Corazón, Alma, Mente y Fuerza

6/1/2003

Octubre, 1999, África

Recientemente estaba conversando con el Padre sobre lo que significa amarlo. Mi conversación con Él fue para mí. Pero siendo que el asunto sobre lo que significa amar a Dios de corazón fue levantado en el último cántico que nuestro hermano comenzó para nosotros, siento que tal vez debo hablar a ustedes lo que Él intentó enseñarme recientemente. Si está todo bien, me gustaría compartir con ustedes lo que Dios me ha mostrado sobre lo que significa amarlo.

Tengo la certeza de que todos nosotros sabemos el mayor mandamiento. Tiene sentido para mí que si vamos a desobedecer a un mandamiento, no comenzaríamos desobedeciendo el mayor mandamiento. No iríamos a desear desobedecer cualquiera de los mandamientos, pero aquel que Jesús dijo que es mayor de todos los mandamientos, con certeza es digno de bastante atención. Cuando le pregunté al Padre sobre lo que significa amarlo realmente, Él me hizo recordar de ese mayor mandamiento, después Él me pidió meditar junto con Él lo que significa ese mandamiento. Dios dijo que debemos amarlo con todo nuestro corazón, debemos amarlo con toda nuestra alma, debemos amarlo con toda nuestra mente y debemos amarlo con toda nuestra fuerza. Al conversar juntos sobre lo que significa cada una de estas cosas, pensé sobre ellas y anoté algunas cosas. Hice eso para mí mismo y mi relación con Él, pero si quisieren voy a hablar un poco de lo que conversamos.

Con Todo Nuestro Corazón

Cuando Él dijo que necesitamos amarlo con todo nuestro corazón, tenía algunas cosas específicas que Él quiso decir con aquello. Él dice que todos nuestros afectos deben ser primeramente dados a Él. Él no quiere competir con otros amores de nuestro corazón. Entonces, si escojo obedecer el mandamiento de amarlo con todo mi corazón, necesito ser muy cuidadoso con mi corazón. Necesito hacer decisiones sobre mi corazón. Todos nosotros tenemos tendencias de amar cosas diferentes. Algunas personas aman la comida. En algunos países, el afecto por la comida es muy importante para las personas. En Italia, por ejemplo huelen la comida y dicen: “¡¡OH la, la!!” Tienen un amor en su corazón; huelen la comida y aman sentirla. Dios dice: “No voy a dejarte tener afecto y pasión en tu corazón por la comida (ese tipo especial de comida y aquel tipo especial de comida) y decir: ‘¡Oh es maravillosa!, esa comida es tan perfecta, huele tan bien y ¡es tan sabrosa! ¡Esa comida parece tan bella!’” Dios dice: “¡No! ustedes necesitan decidir no tener sus afectos en cosas ridículas como la comida.” El Maestro dijo: “Quiero todo su amor para Mi—que no sobre nada para la comida.” La comida es buena, pero no puede darle su corazón.

En la mayoría de los países, en la mayoría de las culturas, las personas no comprenden a la Iglesia, y la Iglesia realmente no es una familia. Las personas dan sus corazones a sus familias físicas. “¡Oh, esta es mi familia!” Al contrario de dar sus corazones a lo que Jesús dijo sobre todas las personas de Dios siendo mi familia, ellos tienen un amor especial y un celo por “mi familia, mi familia”. “Esas personas tienen el mismo apellido que yo tengo. Esas personas se parecen conmigo de alguna manera—MI madre, MI padre, MIS hijos.” Ellos permiten al ADN, carne y sangre imponer un prejuicio contra la Verdad del Espíritu de Cristo y lo que la familia Real es cuando somos realmente nacidos por SEGUNDA vez. ¿Qué dice Jesús sobre eso? “CIEN madres, hermanos y hermanas.” “¿Quiénes SON mis madres, hermanos y hermanas? Aquellos que HACEN LA VOLUNTAD DE DIOS.” Los lazos de los corazones de algunas personas, hasta de las personas religiosas, son ligados a la familia física de manera que no consiguen ver lo que DIOS dice sobre como debemos sentir y vivir.

