Cinco Sillas

6/1/2003

Martes por la tarde, 5 de Octubre, 1999

Con la gracia de Dios me gustaría dar algunas herramientas para entender y discernir el comportamiento de las personas. Vamos a suponer por un momento que tenemos delante de nosotros cinco sillas. Y sentados en esas sillas a cinco individuos, representando cinco tipos diferentes de personas que usted probablemente encontrará en su jornada en esta tierra.

Las Dos Primeras Sillas

En la primera silla tenemos un incrédulo o idólatra—alguien que declara que no quiere seguir a Jesús. Tal vez sea un musulmán, un hindú, o un ateo. Esa persona declara no ser un Cristiano.

En la segunda silla, entretanto, tenemos a una persona que declara ser un seguidor de Jesús, sin embargo no Le obedece. En las reuniones, hasta aparenta amar a Jesús, pero realmente no Lo ama, porque no Le obedece. En Mateo 7, Jesús dijo que habrían muchas personas que irán a decir: “Señor, Señor”. Habrá muchos que harán obras extraordinarias en Su nombre, pero a ellos, Él dirá: “Apártense de Mí, nunca los conocí”.

Todos saben que la persona de la silla uno no es salva porque ni siquiera declara seguir a Jesús. Sabemos que si no tiene al Hijo no podrá tener al Padre. Si no cree en su corazón que Dios levantó a Jesús de la muerte, la Sangre no lavará sus pecados. Esa persona dice no tener interés en el Salvador. Ella ni cree que Jesús sea el Hijo de Dios. Esa persona no podrá ser salva porque no confía en Jesús. La sangre de Jesús no lava sus pecados. Hasta que la persona en esta silla no se someta a Jesús, no podrá ser salva. Ella tal vez sea considerada como una excelente persona, un buen padre, un fiel trabajador, pero no podrá ser salva sin haber sido lavada en la Sangre purificadora de Jesús.

Por otro lado, la persona de la segunda silla dice: “Soy un Cristiano”. Pero el comportamiento de esta persona es malo, aunque ella tal vez haga obras aparentemente “buenas” en Nombre de Jesús. En el Evangelio de Lucas, Jesús dice que en el Día del Juicio, las personas como estas dirán: “Jesús, tu enseñaste en nuestras calles. Comiste en nuestras mesas. Hicimos milagros en Tu nombre y dimos dinero a los pobres”. Pero Jesús dice a estas personas en Mateo 7:21: “Tu no me obedeciste. No hiciste la voluntad de mi Padre. Nunca te conocí”. Jesús está hablando aquí que muchas personas que dicen ser Cristianas y hasta hacen obras maravillosas en Su Nombre, en realidad están en el camino largo de la destrucción. Son personas que declaran ser Cristianas, miembros de Iglesias, pero la verdad es que no lo son.

La persona de la primera silla no es salva por causa de su incredulidad. La persona de la segunda silla no es salva por causa de su desobediencia, que también no deja de ser incredulidad de acuerdo con la Biblia.

Las Otras Tres Sillas

Ahora, las otras tres sillas representan a las personas verdaderamente compradas por la Sangre de Jesús y son sus seguidores fieles. Estas tres personas son Cristianas. Pero quiero aclarar una cosa para que no haya ninguna confusión con la persona de la silla dos.

Hay un pasaje muy interesante en 1 Juan 2 que identifica a los individuos que tenemos en las últimas tres sillas. Juan dijo: “Escribo para ustedes hijitos, escribo para ustedes padres, escribo para ustedes jóvenes”. Y después dice nuevamente: “Escribo para ustedes hijitos, escribo para ustedes padres, escribo para ustedes jóvenes”. Ahora la manera normal para ordenar estas cosas sería; hijitos, jóvenes, padres. ¿Cierto? Pero Dios nos da ese orden: “Hijitos, padres, jóvenes”.

Hijitos, padres, jóvenes—todos esos individuos son salvos. Son personas que creen que Jesús es el Hijo de Dios, sus pecados han sido perdonados y son lavados en Su Sangre. La silla tres representa a los hijitos, la silla cuatro representa a los padres y la silla cinco representa a los jóvenes. Podría considerarlos como que son bebes, adultos maduros o responsables y después guerreros.

Lo que quiero dejar claro es que algunas veces la conducta de un niño, hasta siendo totalmente salvo, su comportamiento tiene la apariencia de una persona no salva (como la persona de la silla dos). Pero la persona de la silla número tres (hijito Verdadero) es lavada en la Sangre de Jesús. La persona de la silla numero dos tal vez declare que fue lavada en la Sangre de Jesús, tal vez cante himnos sobre la Sangre de Jesús que salva, sin embargo la persona sigue y continua intencionadamente en rebelión contra Jesús; entonces, esa persona no es una Seguidora verdadera de Jesús. “Quien dice estar en Él debe andar como Él anduvo.” “Todo aquel que no escucha a Jesús será separado del medio del Pueblo.” Y todo aquel que tiene esa esperanza, se purificará a sí mismo, así como Cristo es puro.” “Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque la Simiente de Dios permanece en él. Él no puede estar en pecado, porque es nacido de Dios.”

El Dilema de la Silla Dos / Silla Tres

A veces el comportamiento de la persona de la silla dos podrá ser hasta mejor que el comportamiento de la persona de la silla tres. Pero hay algo sobre las Buenas Nuevas de Jesús que usted tiene que entender. La persona de la silla tres es salva porque ella se rindió a Jesús y buscó ser limpia por la Sangre de Jesús. En Efesios 1 y Gálatas 3, Dios habla que cuando una persona cree en Jesús en su corazón (no solamente en su cabeza), Él da el regalo del Espíritu Santo para vivir dentro de ella. El Espíritu Santo es dado a todos los que verdaderamente confían y creen en Jesús de todo corazón.

Ahora, tenemos un dilema. Si juzgamos solamente por el comportamiento, ¿cómo sabremos cómo responder? ¿Y si encuentra un Cristiano bebe que se comporta mal, y del otro lado, un incrédulo que dice ser Cristiano, pero por lo que usted consigue ver, tiene un comportamiento mejor? Bien, ¿alguien ya fue salvo del pecado por causa de su buen comportamiento? ¿Son esas las Buenas Nuevas de Jesús? ¿Las Buenas Nuevas son que nosotros somos salvos por nuestro buen comportamiento? ¡Claro que no! Nosotros somos salvos por la Sangre de Jesús. Nosotros somos salvos de nuestros pecados pasados y futuros por la Sangre de Jesús.

¿Por qué entonces en la Biblia dice en el libro de Gálatas que todos los que viven como un pecador no entrarán en el Reino de Dios? Parece que nuestra salvación es afectada por nuestro comportamiento. Pero sabemos que eso no es verdad. Somos salvos por la Sangre de Jesús, no por nuestro comportamiento. ¿Por qué entonces la Biblia habla de que todos los que viven en pecado y continúan viviendo en pecado no podrán entrar en el Reino de Dios y no van para el Cielo? ¿Por qué Jesús dice: “Las ovejas son las que hacen Mi voluntad y Me obedecen, y las cabras son aquellas que no Me obedecen”? Jesús dijo que las ovejas van al cielo y las cabras van al infierno. Y Jesús dijo que vamos a conocer a las ovejas por lo que hacen y a las cabras por lo que dejen de hacer. Parece que somos salvos por nuestra conducta. Pero sabemos que eso no puede ser verdad.

