Rey, ese es Él.

Escogiendo los Materiales de Construcción

Por eso los materiales de construcción en la casa de Dios necesitan ser de la mejor calidad. Eso NO quiere decir que toda persona es perfecta. Lo que quiere decir es que toda persona desea amar y obedecer a Jesús y no menosprecia la ayuda de los otros que quieren ayudarle a amar y obedecer a Jesús; cada uno quiere esa ayuda. Buen material de construcción para la Casa de Dios es cuando una personaama la luz”, de acuerdo con el Propio Jesús. Material de construcción malo, como la madera podrida, no quiere la luz. Esa persona dice: “No me juzgues. ¡Cuida de tu propia vida!” Ella dice de manera defensiva: “Quite la viga de su propio ojo”. Ese tipo de material de construcción es malo y Él dijo que eso es inaceptable en Su Casa. Jesús no construirá Su casa de esa manera. Eso es madera podrida y será completamente eliminada del medio del pueblo. (Hechos 3:23, Mateo 18, 1 Corintios 5) En una iglesia Verdadera, una persona que actúa así no es bienvenida. No importa cuanto dinero ella tenga o cuanto conoce la Biblia. Esa persona puede hasta ser un líder, pero si no tiene un espíritu sensible a las enseñanzas de Jesús, entonces no puede ser parte de la Iglesia verdadera de Jesús que es hecha en Espíritu. Si alguien se resiste al amor y súplicas, sabiduría, ayuda y paciencia, para dejarlos entre el Pueblo de Dios sería para nosotros desafiar también a Jesús por ignorar Sus mandamientos.

Jesús construirá solamente con materiales de construcción buenos. Si estuviéramos casados con Él en una Alianza y bajo Juramento, volviéramos las espaldas a otros amores, Naciéremos una segunda vez, tuviéramos corazones abiertos, amáremos Sus enseñanzas y realmente quisiéramos cambiar las cosas en nuestras vidas que necesitan ser cambiadas, y volvemos nuestro rostro a Él en momentos de adversidad o dificultad, pidiendo a Él y a nuestros hermanos y hermanas por ayuda, entonces somos lindas piedras vivas para la Casa en que Jesús vive. Todo eso tiene que ver con el tipo de materiales que Dios usa para construir Su Casa.

Una Casa Edificada con Sabiduría

Entonces, ahora que hemos definido lo que son buenos materiales de construcción para la Casa de Dios… considere esto: Suponga que unimos todos los materiales de construcción que son adecuados para la casa, todas las piedras buenas y la buena madera, y todos los buenos materiales que Jesús escoge para Su Casa y colocamos todo eso en un montón. ¿Adivina qué? Aún no tenemos una casa. La Casa de Dios requiere más que simplemente buenos materiales de construcción (Cristianos verdaderos). Sólo porque todos los materiales están amontonados no quiere decir que usted consigue dormir en ella. No lo protegerá de la tempestad, no importa cuan buenos sean los materiales.

Existe una forma por la cual debemos construir con estos buenos materiales—un modo con el que Jesús quiere construir usando Sus piedras Vivas. Así como una edificación religiosa tiene cierto aspecto o características, así también lo tiene la Iglesia verdadera de Jesús; ella no está hecha de piedras, pero sí de personas, Piedras Vivas. Y ella necesita ser edificada de cierta forma junta para ser una buena Casa para la morada de Jesús.

Existe un modo de edificar la casa para que sea fácil vivir en ella y resista las tempestades. Jesús es un constructor muy sabio y Él edifica Su Casa de ese modo. Vamos a conversar como es la Casa de Jesús, porque si nosotros no construimos de esa manera, la casa caerá cuando las tempestades vengan. Nosotros debemos construir con el mejor material. Malos materiales no son bienvenidos en la Casa; solamente si cambiaren para volverse buenos materiales, de acuerdo con Jesús.

El joven rico era considerado un hombre razonable y bueno. Pero él no recibió las bienvenidas en aquel momento para formar parte de la Casa de Jesús porque había codicia en su corazón. Él dependía de su dinero bastante más que de Jesús. El tener que dar todo su dinero lo dejó muy triste. Entonces Jesús dice: “Usted no puede formar parte de la Iglesia así. Hasta que no cambie su corazón, yo no puedo acogerte para ser una piedra Viva en Mi Casa.” Jesús aún edifica Su Casa así. Él mira hacia nosotros y nos ama, así como amó a ese hombre, pero Él nos llama para cambiar. Y si no vamos a cambiar, a pesar de todo Su amor y todas Sus promesas, Él no podrá usarnos como piedras Vivas. Él nos dejará de lado hasta que tengamos un corazón quebrantado.