Ciertamente es bueno cuidar de nuestra familia. Necesitamos cuidar de nuestra familia física o somos peores que los infieles, la Biblia dice. Con certeza debemos amar a nuestras esposas, nuestros maridos e hijos. Pero cuando mi corazón tiene pasión de aquellas relaciones y estoy ciego para los otros, de ahí es ¡MÍO! ¡MÍO! ¡MÍO! Eso es un error serio. El apóstol Pablo escribió por el Espíritu Santo: “Aquellos que tienen esposas vivan como si no las tuviesen. Aquellos que tienen bienes deben vivir como si no fuesen controlados por ellos.” Eso es lo que las escrituras nos enseñan. Él no está diciendo que no debemos amar ni cuidar a nuestras esposas, o no amar ni cuidar a nuestros maridos e hijos. Dios dice: “¡Yo soy simplemente muy celoso por la pasión de tu corazón!” Dios dice: “¡Quiero enteramente todo tu corazón! ¡Quiero toda tu pasión! Y entonces Yo voy a distribuirlas a otras personas.” No debemos ser los dueños de nuestras familias físicas y ser ciegamente controlados por ella. Nuestros corazones primera y primordialmente pertenecen a Dios—TODO nuestro corazón.

Conozco personas que dieron parte de su corazón a otras cosas tontas. Ellas aaaaaaaman las montañas, aaaaaaaman las nubes y aaaaaaaman el agua. Ellas pueden quedarse al borde del mar y mirar el romper de las olas por horas y horas porque a ellas les gusta mucho ver el agua. Dios dice “quiero que ustedes aprecien Mi creación. ¡Quiero que Me agradezcan por Mi creación! Pero no pueden amar o ser apasionados simplemente por las cosas que fueron creadas.”

Algunas personas dieron su corazón al patriotismo. Tienen celos por el país en que viven. Si usted asiste a un juego de fútbol o vóley u otro deporte en televisión, una copa del mundo por ejemplo donde un país se enfrenta al otro, en esos grandes eventos puede ver personas en el estadio llorando porque su equipo perdió el juego. ¡O millares de personas vibran y se quedan muy alegres cuando sus equipos ganan! Dios dice: “¡NO! ¡Su corazón debe pertenecer sólo a Mí! Usted no dé su corazón a cosas tontas. Usted puede apreciar el juego, usted puede hasta pensar que es legal cuando su equipo gana, pero el lloro o grandes gozos, eso es reservado ¡para Mi solamente!”.

El Señor dice que quiere todo mi corazón. Cuando comienzo a sentir que todas estas cosas se levantan en mi corazón, tipo comida, familia física, deportes o cualquier otra cosa así, yo necesito decidir obedecer a Dios y no dar parte de mi corazón para algo que pertenece solamente a Él. Él dice: “Yo quiero todo tu corazón; quiero toda tu pasión para Mi y solamente para Mi”. Esto es un mandamiento entonces yo necesito decidir hacer eso. Cuando siento que mi corazón comienza a ir en dirección a otras cosas, yo decido empujarlas a otro lado y poner a Él encima de todo. Es un mandamiento y entonces es una decisión que debo tomar. Yo doy mi pasión y mi corazón solamente a Él.

Con Toda Nuestra Alma

El próximo es “con toda mi alma”. Eso quiere decir muchas cosas. Tiene mucho que ver con la palabra “orgullo”. Tiene que ver con mi persona. ¿Quién soy yo? ¿Cómo es que yo me veo? Eso es mi alma. Yo soy propenso a mi ego al enorgullecerme por las cosas que hago.