Solucionando el Dilema

¿Cuál es el mensaje aquí? ¿Cómo vamos a entender este aspecto del Evangelio? Bien, ese es el misterio y el poder de las Buenas Nuevas de Jesús. A todos los que verdaderamente dieron sus corazones a Jesús y dejaron su pasado les es dado el regalo del Espíritu Santo. Leemos en 1 Juan que tenemos muchas señales de la habitación del Espíritu Santo en la vida de una persona. Hay muchos que dirán: “Señor, Señor”, pero oirán de Jesús: “Nunca te conocí”. Así sabemos que una persona no es necesariamente un Cristiano sólo porque declara serlo o sólo porque hace cosas maravillosas en Nombre de Jesús.

El libro de 1 Juan fue escrito aproximadamente 60 años después de Pentecostés. El apóstol Juan tenía tal vez entre 85 y 90 años. Juan tuvo muchos años para pensar y orar sobre como es un verdadero Cristiano. En este tiempo (60 años después del día de Pentecostés) ya había muchas personas que habían crecido dentro de la Iglesia. En el tiempo que ya había pasado, hubieron bebes que nacieron, crecieron y después tuvieron sus propios bebes. Así, hubo muchas personas que crecieron diciendo las palabras ciertas porque sus padres dijeron las palabras ciertas. A esa altura, había muchas personas que “crecieron dentro de la Iglesia”, sabían todas las canciones, aplaudían, cantaban y decían todas las palabras ciertas. Pero Juan reconoció que, aunque algunos pudiesen parecer Cristianos, tal vez nunca hubiesen dado verdaderamente sus vidas a Jesús. Una persona no es un Cristiano porque sus padres son Cristianos, ¿correcto? Una persona no es un Cristiano por frecuentar reuniones. Una persona no es un Cristiano por confirmar mentalmente las cosas ciertas. De acuerdo con Jesús, una persona no es un Cristiano por la virtud de hacer milagros en Su Nombre. En aquel Día habrá muchas personas que aparentemente hicieron milagros en su Nombre. Pero Él les dirá: “Apartaos de Mi a la oscuridad. Yo nunca los conocí”

Un Depósito del Espíritu Santo

Como ya mencioné, el libro de Juan fue escrito más o menos 60 años después de Pentecostés. Juan responde muchas de esas preguntas que probablemente él también tuvo que afrontar. Juan escribió varias cosas en 1 Juan que describen como se comporta un Cristiano genuino. Vez tras vez él describe las evidencias en la vida de una persona que tiene ese regalo del Espíritu Santo. La Biblia dice que todos los que son verdaderamente Cristianos tienen un deposito o una señal (es una garantía de que Él terminará lo que comenzó) que es el Espíritu Santo.

Cuando una persona compra una casa o un carro, a veces da una señal o un primer pago. Aquel deposito o señal indica que el comprador realmente está interesado en la compra. Ese primer pago es como una garantía de que el pago total vendrá. La Biblia dice que Dios da como una señal o un primer pago el Espíritu Santo a todos los que creen. Esto es una prueba de que somos herederos de la vida eterna. Si alguien no tuviere esta señal o depósito del Espíritu Santo, es una indicación de que no hubo ningún acuerdo o alianza entre esta persona y Jesús.

Es por causa de eso que Juan, el apóstol, dice que la diferencia entre una persona que no es Cristiana y una que es Cristiana, no es si ellas hacen milagros o creen en las cosas ciertas, sino son las que tienen el Espíritu Santo. ¿Y cómo será cuando una persona verdaderamente tiene el Espíritu Santo? ¿Hará milagros? ¿Frecuentará las reuniones y cantará bonito para todos? No, esas cosas no son indicadores que nos ayudarán a entender quien tiene el Espíritu y quien no lo tiene. La persona en la silla tres, que es un bebe en la fe, puede haberse rendido a Jesús verdaderamente de corazón, pero a veces puede mostrar un mal comportamiento.

Algunos Aman la Luz

Juan y Jesús nos dieron una prueba muy importante para aclarar esta situación. Jesús colocó de esta manera en Juan 3: “Algunos aman la luz y algunos odian la luz”. Juan dice: “Si aún estamos en pecado, entonces no conocemos a Dios y es la prueba de que no tenemos el Espíritu Santo” (1 Juan 1-4).

Jesús dice: “Algunos aman la Luz y algunos odian la Luz”. El comportamiento de una persona salva podría, a veces, no ser muy bueno, pero porque esta persona tiene el Espíritu Santo en su vida, amará a la luz y a la verdad. Como un recién nacido, ansiará la leche espiritual pura de la Palabra. Cuando alguien llega a esta persona y dice: “Hermano su comportamiento en el trabajo o con su esposa me deja preocupado. ¿Usted percibe que cuando hace estas cosas, está dañando a muchas personas incluyendo a Jesús”? La persona de la silla tres tal vez comience a llorar y diga: “Usted tiene razón. Sé que habla la verdad. En mi corazón estoy triste por la manera en que traté a mi esposa. Estoy agradecido por avisarme. Yo quiero que me cuente estas cosas. Yo necesito de su ayuda.” Esto es una evidencia muy fuerte de que esta persona tiene al Espíritu Santo y es realmente salva.

Tal vez el comportamiento de esta persona no sea muy buena en su casa o en su lugar de trabajo en el comienzo, pero la Biblia dice que si esa persona es verdaderamente salva, el Espíritu Santo se manifestará con un amor por la Luz y exposición a la Verdad. Esta persona dirá: “¡Ore por mí! ¡Pida a Jesús que me ayude! ¿Por favor—USTED ayúdeme, también? Yo te invito a hablar conmigo las palabras y las maneras de Jesús a cualquier hora. Yo abro mi corazón y acojo a la Luz, Verdad y el Sacerdocio de todos los creyentes.”

¿Qué dirá la persona de la silla dos? Esta persona no tiene el Espíritu Santo. Esta persona puede estar haciendo milagros en nombre de Jesús. Esta persona puede estar cantando, danzando o hasta dando sermones, aún sin el Espíritu Santo. ¿Cómo usted puede saber si esta persona no tiene el Espíritu Santo y realmente no es salva? Porque cuando usted va a esta persona y dice: “Su comportamiento no es muy bueno con su esposa”. Esta persona dice: “¡Usted está juzgándome! ¡Saque la viga de su propio ojo! ¡Usted sólo piensa en más reglas! ¡Preste atención a su propia vida! ¿Quién piensa que es usted para venir y hablar conmigo de ese modo? ¿Usted no sabe que yo soy un buen “pastor”? ¡No puede hablar conmigo de esa manera! ¡No toque al ungido de Dios!” Esta persona no es salva porque no ama la Luz. Hay fuerte evidencia de que esta persona no tiene el Espíritu Santo porque no ama la Luz. Algunos aman la verdad por eso son salvos. Algunos no aman la verdad y no son salvos (2 Ts. 2:10). Algunos aman la Luz y algunos odian la Luz porque sus obras son malas (Juan 3:19-21).

Entonces, si usted sólo juzga por el comportamiento, usted cometerá errores. A veces el comportamiento de la persona de la silla número dos y de la persona de la silla número tres aparentemente es similar. En realidad, a veces la persona de la silla numero dos aparenta ser mejor que los Cristianos de la silla número tres. La persona de la silla numero dos parece, a veces, que está haciendo trabajos grandiosos para Jesús. Pero Jesús en Juan 3 y el apóstol Juan en la carta de 1 Juan dicen que no debemos juzgar por el comportamiento. Usted sólo puede entender quién es salvo y quien no lo es por el Espíritu Santo. Y una de las evidencias principales que el Espíritu vive dentro de una persona es como responde a la Luz.