El Diseño de la Casa

Aunque tenemos buen material para construir la Casa, también el diseño necesita ser bueno. Jesús ya escogió el diseño de Su Casa y es el mismo en todo país, cualquiera que sea la lengua o la cultura. Es que todo el pueblo de Dios dé su vida para amar y servir uno al otro todo día como una Familia, juntos. La verdadera Iglesia de Jesús, diseñada a Su manera para ser fuerte, necesita ser una Familia todos los días. Comen juntos de casa en casa, sirven unos a los otros y ayudan unos a los otros de muchas maneras todos los días. Hablan las palabras de Dios unos con otros diariamente para ayudar a todos a volverse más como Jesús. Cuando ven pecado, hacen una caminata para conversar sobre eso, juntos. No esperan hasta el “domingo” para oír a alguien predicar un sermón sobre el asunto. La intención de Dios (Ef. 3:10, 1P. 2) era que todos nosotros seamos diariamente sacerdotes y embajadores de Dios uno para el otro y para el mundo “al levantarnos, sentarnos, y andar por el camino.”

Todos somos llamados a ser sacerdotes para Jesús. Todos somos llamados a llevar la palabra de Dios y ayudar uno al otro. Eso significa que si usted viese a un vecino siendo egoísta o con rabia, o bebiendo o con orgullo que quiebre el corazón de Jesús, entonces cada uno de nosotros toma la responsabilidad para ayudar uno al otro a cambiar. Eso se aplica a todos los días. No tiene nada que ver con los domingos. La verdadera Iglesia de Jesús es hecha de Piedras Vivas y el proyecto de la Casa es ser una Familia todos los días. No es algo que “frecuentamos”, sino algo que somos todos los días. Si construimos de esa manera—cambiando nuestras vidas egoístas o perezosas, y aprendiendo realmente a amar uno al otro como familia, cada día, asumiendo la responsabilidad para servir y amar uno al otro con la palabra de Dios—entonces será una Casa donde Jesús podrá vivir y podrá amar. Será una Casa con un buen proyecto y será fácil para Jesús y para todos nosotros vivir y hacer de ella nuestro hogar.

Será una Casa mucho más fuerte y bien protegida. Cuando las tempestades vinieren y asolaren la Casa, ella resistirá. Muy poco daño será hecho a esa Casa maravillosa, y estaremos todos seguros. De la misma manera en que el Padre fue bien específico sobre que materiales y con que proyecto Noé debería construir el Arca, Jesús también tiene un plano para los materiales y proyecto de Su Casa. Y Su plano no es, en la Nueva Alianza, un hombre santo dando un discurso para una organización “basada en comparecencia” de personas desligadas. AHORA es “cien madres, hermanos, hermanas”—relaciones fuertes diarias entrelazadas íntimamente “del menor al mayor” de amantes de la Luz.

Estas son las Buenas Nuevas del Reino de Jesús. Él dice: “Mi Padre tiene mucho celo por la casa que está siendo construida”. El Padre desea ardientemente que construyamos Su Casa a Su manera. En muchos países y ciudades, raramente la casa es construida de la manera que Jesús quiere que ella sea construida. En casi toda “iglesia”, en casi todos los países existen personas que se unen por rituales y tradiciones y de ahí siguen caminos diferentes donde viven a sus propias maneras. Tal vez pequen sin importarles o tal vez intenten no pecar. Pero no es una casa porque no son una familia todos los días, juntos