Yo hice grandes cosas en mi negocio y me siento bien por causa de aquello. Yo hice grandes cosas en los deportes y me siento bien por causa de aquello. Yo soy una persona muy bonita; yo me siento bien. Yo me visto bien y eso me hace sentir bien importante. Yo soy bien inteligente y eso me hace sentir que soy mejor que los otros. Yo soy bien astuto y me siento bien por causa de eso. Yo consigo hacer a las personas reír, yo puedo contar historias—yo me siento bien. Yo consigo educar a mis hijos mejor que los otros—yo me siento bien. Yo tengo una memoria buena, mejor que la memoria de la mayoría de las personas—me siento bien con eso. Yo nunca desisto; otras personas desisten, pero yo soy fuerte y nunca desisto.

¡Eso es mi alma y es una ABOMINACIÓN para Dios permitir estos pensamientos! Tal vez consiga identificar muchos otros pensamientos como estos. ¿Usted recuerda cuando Lucifer fue echado de los cielos? Si usted lee el pasaje en el antiguo testamento donde Lucifer fue lanzado de los cielos, usted oye a Lucifer diciendo: “Yo, Yo, Yo, Mí, Yo, Yo” muchas veces. Lucifer no fue lanzado del cielo porque él mató a otro ángel. Lucifer no fue lanzado porque él robó los bienes de otro ángel. Lucifer fue lanzado del cielo porque él tuvo una actitud. Él pensó sobre él mismo en vez de pensar sobre Dios.

Él dijo: “Yo soy lindo. Yo seré como el Altísimo. Yo tengo el don de música y yo brillo como muchas joyas y piedras preciosas. Yo tengo el derecho de ser notado y de ser importante. Yo tengo el derecho de que las personas piensen sobre mí y me noten porque soy especial. Yo soy más espiritual que otros ángeles.”

Dios dijo: “Usted está desterrado de Mi Presencia para siempre”. Dios dice: “¡Usted debe Adorarme y Amarme con TODO su corazón! Usted debe controlar su alma para que Me adore y Me ame con TODA su alma”.

El apóstol Pablo dice: “Yo tengo mucho en que gloriarme, pero jamás me glorié, a no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo y Él crucificado. Yo estoy crucificado para el mundo y el mundo ha sido crucificado para mí.” Él dice: “Yo soy el peor de los pecadores; soy el peor y el más bajo de los santos. Me gloriaré en mis flaquezas.” Eso fue el apóstol Pablo, que era un hombre muy bueno. Pero él había hecho una decisión de amar al Señor su Dios con todo su corazón y él amaría al Señor su Dios con toda su alma. Él no tendría ningún orgullo en sus realizaciones o en su apariencia o en su elocuencia. Este hombre fue alguien llevado al tercer cielo y estuvo en la presencia de Dios. Más él ni quería hablar sobre eso. Él dice: “Yo conozco un hombre que muchos años atrás…”. Él no se exaltó diciendo: “Yo soy el apóstol Pablo y yo ya subí al tercer cielo.” Él tuvo mucha humildad al hablar de estas cosas. No quería llamar la atención para sí mismo. No quería ser un héroe. No quería ser exaltado. Así como Juan el Bautista, él quería disminuir y entonces Jesús podía crecer.

Cada vez que llamamos la atención para nosotros mismos al pensar en nosotros solamente, estamos separándonos de Dios. Toda vez que tomamos una decisión de pensar en nosotros mismos más de lo que deberíamos, estamos separándonos de Dios. Cada vez que juzgamos a otros porque nos vemos como seres especiales en varias maneras, nos estamos separando de Dios. Dios dice: “Yo quiero que usted Me ame con todo su corazón. Todas sus pasiones y todas las cosas que son muy especiales para usted serán ligadas solamente a Mí. Y Yo quiero que usted Me ame con toda su alma. Quiero que usted halle toda su identidad SOLAMENTE en mi Hijo Jesús y en Su Sangre. Cualquier regalo que Yo le doy, deben ser solamente herramientas para que Me sirvan mejor. Usted no es dueño de los dones de música, o de intelecto, o de memoria, o de ser vistoso o cualquiera de estas cosas. Usted podría quedar paralizado en una cama por haber sido atropellado por un camión. Tú no mereces ninguno de los dones que Dios te haya dado. Usted no debe tomar posesión sobre ellos.” No debemos tener ningún orgullo o ambición sobre cualquiera de las cosas buenas que Dios haya hecho en nuestras vidas. Son para Él y solamente para Él.