La Nueva Alianza

Vuelvo hasta el Antiguo Testamento para ayudar a demostrar este punto. La profecía sobre la venida de Jesús en la Nueva Alianza puede ser encontrada en el libro de Jeremías 31 y también en Ezequiel 36. En ambos lugares, la misma cosa es dicha sobre la venida de la Nueva Alianza. Dios dice que en la Vieja Alianza, un hombre dice a su vecino: “¡Conoce al señor, conoce al señor!” (Y nosotros hemos intentado por muchos años restablecer esa Vieja Alianza en la Iglesia de hoy, y esa idea es errada).

La Nueva Alianza, de acuerdo con Jeremías y Ezequiel, es así: “La prueba de que YO he perdonado sus pecados y que no me acordaré más de sus trasgresiones, la prueba de que verdaderamente he perdonado sus pecados y les he hecho Cristianos, es que YO colocaré Mi Espíritu en ustedes y los haré cumplir mis mandamientos y decretos”. La prueba de que una persona verdaderamente es un Cristiano y que sus pecados están perdonados, de acuerdo con lo que fue profetizado seiscientos años antes de Jesús, es que Jesús colocará Su Espíritu en ellos y transformará sus corazones de piedra en corazones de carne. Él colocará su Espíritu en ellos y ahora las ovejas conocerán la voz de su Pastor.

La Prueba del Espíritu Santo

Un Cristiano, un participante de la Nueva Alianza, ama la Verdad (2 Ts. 2:10) y ama la Luz (Jn. 3:19-21) y es ahora “un participante de la naturaleza DIVINA” (2 P. 1:4; Ro. 6:1-14). Esa es la prueba de que el Espíritu vive en ellos o en cualquiera de nosotros. No necesitamos sólo aceptar la palabra de todo mundo sólo porque dicen “¡Señor! ¡Señor!” ¡Esto es una buena noticia! ¡Paganos o falsos religiosos ya no pueden controlar más las Iglesias! Podemos obedecer ahora, a través de la relación, el mandamiento para tirar “el fermento de la masa” sin ser ¡“jueces”! Si ellos no aman la Luz al punto de ser expuestos y no desean ardientemente crecer en Jesús, pero en vez de eso se ofenden, resisten y se cierran quedándose a la defensiva, entonces, de acuerdo con Jesús, no son salvos y no son parte de Su Iglesia. Ahora, recuerde: “SÓLO CON LAS RELACIONES DIARIAS PODRÁ saber si alguien ama la Luz y la Verdad, y entonces es un hijo de Dios. Algunas reuniones durante la semana nunca permitirán a alguien saber si otro ama la Luz y si sólo está un poco débil o si ellos odian la Luz y entonces aún no son Salvos. Si ellos no aman la verdad y no lo desean de todo corazón (se resisten a la Verdad con orgullo, defensa y culpan a otros), entonces el Espíritu Santo dice que ellos no son salvos. ¡Entender eso es primordial! Si ellos son salvos, TIENEN el Espíritu Santo (Ro. 8:9, Gálatas 3, Efesios 1). Y la PRUEBA de que ellos tienen el Espíritu Santo es que gozan obedecer y no cuantas veces cuentan un gran “testimonio” y dicen: “¡Señor, Señor!” (Mateo 7). Son nuevas creaciones y ahora aman la Luz, aman la Verdad (2 Tesalonicenses 2:10) y “como bebes recién nacidos, desean” que la Palabra de Dios sea aplicada en sus vidas (1 Pedro 2). Debajo de la Nueva Alianza, no tenemos que convencer a alguien: “Conoce al Señor, conoce al Señor”. Nosotros no tenemos que decir: “Cambie su comportamiento para que pueda actuar como un Cristiano”. Ahora podemos decir: “Su comportamiento no es como el de Jesús”. Los verdaderos creyentes, con el mismo apetito de bebes recién nacidos por la leche, dirán: “Usted tiene razón. ¡Dios perdóname! ¿Usted, también perdóneme? En 1 Corintios 12 y Efesios 4 dicen que yo necesito de su ayuda para ser todo lo que puedo ser para Jesús. ¿Usted puede ayudarme? Por favor, ore por mí. Y si usted me ve actuando nuevamente así, por favor, venga nuevamente a mí. Y si yo no le escucho muy bien, por favor, traiga otros dos o tres y venga a conversar nuevamente conmigo, esa es la manera que mi Maestro y mi amado Jesús dice que hagamos.”

¿Usted recuerda aquella escritura en Mateo 18? Si usted habla con un hermano y en el principio, él no te entiende o no te escucha, Jesús dice que usted debería traer a dos o tres hermanos para ayudar a que él entienda. Y después, si él aún no entiende y no decide cambiar, entonces usted debe contarlo a la Iglesia entera. ¿No es eso lo que nuestro Señor nos enseñó que hiciéramos?

Ahora, digamos que usted viene a mí porque estoy enojado con mis niños y usted dice: “Usted no debería estar enojado así con sus niños. Usted puede ser amable.” O si estoy peleando con las personas y tengo pleitos con ellas y usted viene a mí y dice: “Dios dice que un siervo de Él no debe pelear.” Si yo fuese un pequeño bebe espiritual, podría decir: “Sepa usted, yo realmente no veo lo que usted está diciendo. Yo realmente no estoy de acuerdo con usted. No estoy entendiendo lo que usted está diciendo. Usted dice que mi comportamiento es malo, pero yo realmente no lo veo de ese modo. Por favor, traiga otras tres personas para ayudarme a entender, porque yo no concuerdo con usted. Si usted tuviere razón, yo quiero saber sobre esto, porque quiero cambiar. Entonces, por favor, traiga otros dos o tres para ayudarme a entender y hasta igual cuéntenlo a la Iglesia si fuera necesario, porque yo quiero entender.”

Mire Para el Corazón, No el Comportamiento

Este corazón es la prueba que el Espíritu Santo vive dentro de una persona. El regalo del Espíritu Santo es el depósito que garantiza la herencia de ella. “Este es el veredicto”, Jesús dice en Juan 3. Eso es lo que separa a un inocente de un culpable. No es que todos son perfectos, pero aquellos que tienen sus pecados perdonados, TODOS “aman la Luz”. Ellos tienen el regalo del Espíritu Santo que antes no lo tenía. Ahora, desde lo profundo, sus corazones de piedra se volvieron en corazones mansos. Allá en lo profundo, Dios está haciéndolos mantener sus mandamientos y decretos. Desde su interior, ellos se preocupan por las palabras de Jesús sobre su comportamiento. Las ovejas conocen la voz del Pastor porque ellas tienen el Espíritu de Jesús. Las ovejas dicen: “¡Yo quiero seguir a Jesús, condúzcame en esta dirección!” Las cabras dicen: “¡Déjeme sólo! ¡Yo puedo hacer milagros! ¡Yo doy mi dinero a los pobres! ¡Yo soy mejor que usted y no me preocupo de lo que dices!”