Manteniéndonos unidos como una Unidad

Solamente cuando todas las piedras son colocadas juntas con el pegamento de amor práctico y vulnerabilidad y construidas por el diseño de Dios es que ella se vuelve un lugar que Él puede llamar casa. Aunque usted sea una piedra viva muy buena e intente vivir una vida santa, usted aún es solamente una piedra. Si yo colocara esa piedra en el suelo, aún no sería un hogar para Jesús. Él no quiere solamente buenas piedras individuales esparcidas por el campo. Debemos exigir de nosotros mismos, hasta forzarnos, para hacernos unidos y ajustados a otras piedras. Todos los días necesitamos exigir de nosotros mismos que seamos unidos y ajustados con las otras piedras, diariamente de acuerdo con el proyecto de Dios para la Casa, al “levantarnos, al sentarnos, al andar por el camino” juntos, lavando ropa juntos o yendo al mercado juntos. Cuando trabajamos en el campo, haciendo ladrillos, cortando leña o al prepararnos los refrigerios haremos eso juntos para que seamos una familia en vez de muchos individuos o muchas familias. Es en esas cosas “pequeñas” de la vida diaria que unimos nuestra Fe, Esperanza y Amor. Esos trabajos diarios vividos juntos como una Familia son “ventanas del alma” que nos permiten verdaderamente lavar unos a los otros en el agua de la Palabra envés de la religión fingida de “frecuentar” ceremonias religiosas y canciones y discursos de hombres santos. Jesús no está construyendo nada a no ser a la familia.

Cien Padres, Madres, Hermanos, Hermanas

Jesús dice obedece realmente Mi voluntad, y tendrás cien padres, madres, hermanos, hermanas—no cien vecinos, sino cien miembros de familia muy apegados. Esa es la voluntad de Dios. Estas son las enseñanzas de Jesucristo—que Él construye Su casa con buenos materiales. Materiales malos no son bienvenidos si no cambian cuando oyeren las palabras de Jesús. La Casa de Jesús es hecha de acuerdo con Sus diseños, no con los nuestros. Y Su diseño es “cien padres, madres, hermanos y hermanas”. Su diseño es que debemos “confesar nuestros pecados unos a los otros” y ser curados. Su diseño es que debemos “cargar las cargas unos de los otros y así cumplir la ley de Cristo”. Su diseño es que debemos ser “unidos y ajustados, así como Él y el Padre son uno”—tan unidos que cuando ve a Marcelo, usted ve a David. Cuando ve al Hijo, usted ve al Padre. Jesús dice que seriamos uno así como ellos son uno, entonces necesitamos también ser de esa manera. El Diseño de Dios no es piedras separadas que se juntan un domingo para “asistir” a un discurso o ceremonia, sino una familia que es edificada junta todos los días, entrelazados en todas las áreas de la vida diaria, como una Familia.

Este es el proyecto de Dios. Las tempestades vendrán y esa casa permanecerá firme. Jesús vendrá para vivir en ella y ella traerá satisfacción para Él. Esta es la voluntad de Dios para Su pueblo en todos los países y nosotros lo invitamos a llevar eso muy en serio.

Trayendo Gran Satisfacción a Jesús

Si tiene cualquier cambio que necesita ser hecho, Jesús dice: “Si ustedes Me aman, obedecerán Mis mandamientos”. Entonces por favor, hagan los cambios que Jesús está llamándole a hacer. No tenga miedo. Algunas personas no aman la Verdad y quedarán con rabia de esas cosas porque ellas tienen algo que esconder en sus vidas; los verdaderos caminos de Dios son siempre en oposición a satanás, el enemigo.

Entonces tenga valor, persistencia y paciencia con estas cosas. Muestre su amor a Jesús al realizar todo lo que usted puede hacer para obedecer a esas enseñanzas de Jesús. Halle hermanos y hermanas con quien pueda estar, orar y conversar todos los días. Derrumbe las barreras entre usted y sus hermanos y hermanas—barreras de miedo y de orgullo, barreras de pereza o de vergüenza, barreras de timidez y barreras de críticas. Junte todas estas barreras y remuévalas por amor a Jesús. Aprenda como amar uno al otro todos los días. Esto no solamente traerá gran satisfacción a Jesús porque es el proyecto cierto para Su Iglesia, sino también cambiará radicalmente su vida. Ponga al Señor a prueba; estas cosas son verdaderas.

Para ustedes Cristianos genuinos, que tienen el Espíritu Santo habitando en ustedes—un día no tendremos más barreras con los idiomas. La maldición de la torre de Babel será quebrada; todas las piedras vivas serán capaces de tener verdadera y completa comunicación y comunión unas con las otras.

lavidadecristo.com
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