Cuando construimos una casa con nuestras propias manos y volvemos para la casa después de estar fuera durante el día, no debemos andar por ahí diciendo: “¡Mira mi trabajo, qué bueno es! ¡Qué casa tan linda yo lo hice con mis propias manos! ¡Qué trabajo maravilloso estoy haciendo criando a mis hijos!” Nunca debemos atraer cualquier fortaleza para nosotros mismos. Toda nuestra fortaleza del alma Pertenece a Jesús y a Su Padre. “Yo quiero que usted Me ame con TODO su corazón y con TODA su alma.”

Con Toda Nuestra Mente

Ahí pregunté al Padre lo que quiso decir con: “Quiero que usted Me ame con toda su mente”. Con certeza estas cosas coinciden un poco. Pero una cosa que Él me mostró sobre amarlo con toda mi mente es que cada pensamiento que entra a mi mente me presenta una opción. Si voy a amarlo con toda mi mente, entonces necesito tomar decisiones sobre cada pensamiento que entra en mi mente. Las escrituras, por medio de Pablo, dicen que debemos llevar cautivo todo pensamiento. Debemos destruir argumentos y toda pretensión o pensamientos que entran en nuestra mente que no son verdaderos. Dios dice: “Lo que es puro y amable y noble, lo que es santo y digno de loor, piense solamente en estas cosas.” Pablo dice: “Somos transformados por la renovación de nuestra mente.” Romanos 8 dice: “La mente controlada por el Espíritu de Dios es vida y paz.”

¿Quién de ustedes ya tuvo un pensamiento de amargura entrando a su mente? O ¿un pensamiento de celos? O ¿un pensamiento de rabia? O ¿un pensamiento de lascivia? O ¿un pensamiento de orgullo? Estos son pensamientos que se presentan a usted. Es como si un hombrecito se aproximase a su mente y dijese: “Yo quiero presentarte un pensamiento”. Nosotros decidimos si vamos a traer ese pensamiento para adentro y pensar sobre ello o rechazarlo y decir: “¡No! ¡Vete afuera!” Eso es llevar todo pensamiento cautivo. ¿Usted ya tuvo un pensamiento de depresión o de odio de sí mismo? Usted puede pensar de sí mismo: “Soy una persona depresiva; yo me odio.”. Pero eso no es una mente controlada por el espíritu. Debemos llevar todo pensamiento cautivo. Cuando aquel hombrecito se acerca y presenta su idea a su mente, si no es un pensamiento puro, amable, noble y digno de loor, DEBEMOS ¡rechazar aquel pensamiento! Dios dice: “Yo quiero su mente. Quiero que usted Me ame con toda su mente. Usted no permitirá ningún pensamiento en su mente que no sea Mis pensamientos. Usted será transformado y transfigurado por la renovación de su mente.” Permitimos sólo pensamientos puros y nobles y dignos de loor en nuestra cabeza. Destruimos todo otro tipo de imaginación. Si hiciéremos eso, seremos transformados. Si sustituyéremos estos tipos de pensamientos con los pensamientos de la palabra de Dios, seremos transformados.