Mirar el comportamiento no es el mejor modo para entender el corazón. Si el comportamiento de una persona es mala, es un indicativo que hay un problema. Pero si usted no puede hablar con ella, porque ella no ama la Luz, entonces usted tiene un problema serio. Aquella persona no es salva. Por otro lado, si el comportamiento de una persona no es muy bueno, porque ella aún es un bebe, el comportamiento aún es un problema. Tal vez ella aún no ha entendido algunas cosas, pero ama la Luz y quiere ayuda. Y esto es una situación factible.

No sólo debemos mirar los problemas de comportamiento. Muchas personas tienen problemas porque tal vez fueron criadas por sus padres equivocadamente. Otras tuvieron amigos de mala compañía antes de que se volviesen discípulos de Jesús. Antes de venir a Jesús, muchos (como yo y varios de ustedes), quizás estaban entregados al pecado, y entonces entramos en el Reino con hábitos bastante malos. ¡Pero nuevamente, la cuestión es ¿amamos la Luz?!

¿Usted recuerda este ejemplo de la Biblia? Los creyentes en Corinto eran Cristianos nuevos. Ninguno de ellos eran Cristianos por más de tres o cuatro años. Ellos vivían en una ciudad muy malvada llamada Corinto. Había muchas cosas malas en aquella ciudad. Muchos creyentes de la Iglesia de Corinto se involucraron en estas malas cosas, inclusive en la homosexualidad y muchas otras cosas, de acuerdo con la carta. Estos creyentes habían salido de estas cosas muy malas, pero aún eran bebes. Ellos habían dado sus vidas a Jesús, pero aún tenían flaquezas y malos hábitos. Entonces, su comportamiento aún no era perfecto. ¿Sin embargo usted recuerda lo que Pablo dice cuando confrontó algunos de sus problemas? Él dice: “Yo sabía que ustedes obedecerían”.

En la segunda carta a los Corintios, en el capítulo 7 Pablo dice: “Cuando ustedes recibieron mi primera carta, ustedes respondieron con mucha energía y gran arrepentimiento. Ustedes fueron amedrentados por el mal que vieron en sus propias vidas. Ustedes estaban alarmados por esto y estaban muy serios y apasionados para liberarse de aquel pecado.” Pablo dice: “Yo dije a Tito que sabía que cuando ustedes recibiesen mi carta se arrepentirían.” Eso es lo que dice en 2 Corintios 7.

El comportamiento de aquellas personas de la Iglesia en Corinto era muy malo. Pablo escribió a ellos en la primera carta confrontando los diferentes tipos de pecado. Pero ellas eran verdaderamente salvas y Pablo sabía de eso entonces podía escribir: “Porque ustedes tenían el Espíritu Santo, sabía que al traer estas cosas prestarían atención y se arrepentirían. Hasta incluso dije a Tito que ustedes se arrepentirían. Entonces, ahora, Tito retornó a mí y trajo un mensaje adorable que trae gran alegría a mi corazón; la noticia que ustedes se arrepintieron de la misma manera como dije que lo harían.” Cualquier persona que tiene el Espíritu Santo aceptará una carta o a un hermano si viene para ayudarlo, pues quiere cambiar.

Las Buena Nuevas de Jesucristo es que somos lavados por su Sangre y todos nuestros pecados son perdonados porque ponemos toda nuestra fe en Jesús como nuestro Salvador. Una prueba de que hicimos eso de corazón, es el depósito que garantiza nuestra herencia, y es el Espíritu Santo dado a todo Cristiano verdadero. Si una persona tiene el Espíritu Santo, ella amará la Luz y la Verdad. Y entonces su comportamiento comenzará a cambiar. Ella se arrepiente de la manera que trata a su marido o a su esposa y cambia. Ella se arrepiente de la forma que trata a sus colegas de trabajo, o sus niños, o a sus vecinos y cambia su comportamiento. Ella se arrepiente de los pecados pasados y malos hábitos, y cambia volviéndose más madura.

El Plan de Dios Para Hacernos Crecer

¿Ahora, usted ve como ese asunto tiene que ver con la Iglesia? El plan de Dios es un tesoro en recipientes de barro. El plan de Dios es un sacerdocio de creyentes. El plan de Dios es que su pueblo “anime uno al otro diariamente”. Cuando realmente vivimos esto juntos, un beneficio es que todos los verdaderos hijos de Dios se vuelvan cada vez más maduros. Otro resultado de caminar juntos como fue la intención de Dios es que si alguien no ama la Luz, es expuesto como un farsante. Si no quiere ser corregido, si no se preocupa por lo que Dios dice sobre estas cosas, si se queda enojado y arrogante, entonces es expuesto como un falso Cristiano. Queda claro que realmente nunca dio su vida a Jesús, pues la verdad es que una persona no puede tener el Espíritu Santo y no amar la Luz (Juan 3, 1 Juan 1, 3).

Así, cuando la iglesia está siendo verdaderamente la Iglesia, entonces, como sacerdotes todos nosotros ayudaremos uno al otro a crecer en madurez. Todos vamos a ser Luz y Vida uno para el otro. Todos nosotros ayudaremos uno al otro a ver cosas que no podríamos ver en nosotros mismos. Si yo fuere egoísta, no siempre veré mi egoísmo. Pero mi egoísmo hiere a Jesús. Mi egoísmo está perjudicando mi habilidad de amar a Jesús. Si yo tuviere egoísmo, estoy perjudicando mi habilidad de ser bendecido por Dios, porque Dios no bendecirá el egoísmo. Perjudica mi testimonio para Jesús si yo fuere un hombre egoísta. Así el propósito de un sacerdocio es ayudar uno al otro diariamente a conocer mejor a Dios—en el mercado, en la casa, en el trabajo. En la Iglesia, yo puedo crecer y dejar de ser un bebe egoísta y finalmente volverme un verdadero hombre de Dios.

Pablo dice (1 Co. 3) que algunas personas que son salvas escapan apenas a través de las llamas. Estas personas van para el Cielo, pero escapan con sumo cuidado a través de las llamas para llegar allá. Lea usted mismo en 1 Corintios 3. La Biblia dice que algunas personas son salvas, pero ellas escapan quemadas por las llamas, mas esa ¡no es la intención de Dios! No es el deseo de Dios que nosotros apenas alcancemos el Cielo por las llamas. La intención de Dios no es que un grupo de bebes llenos de pecado lleguen al Cielo. La intención de Dios es que seamos una Ciudad establecida en una colina que no puede ser escondida. La intención de Dios es que seamos establecidos como la Mayor de las montañas. La intención de Dios es que nosotros seamos una Novia que se ha preparado. La intención de Dios es que seamos una Novia pura, sin macha y sin culpa. La intención de Dios es que su Iglesia sea un yugo igual para Su Hijo cuando Él vuelva por Su Novia.

Todos los que son permitidos por Dios dentro de la Iglesia aman la Luz. Algunos de nosotros podemos ser inmaduros. Algunos de nosotros podemos hasta comportarnos mal a veces. Pero cuando el Espíritu de Dios verdaderamente habita en nosotros y somos verdaderos Cristianos en vez de falsos Cristianos, amaremos la Luz. Y al amar la Luz, junto con otros hermanos y hermanas, podemos ayudarnos uno al otro a crecer. Entonces todo mundo crecerá cada vez más fuerte y cada vez más sabio. Podemos tener cada vez más amor de Jesús y cada vez más poder de Dios en nuestras vidas. El testimonio de Jesús podrá volverse cada vez más fuerte y humillar al enemigo. No habrá más un grupo de bebés que son una vergüenza para el Testimonio de Jesús—un grupo de bebés con mal comportamiento que no es nada parecido con Jesús. Un grupo de bebés con mal comportamiento no estremecen a las puertas del infierno. Un grupo de bebés con mal comportamiento no ayudarán a los incrédulos a volverse seguidores de Jesús.

Cuando somos una Iglesia de hombres y mujeres de Dios que son maduros y se parecen con Jesús en sus vidas, cuando la Iglesia es una Novia gloriosa, sabia y maravillosa para Jesús con el poder de Dios y Su carácter en nuestras vidas, todos los días, entonces las personas estarán muy impresionadas con Jesús y van a querer ¡¡conocerlo!!

Entonces considere este asunto sobre lo que es un falso Cristiano (silla número dos) y que es un verdadero Cristiano (silla tres, cuatro y cinco). Considere que el buen comportamiento no significa necesariamente que usted es un buen Cristiano (Mateo 7). Considere que el mal comportamiento no necesariamente significa que usted no es lavado por la Sangre de Jesús. La cuestión verdadera, de acuerdo con Juan 3, 1 Juan 1, 2 Tesalonicenses 2 y 1 Pedro 2 es que un verdadero creyente tiene el Espíritu de Dios. El comportamiento de un verdadero creyente a veces puede ser malo, como a veces el comportamiento de un niño pequeño no es bueno. Pero si nació una segunda vez del Espíritu, entonces, como recién nacido, desea ardientemente la Verdad y la Luz. El propósito de la Iglesia es ayudar a aquella persona con mal comportamiento, pero que ama la Verdad, a tener la sabiduría y el valor para obedecer a Jesús y volverse más madura.

Necesitamos definir correctamente lo que es un Cristiano. También necesitamos vivir como la Iglesia debe vivir—amonestando uno al otro todos los días para que ninguno sea endurecido o engañado por el pecado. Necesitamos vivir como un sacerdocio. Todos los bebés van a quedar cada vez más fuertes. Ahí Jesús tendrá Su testimonio—una Novia llena de Su Espíritu y de Su Personalidad. Jesús tendrá su Iglesia contra la cual las puertas del infierno no prevalecerán. Y entonces, la belleza de Jesús estará aquí para que el pueblo del Islam, del Hinduismo y todo el mundo lo pueda ver. No debemos ser un montón de bebés diciendo las cosas ciertas pero no viviendo como Jesús vive. Y, la Iglesia no es un grupo de Cristianos falsos que dicen cosas ciertas pero que ni siquiera tienen el Espíritu de Jesús viviendo dentro de ellos en Persona. Pero nosotros podemos y debemos ser una Novia gloriosa para Jesús. Esta es la Buena Nueva del Reino de Dios.

Poder Para Cambiar, Poder Para Exponer

Ahora, volvemos a la ilustración de las cinco sillas. Las personas que tal vez estén en la silla dos, tres, cuatro y cinco son todas halladas en la mayoría de las asambleas religiosas de hoy. Estos cuatro tipos de personas son hallados en grupos como Bautista, Nazareno, Metodista y Asambleas de Dios. Porque hemos construido erróneamente la Iglesia, todos estos tipos de personas se encuentran juntas. Todas las “cuatro sillas” están juntas, incluyendo la silla dos que no debe ser permitida en las Iglesias como “miembro”. Pero, por falta de relaciones verdaderas y profundas, y ningún sacerdocio diario (como Dios deseó y mandó), esas personas en la silla dos son bienvenidas (en desobediencia al Maestro, [1 Co. 5]). Y eso es tan malo cuando las personas en la silla tres a menudo son ignoradas o rechazadas. Francamente, más del 85% de las personas permitidas en las Iglesias mundialmente están en la silla dos o tres. Eso es muy triste. Eso no sucedería si estuviéramos construyendo de la ¡MANERA que JESÚS construiría! Raramente habría una persona Islámica o Hindú que pensara ser parte de la Iglesia. Pero la Iglesia religiosa normal (que realmente no es una Iglesia como Dios la define) tiene esos cuatro tipos de personas juntas. ¿Comprendió?

Si viviéremos de la manera en que Jesús dice y comenzáremos a construir la Iglesia de la manera correcta ahí podremos descubrir quiénes son los farsantes y quienes son aquellos que están débiles que podemos ayudar. Si la Iglesia fuera construida sobre relaciones diarias en vez de reuniones los domingos, entonces todos esos cuatro tipos de personas tendrán relaciones todos los días. El farsante y los verdaderos hijos, padres y jóvenes estarán relacionándose uno con los otros todos los días. Como usted ya sabe, la Biblia dice amonéstense unos a los otros todos los días. La Biblia dice que un verdadero Cristiano confiesa su pecado uno al otro diariamente. Dice también que debemos servir unos a los otros, amar unos a los otros y llevar las cargas unos de los otros y así cumplir la Ley de Cristo. Si la Iglesia fuere como debería, entonces tendrá el poder de cambiar las situaciones y mostrar las cosas.

Usted recuerda en Hechos 2:42-47, que desde el primer día del Cristianismo, ¿todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común? Esto no era por causa de “cultura” o “conveniencia”—eran personas viviendo la Vida y las Enseñanzas de Jesús. Hoy las personas se esconden atrás de los argumentos de “es la cultura” para que se disculpen por el hecho de que aman al mundo y las cosas del mundo y quieren un dios de conveniencia para el culto del domingo o el del miércoles en la noche, o “el grupo de células” de los viernes. Pero el Pueblo de DIOS, nacido de lo alto con LAS PRIORIDADES DE JESÚS, estaba todos los días en lugares públicos y de casa en casa. Todos ellos estaban juntos diariamente, fieles a las enseñanzas de los apóstoles, fieles a la comunión, fieles al partimiento del pan, fieles a la oración. Ellos no tuvieron un “bolsa común” (Hechos 5:4-5), pero sí una Vida Nueva dentro de ellos, como Dios mandó, “no consideraban suya alguna cosa que poseían.” La Biblia dice que ellos permanecían firmes en un sólo espíritu, luchando unánimes por la fe. La Biblia dice que eran unidos y ligados por el auxilio de todas las juntas. Esa es la Iglesia del Nuevo Testamento—relacionándose todos los días con corazones abiertos. Cada miembro de la Iglesia vive como si tuviese cien madres, hermanos y hermanas. Cuando construimos así, el poder de Dios nos puede cambiar, mostrar y deshacer los lugares fuertes del enemigo en nuestras vidas.

Necesitamos Construir a la Manera de Dios

Si nosotros construimos de la manera que los hombres construyen, con las tradiciones de los hombres, nosotros tenemos un sermón en la reunión del domingo, y entonces estas personas, incluso falsos cristianos de “la silla número dos”, asisten al espectáculo como audiencia. Ahora, 1 Corintios 5 dice que hay que tirar el fermento de la masa. La Biblia dice que cuando hubiere entre ustedes chismosos o personas inmorales, o personas egoístas, o personas idolatras, o personas que aman el mundo, debemos quitarlas de la asamblea. Las escrituras dicen que no debemos ni siquiera comer con las personas que afirman ser creyentes pero viven de este modo. No debemos asociarnos con ellos o ser sus amigos. JESÚS dice que DEBEMOS “expulsar a ellos de nuestro medio”. La Biblia dice que cualquiera que se llama a sí mismo hermano y vive con esos pecados debe ser quitado de la asamblea. Ahora, ¿cómo usted hace eso los domingos? No lo vamos a conseguir. Es imposible en los cultos del domingo y es imposible cuando la calidad de vida es reducida a los domingos por muchos de los “miembros”.