Con Toda Nuestra Fuerza

Cada uno de nosotros tendrá opciones todos los días. Vamos a escoger donde van a estar nuestras afecciones y si vamos a amarlo con todo nuestro corazón. Escogeremos lo que nuestras almas están permitidas a hacer. ¿Mi alma tiene permiso de hallar un lazo con otras cosas a no ser la sangre de Jesús? Pablo dice: “Estoy crucificado con Cristo. Mas ya no vivo yo, mas Cristo vive en mi.” Pablo amó al Padre con toda su alma. Su única identidad era en la cruz de Jesucristo. Él no era nada para sí mismo fuera de la cruz de Jesús. Lo mismo necesita ser dicho de nosotros. Si Lo amamos con toda nuestra mente, vamos a permitir solamente la Palabra de Dios y los pensamientos de Dios en nuestras mentes. No vamos a tolerar pensamientos de depresión o lascivia o miedo. ¡No! Nosotros damos una patada a estos pensamientos y los tiramos de nuestra mente. No vamos a permitir pensamientos de falta de perdón o amargura o envidia. No damos espacio a estos pensamientos. No vamos a vivir como los gentíos en la frivolidad de sus pensamientos. Sino llevaremos cautivo cada pensamiento para la gloria de Dios. Vamos a amarlo con toda nuestra mente. Vamos a utilizar nuestro pensamiento en Él y no en cosas tontas. Vamos a amar al Señor nuestro Dios no solamente de todo corazón (nuestra pasión), no solamente con toda nuestra alma (nuestra identidad y ambiciones y planes), no solamente con toda nuestra mente (cada pensamiento que pasa por nuestra cabeza), sino también con toda nuestra fuerza.

El Padre me mostró que nuestra fuerza se constituye de varias cosas. Si vamos a amarlo con toda nuestra fuerza, entonces tenemos que percibir que nuestro tiempo pertenece a Él. Nuestro tiempo es parte de nuestra fuerza. Nuestro tiempo es parte de lo que tenemos en el mundo físico para realizar cosas. Vamos a dejar a Jesús, el amor de nuestra vida, mostrarnos como usar nuestro tiempo para Él. No vamos a permitir que nuestro tiempo sea consumido por cosas que fluyen de un amor egoísta en vez de un amor de Jesús y de Su Padre. También, si lo amamos con toda nuestra fuerza, entonces Él también será Señor sobre lo mucho que dormimos. También, Él será Señor sobre lo que comemos y lo mucho que comemos. Lo que comemos es parte de nuestra fuerza.

El Señor nos da otro aspecto de amar a nuestro Dios y Padre con toda nuestra fuerza por medio del Rey David, un “tipo” de Jesús. Él dice que él y sus hombres intencionalmente se abstenían de gratificación física toda vez que necesitaban estar enfocados en la Batalla del Señor (1 Samuel 21:5). Nuestra habilidad de hacer Proezas para Dios es limitada o intensificada por como usamos nuestra ¡fuerza! Nosotros tenemos cierta cantidad de energía física o fuerza que vamos a usar para una cosa u otra. Si escogemos usar nuestra fuerza física en todo tipo de cosas para nosotros mismos a tal punto que estamos muy cansados o distraídos para servir a Dios, entonces no estamos amándole con toda nuestra fuerza. Necesitamos escoger para que tengamos la suficiente fuerza física para servir a Dios de maneras muy visibles y palpables.

Nuestro dinero también es parte de nuestra fuerza. Dinero viene de la fuerza de nuestras manos. Parte de escoger que hacemos sobre como gastamos nuestra fuerza está en como gastamos nuestro dinero. El apóstol Pablo, al ir de ciudad en ciudad y de país en país dice: “Porque yo cambié sus vidas y les di verdad espiritual, tengo el derecho de recibir dinero de ustedes por eso. Por causa de lo que yo tengo dado, lo cierto sería que ustedes me diesen una tarta, que ustedes me diesen sus gallinas, que ustedes me diesen sus ropas.” Pero él dice: “No. Yo quiero darles a ustedes. Yo voy hallar un modo de trabajar bastante con mis propias manos—noche y día si fuera necesario—para que me sea posible darles a ustedes. Igual que ustedes me deben sus propias vidas por causa de las cosas espirituales que les he enseñado, no quiero que me lleven sus gallinas o sus ropas o su dinero. Yo quiero hallar una manera de darles a ustedes. El Señor dice que es mejor dar que recibir, entonces yo quiero hallar una manera para darle a usted.” Entonces el apóstol Pablo dice que él abofetearía su cuerpo todos los días para hallar un medio de servir a Dios.