¿Por qué no es posible obedecer las escrituras que nos llaman a ser Uno y a “tirar el fermento de la masa”? Porque hemos construido equivocadamente. Cuando construimos con las tradiciones de los hombres, esta persona débil (el niño de la silla tres) parece ser muy mala y esta otra persona (de la silla dos) ni siquiera es salva, pero muchas veces parece ser un héroe. A veces es hasta un diacono, o un anciano o un ¡“pastor”! Esta persona de la silla dos está haciendo “milagros” en nombre de Jesús. En el culto del domingo, este hombre es un héroe—pero ni él mismo es un ¡Cristiano! Esta otra persona de la silla tres parece ser débil. Pero esta persona débil es salva—y aquella persona de la silla dos da las disculpas, “no ama la Luz” y “este héroe” mismo ni es salvo. Él es el fermento y Dios dice que no debemos permitir que esté ahí.

Ahora, algunas personas usan las enseñanzas de Jesús de la parábola del trigo y la cizaña (Mt. 13) como disculpa para permitir el pecado en la Iglesia diciendo: “Necesitamos dejar al trigo y la mala hierba crecer juntos, como dice Jesús. Los ángeles tomaran cuenta de esto en el fin de los tiempos.” Este es un engaño terrible. Están torciendo lo que Jesús dice (a veces sin saber, a veces intencionalmente ¡para su propio beneficio!). Lea la parábola usted mismo y verá que Jesús NO contradice lo que Pablo dice por el Espíritu cuando nos ordenó que ¡quitemos el fermento de la masa! Jesús NO dice: “Usted debe dejar crecer a la mala hierba en la Iglesia.” Jesús dice: “El campo es el ¡MUNDO!” Jesús NO dice: “El campo es la IGLESIA.” Claro que, estamos “en el mundo, pero no somos parte de él” y el enemigo sembrará mala hierba “EN EL MUNDO”. Nosotros NO debemos crear una “utopía” social y espiritual en el “MUNDO” a través de intentar quitar toda la mala hierba de “el MUNDO”. Nosotros debemos ser “la sal de la tierra” y la “luz del mundo” y así es que ¡“TODOS LOS HOMBRES sabrán que ustedes son Mis discípulos”! La Iglesia debe ser “una ciudad en una Colina que no puede ser escondida” de forma que “ellos puedan ver sus buenas acciones y glorificar a Dios en el Día en que él nos visite”. Nosotros DEBEMOS permitir que la mala hierba crezca con el trigo, “EN EL MUNDO”. Sin embargo, Jesús NO dice: “El campo es la IGLESIA”. La mala hierba y el trigo NO crecen juntos en la Iglesia, de acuerdo con Dios.

“Hacen mal en jactarse. ¿No se dan cuenta de que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Desháganse de la vieja levadura para que sean masa nueva, panes sin levadura, como lo son en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado. Así que celebremos nuestra Pascua no con la vieja levadura, que es la malicia y la perversidad, sino con pan sin levadura, que es la sinceridad y la verdad. Por carta ya les he dicho que no se relacionen con personas inmorales. Por supuesto, no me refería a la gente inmoral de este mundo, ni a los avaros, estafadores o idólatras. En tal caso, tendrían ustedes que salirse de este mundo. Pero en esta carta quiero aclararles que no deben relacionarse con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera deben juntarse para comer. ¿Acaso me toca a mí juzgar a los de afuera? ¿No son ustedes los que deben juzgar a los de adentro? Dios juzgará a los de afuera. ‘Expulsen al malvado de entre ustedes.’” (1 Corintios 5:6-13 NVI).

Es claro que Jesús no se contradice. El “campo” donde el trigo y la mala hierba crecen juntos hasta el fin de los tiempos no es la “Iglesia”. De acuerdo con Jesús, el “campo es el MUNDO”. ¡Nunca deje a nadie engañarlo con un mensaje de desobediencia y mezcla!

Ahora, vamos a ser prácticos. Si comenzáremos a construir correctamente, de la manera que la Biblia dice que una Iglesia debe ser construida, entonces todos los cuatro tipos de personas estarán entre sí diariamente. La persona de la silla dos parece ser un héroe en una reunión—¡él puede cantar MUY bien y conoce TANTO la Biblia! ¡No es él maravilloso! Pero al vivir todos los días juntos, usted puede notar que él está enojado con su esposa. Cuando usted se aproxima a su casa un martes, usted podrá oírlo gritando a sus hijos. O usted pasa por su casa un jueves en la noche para darle un hola y leer un pasaje de la Biblia con él, pero descubre que él no está en casa. Usted pregunta por él a su esposa, “¿Dónde está su marido? ¿Lo busco para leer un fragmento de la Biblia con él?” y ella dice: “Yo no sé dónde está. Él no está en su oficina. Simplemente él sale y vuelve tarde y yo no sé a dónde se va.” ¿Cómo usted descubrirá eso en un culto de domingo? Usted sólo descubre que este hombre ama el mundo y tiene una vida secreta si usted estuviere en su casa un jueves en la noche. Él no usará un distintivo en un culto de domingo que diga: “Yo soy un hipócrita y tengo una vida secreta”. Entonces, usted le dirá: “Yo fui a su casa para orar con usted y leer la Biblia ayer en la noche y usted no estaba allá. ¿Dónde estuvo usted? Su esposa no sabía dónde estaba. ¿Usted fue con otros hermanos a compartir a Jesús en las calles?”

Él responde: “No, yo no estaba. Pero no es asunto suyo donde estuve.”

Entonces usted dice: “Bien. ¿No quiere hablar sobre esto conmigo? ¿Yo puedo saber por qué?

“Esto no es asunto suyo. Saque el tronco de su propio ojo. Usted está lleno de reglas y me está juzgando.”

“Está bien, yo entiendo su punto de vista, ¡pero le imploro que lo considere de nuevo! Tal vez no hay ningún problema. Pero necesito preguntarle, porque estoy inseguro en mi corazón. ¿Usted no quiere al menos hablar conmigo y ayudarme a entender?”

“No. Preocúpese de sus propios asuntos.”

“Bien, entonces, yo necesito hacer lo que mi Jesús me dice que haga en una situación así. Yo necesito invitar a otros dos o tres hermanos y tendremos otra conversación sobre esto. ¿Tiene alguien de su preferencia con quien podemos concordar que dio su vida a Jesús y tiene discernimiento? Jesús me ordenó traer a dos o tres hermanos y hablar sobre estas cosas. Considerando que usted dice ser seguidor de Jesús, entonces no se sentirá incomodo si yo obedezco a Jesús y traigo a dos o tres hermanos para podernos sentar y hablar sobre esto.”

Él responde con: “Yo no quiero hablar con dos o tres hermanos. Preocúpese de sus propios asuntos.”

Entonces usted percibe: “Ah, tenemos un problema serio aquí”. Si nada cambia, entonces el hecho de que no “ama la Luz” y ni “ama la Verdad” es prueba de que en verdad es un “fermento” que debe ser quitado de la Iglesia si no hubiere ningún arrepentimiento.