Las escrituras dicen que debemos ofrecer nuestros cuerpos como sacrificios vivos, y las partes de nuestro cuerpo solamente como instrumentos de Justicia. Pablo y otros siervos de Dios crucificaban sus cuerpos por medio de dormir menos y con cansancio. Él crucificaba su cuerpo algunas veces cuando pasaba hambre o era apaleado por ladrones—cuando era apedreado y dejado como muerto en medio de la calle. Porque él amó a Dios con toda su fuerza él hizo a su cuerpo sangriento levantarse de la tierra y volver a la ciudad para hablar sobre Jesús. Pedro y Juan tuvieron cortes sangrientos en su piel por ser azotados. Los líderes religiosos y los eruditos en las escrituras los azotaban con chicotes y ellos se regocijaban porque eran hallados dignos de sufrir en nombre de Jesús. Y con eso volvieron al mercado y al lugar donde las personas religiosas estaban—ó los lugares donde aquellos que odiaban a Dios estaban. Volvieron a estos lugares y hablaron de las Buenas Nuevas plenas de la vida de Jesús porque ellos Lo amaban—igual cuando la sangre de ellos estaba en la tierra—con toda su fuerza. Esteban, Santiago y Juan el Bautista y muchos otros dieron su última gota de fuerza en servicio de Jehová y Su Hijo precioso. Nosotros también debemos “Ser fieles hasta la muerte”. El Padre quiere que nos enfoquemos en Él, que nosotros lo amemos y confiemos completamente en Él con toda nuestra fuerza.

Más y Más Profundo

Después de que yo hice a Dios esta pregunta sobre lo que significa amarlo, me quedé bien impresionado al descubrir cuan profunda era la respuesta. Él requiere de mí que yo lo ame con TODO mi corazón porque Él es un Dios celoso. Él quiere que yo lo ame con TODA mi alma porque Él es un Dios celoso. Él quiere de mí que yo lo ame con TODA mi mente y TODA mi fuerza. Ahora, al luchar por estas cosas e intentar tener certeza de que mi vida está aproximándose a estas cosas, percibo que Él me lleva más y más profundo en medio de Cristo. Descubro que Él me hace más sabio y más fuerte en mi amor y más libre. Percibo que Él puede hacer ríos de agua viva fluyendo de mi interior así como Jesús lo prometió. Noto que Él puede colocar dentro de mí más y más poder de una vida indestructible. Percibo que Él coloca armas de justicia en mi mano izquierda y en mi mano derecha. Elías, un hombre igual a nosotros, ordenó a las nubes que dejaran de llover y después les ordenó para que ellas diesen lluvia. Las escrituras dicen que Elías era un hombre como nosotros. Que está disponible para nosotros en Jesús, si realmente lo amaramos con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza, está más allá de nuestra comprensión. Muy pocas personas tienen esa experiencia porque muy pocas personas van a amarlo con todo su corazón, toda su alma, toda su mente y toda su fuerza.

Y Ayúdense Uno al Otro

Parte de amar a Jesús es amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y amarlos a tal punto de ayudarlos a amarlo con todo su corazón, alma, mente y fuerza. Si usted va a alguien que está cerca de usted que es un hermano o hermana y ellos no están amando con todo su corazón y toda su alma, y toda su mente y toda su fuerza, entonces Dios dice que debemos ayudarlos a hacer eso. Están privándose y privando a Dios de lo que es de Él. Si todos nos ayudamos a amarlo de esa manera, entonces la Iglesia será algo que es espectacular a los ojos de los otros. Pero comience con ese mandamiento más primordial para usted como un individuo—amar al Señor Su Dios con TODO su corazón. Amar al Señor Su Dios con TODA su alma. Amar al Señor Su Dios con TODA su mente. Y amar al Señor Su Dios con TODA su fuerza. ¿Amén?

Eso fue para mí, entre Dios y yo, pero si fue útil para usted, entonces me quedo feliz de que tuvimos una oportunidad de hablar al respecto.

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