Una Herramienta Útil

Ahora, ¿cómo fue que descubrimos que teníamos un problema muy serio en esta familia? Este hombre era un súper hombre los domingos. ¿Cómo descubrimos que este hombre era un hipócrita, llevando una doble vida? Estando en casa de él un jueves en la noche. Y al fin, descubrimos que este hermano no amaba la Luz. Y porque él no amaba la Luz, es la prueba de que no tenía el Espíritu de Dios. Él no quiso cambiar. Él no se preocupó en saber cómo pensaba usted. De acuerdo con 1 Corintios 5, cuando una persona se llama hermano y vive en pecado, ni debemos comer con ella, ni asociarnos con ella como un amigo y debemos quitarla de nuestro medio. Si construimos de la manera que los hombres construyen, ¡nunca SABRÍAMOS que había algún problema en la vida de este hombre! Su conciencia está quedando más y más dura. Pero si construimos como Jesús nos dice que construyamos, exhortándonos uno al otro diariamente, tal vez esta persona pueda volverse una persona verdadera.

“Tengan cuidado, hermanos, no sea que en alguno de ustedes haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. Antes, exhórtense los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: ‘Hoy;’ no sea que alguno de ustedes sea endurecido por el engaño del pecado. Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad.” (Hebreos. 3:12-14 NBLH)

Si construimos de acuerdo con las tradiciones de los hombres y somos parte de la rutina del culto del domingo, vamos a concluir que este hombre es un Cristiano. Pero Dios dirá: “Yo nunca te conocí”. ¿Cómo podemos ayudarlo si su pecado, rebelión, o amor al mundo nunca fuere expuesto? A veces el mejor evangelismo sucede dentro de las tradiciones de los hombres con las personas que piensan que ya son Cristianas.

Si construimos correctamente todos los días, de casa en casa, entonces el pecado será expuesto y descubriremos si otros aman la Luz o no. Si ellos no aman la Luz, entonces podemos ponerlos donde deberían estar, que de acuerdo con Dios, es “Expulsarlos de nuestro medio”. Ahora este hombre no es más un súper héroe. Él comenzará a pensar sobre su alma porque ya no tiene más a todos los apoyos a su alrededor. Tal vez ahora él pueda volverse un verdadero Cristiano.

Igualmente, al construir como Dios construye ¡descubrimos las verdaderas RIQUEZAS que nunca habríamos descubierto! Si estuviéremos involucrados diariamente uno con el otro, como Dios lo ordenó, en la vida uno del otro, en las familias, en los empleos y en los Trabajos para el Mesías, juntos, cosas maravillosas acontecerán, lo que nunca habría acontecido en algún “programa de grupo de células” o reunión de domingo. SI vivimos como Dios dice: “Luchando como un hombre por la Fe”, “Igual siendo muchos somos UNO” y “TODOS los creyentes estaban juntos y compartiendo todo en sus vidas”—entonces estas cosas maravillosas acontecerán. Pero esto requiere “En PRIMER lugar Buscar el REINO” en vez de llevar vidas individualistas, separadas, de acuerdo con la carne y sangre cuando debería ser por el Nuevo nacimiento Espiritual.

La historia nos muestra muchos hombres que estaban en la “silla número dos” y eran líderes cristianos, pero ni ellos mismos eran ¡salvos! ¿Usted, alguna vez, oyó hablar de Charles Finney? Como hombre crecido, él era líder del coro en una iglesia. Descubrió que ni él mismo era un Cristiano. Fue cuando él se convirtió verdaderamente y se volvió un hombre de Dios. Charles Finney fue usado para traer a 500,000 personas a Jesús durante su vida. ¿Usted sabe que John Wesley era un hombre muy celoso y religioso al crecer? Pero descubrió que ni él mismo era un Cristiano. Él entonces se convirtió verdaderamente y se volvió un hombre de Dios. Puedo nombrar muchos más hombres que conocemos hoy como hombres muy poderosos de Dios en la historia que eran hasta líderes en el Cristianismo, pero descubrieron que nunca eran realmente Cristianos.

Si la Iglesia realmente fuere una Iglesia con relaciones diarias, entonces podemos ayudar a las personas que son hipócritas. Obedeciendo a Dios e involucrándonos en sus vidas, siendo un Sacerdocio, llevando y recibiendo diariamente “Luz” y “reprensión”, estaremos sirviendo a estas personas y sirviendo a nuestro Dios de manera ¡maravillosa! Y, si fueren muy orgullosas y tercas, si fuere necesario tenemos que obedecer a Dios y ponerlas fuera de la Iglesia si no desean oír la palabra de Dios. Esto es una “herramienta” de la “caja de herramientas” de Dios para verdaderamente ayudar a las personas que son muy orgullosas y desobedientes. Pero, si hiciéremos como Dios lo hace, podemos realmente ayudarlas a tener una historia milagrosa como Finney o Wesley, ¡tal vez! Podemos hacer que ellas sientan hambre por la Palabra de Dios cuando nosotros “no comemos con ellas y ni nos asociamos con aquellos que se llaman hermanos pero que no dejan el pecado”. Eso es mucho mejor que permitirlas continuar siendo engañadas y pensando que: “todo está bien”. Tal vez ellos se arrepientan y se vuelvan verdaderos hijos de Dios. Algunos de los hombres más poderosos de Dios que la historia narra, pensaban que eran Cristianos, pero descubrieron que no lo eran y después se volvieron verdaderos Cristianos.

Entonces, cuando hay alguien que no ama la luz, la mejor cosa que podemos hacer es obedecer lo que Jesús dice y lo que Pablo dice: “Habla con él a solas” e intenta ganarlo. Si continúa en pecado y no quiere oírte, entonces trae a otros dos o tres. Si no ama la Luz y no se preocupa, entonces tenemos que obedecer a Dios y quitarlo de la Iglesia. Tal vez su alma será salva porque usamos esta herramienta que Dios nos dio para despertarlo. No hacemos esto por cólera y ni porque queremos justificarnos. Hacemos esto en obediencia a Dios. Nosotros lo amamos. Queremos que tenga una conversión verdadera en vez de engañarse a sí mismo. Eso es una herramienta que Dios nos dio para ayudarnos a despertar a las personas que son religiosas, pero engañadas.

Al menos que nos reprendamos uno al otro diariamente y tengamos todos los días relaciones verdaderas, la verdadera condición de esta persona tal vez nunca sea conocida. La Biblia dice que un poco de fermento leuda toda la masa. Eso quiere decir que si una persona tuviere un pecado secreto en su vida y no trata con aquello, entonces todas las personas de Dios serán perjudicadas por causa de esto. El Pueblo de Dios fue derrotado vergonzosamente en Hai porque un hombre (Acán) enterró un ídolo en su tienda. Dios hizo que Su PUEBLO tratase este asunto, como usted recordará. Necesitamos construir la Iglesia de la manera que ella debe ser construida para que realmente tengamos una casa sin fermento. Sólo entonces, ¡cada vez más personas podrán cambiar de la silla numero dos para la silla número tres, para la silla número cuatro y para la silla número cinco!

Ayudémonos Uno al Otro a Crecer

Hay otra razón por la cual debemos construir la Iglesia correctamente. Esto tiene que ver con la persona débil [silla tres]—aquella de la cual su comportamiento no es muy bueno, pero verdaderamente es salva. Si construimos como los hombres construyen en las tradiciones de los hombres, entonces vamos a predicar sermones para esta persona. Tal vez vamos a intentar involucrar a esta persona en un programa. Si construimos como los hombres construyen, entonces el pecado de esta persona continuará y quedará escondido. Tal vez ella llore sobre aquel pecado cuando fuere a dormir en la noche porque la oveja conoce la voz del Pastor y es un verdadero Cristiano con un corazón dócil. Esta persona no quiere ser débil. Esta persona habla con Jesús sobre su pecado. Pero en las tradiciones de los hombres, ella no tiene ninguna Ayuda. Oye un sermón y se esfuerza bastante para cambiar. Pero muchas veces, el pecado continúa por años. Y por fin ella se rinde.

Por otro lado, si construimos como Dios nos dice que debemos construir, hay mucha esperanza. En la casa de Dios, esta misma persona, al tener una semana en Cristo, ya tendrá cuatro o cinco hermanos que están ayudándolo con sus debilidades. Están orando juntos. Están conversando. Están hablando sobre las palabras de Jesús. Esta persona confiesa sus pecados a otros. Los creyentes están reprendiéndose uno al otro diariamente y están trayendo sus dones para compartir vida con esa persona. Así, en vez de sufrir solo, este Cristiano inmaduro tiene personas involucradas en su vida todos los días, ayudándolo a cambiar. Ninguno tiene una vida secreta o una vida separada y desconocida de aquellos que Jesús “unió y ligó”. Somos “bautizados por un Espíritu, en un Cuerpo”. Todos nos estamos ayudando uno al otro con nuestras debilidades (y todos nosotros las tenemos). No hay ningún héroe. Como hermanos entre hermanos, estamos ayudándonos uno al otro.

Entonces, digamos que sólo hace una semana que esta persona se volvió un Cristiano. Este creyente tiene fe verdadera en Jesús como su Mesías. La Biblia dice que sus pecados son lavados. La Biblia dice que si él confiesa sus pecados a Dios, Él es fiel y justo y la Sangre de Jesús nos purifica continuamente de todo pecado. Entonces, digamos que algunos hermanos están trabajando para ayudar a este Cristiano nuevo y él aún no superó totalmente aquel pecado, mas su corazón es dócil. Él tiene el Espíritu y ama la verdad. Él quiere cambiar. ¿Y si este creyente muere antes de que aquel pecado sea derrotado en su vida? Esta persona es tan salva como Jesús y Pablo de Tarso. Por la Sangre de Jesús, esta persona es tan salva como cualquier hombre que ya fue salvo. ¡No es nuestro comportamiento que nos salva! ¡Es la Sangre de Jesús la que nos salva de nuestros pecados! Este creyente ama la verdad. Él quiere cambiar. Y él es totalmente salvo, no parcialmente salvo. Esa es la gran salvación que tenemos, hermanos y hermanas. ¡¿Amén?!

¡Las Buenas Noticias del Reino!

Déjeme darle un pasaje para ayudarlo a resumir todo esto. En el libro de Hebreos, la Biblia dice que fuimos hechos perfectos y estamos siendo hechos santos. Nosotros fuimos hechos perfectos—eso ya aconteció cuando dimos verdaderamente nuestras vidas a Jesús. Somos perfectos y estamos siendo hechos santos. La palabra “santo” quiere decir puro y útil a Dios. El Padre ama al Hijo, y todo aquel que fue bautizado en Cristo fue revestido con Cristo. Todos los que han dado sus vidas a Jesús de corazón se han vestido de Cristo y han sido revestidos con Cristo.

Entonces, el más nuevo bebé en Cristo y él Cristiano más maduro son salvos exactamente en la misma proporción porque el Padre salvó a Su Hijo Jesús. Así, cuando el Padre mira para abajo y ve a las personas que son lavadas en la Sangre del Cordero, el ángel de la muerte no para, pero continúa su marcha y no los toca. La Sangre de Jesús hace que esa persona sea 100% salva. En nuestra ilustración de las cinco sillas, todos aquellos de la silla tres, cuatro y cinco (niños, padres y jóvenes) son 100% salvos.

Sólo Jesús fue verdaderamente perfecto, ¿cierto? Cuando somos revestidos con Jesús, nos volvemos perfectos como Jesús. En lo que se dice respecto a nuestra salvación, nos volvemos perfectos como Jesús cuando nos vestimos de Jesús. Nosotros fuimos hechos perfectos y estamos siendo hechos santos. Esto es lo que las escrituras enseñan. Si usted tuviere el Espíritu en su interior cuando fuere verdaderamente salvo, entonces usted es hecho tan perfecto como el Propio Jesús. Sus pecados ya fueron expiados. El precio de todos sus pecados fue pagado. Usted es perfecto en el Espíritu de Jesús.

Ahora el otro asunto sobre el cual estamos hablando en relación a la Iglesia es el proceso de no sólo ser hecho perfecto, sino el de volverse santo—un “vaso útil en la Casa de Dios”. Si la Iglesia es construida de la manera que Dios quiere que sea y estamos diariamente involucrados en relaciones uno con el otro y somos un Reino de sacerdotes, no ayudaremos a alguien a ser más perfecto. Ellos ya son perfectos por la Sangre de Jesús. Pero les ayudaremos a ser más útiles a Dios. Nosotros los haremos más fuertes en Cristo. Haremos que tengan una relación de amor con Jesús. ¡Y, en vez de que nosotros sólo recibamos la salvación de Jesús, ahora Jesús puede recibir algo de nosotros! Los bebés reciben algo de Jesús. ¡Los padres y los jóvenes devuelven algo a Jesús! El Cordero de Dios debería recibir la recompensa de Su sufrimiento. ¿Amén?

La Iglesia que Dios quiere construir es el proceso de volvernos maduros todos nosotros. Si construimos con las tradiciones de los hombres, la mayoría de las personas quedarán en la etapa de bebés para siempre. Ellas son una vergüenza para Jesús en vez de una alegría. Pero si construimos de acuerdo con el plan de Dios, de acuerdo con Su diseño, entonces los bebés se volverán Esteban, Felipe, Pablo y Juan. Y del menor hasta el mayor, todos se volverán cada vez más como Jesús, y la Iglesia se volverá como una Ciudad situada en una colina que no puede ser escondida. Juntos, de acuerdo con Pablo, nos volvemos una habitación de Dios por el Espíritu. Y no solamente recibimos una recompensa de salvación, pero ahora, por fin, ¡Jesús recibe la recompensa de una Iglesia verdadera! Esas son las Buenas Nuevas del Reino. Somos perfectos y estamos volviéndose santos.

“Dios es luz, y en Él no hay ninguna tiniebla. Si decimos que tenemos comunión con Él, pero andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si andamos en la luz, como Él está en la luz, tenemos comunión los unos con los otros, y la Sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.

Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad (iniquidad).” (1 Juan 1:5-9 NBLH)

Hay personas que aman la Luz. También hay personas que dicen estar sin pecado, pero realmente aman la oscuridad. En este pasaje queda muy claro que Dios las considera de modo muy diferente.

“Les escribo a ustedes, queridos hijos, porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Cristo. Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno.” (1 Juan 2:12-13 NVI)

Si construimos de la manera que Dios construye, quedará claro quien ama la Luz y quien ama la oscuridad. Y si construimos como Dios construye, todos aquellos que aman la Luz podrán ser transformados de pequeños niños a padres y después a jóvenes. Eso es una maravillosa ¡Buena Noticia!

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