La Casa de Dios

6/1/2003

Komba, África, 1996

Una Familia “Sana”—La Novia Preparada

Jesús volverá por Su Novia. La Biblia dice que Jesús volverá por Su Novia cuando ella ya se haya preparado. ¿Cómo podemos conducirnos para estar preparados? Bien, considere esta ilustración conmigo.

Cuando la mayor parte de nuestro esfuerzo religioso o espiritual acontece en un lugar especifico una vez por semana, entonces es como comer sólo una vez por semana. Ahora, esa NO es la intención del Padre para nuestra vida. Necesitamos alimentar a nuestro cuerpo físico de manera diaria para sobrevivir. Él también hizo que nuestros espíritus necesiten comer muchas veces durante la semana—comer el pan del cielo y amar uno al otro diariamente, diariamente, diariamente. Él nos hizo ser un Reino de Sacerdotes y juntos traer uno al otro el Pan de Vida al levantarnos, al sentarnos y cuando andamos por el camino.

Nuestra adoración a Jesús es cuando cortamos madera juntos y cuando lavamos ropas juntos. Enseñamos uno al otro la Palabra de Dios en los lugares de nuestras vidas cuando vamos al mercado juntos. Si vemos a un hombre ser grosero con su esposa, traemos a él la Palabra de Dios y nos esforzamos con él para ayudarlo a ver a Jesús. Al ver a un hombre o mujer que es egoísta con sus posesiones, nosotros lo amamos con la Palabra de Dios cada día. No esperamos a alguien “predicar un sermón” sobre aquello un domingo, sino ofrecemos a ellos la Palabra de Dios porque todos somos sacerdotes.

Un pequeño niño que come solamente una comida cada semana quedará enfermo y débil. La misma cosa es verdad para la Novia de Cristo. Necesitamos alimentarnos unos a otros todos los días—día y noche, día y noche—para que podamos crecer fuertes. Nos damos el alimento de la Palabra de Dios uno al otro. Adoramos juntos todos los días. Pedimos a Dios para ayudarnos todos los días.

La mayoría de las personas irían a pensar que una familia física estaría muy enferma si estuviesen juntos solamente los domingos o miércoles. En la Biblia, leemos sobre la Familia de Dios en Hechos 2. Dice claramente que aquellas personas estaban juntas todos los días y se dedicaban todos los días a escuchar la enseñanza de los apóstoles, a la comunión y a las oraciones juntos. Cada día y cada noche. No consideraban sus posesiones como que eran solamente suyas, partían el pan y comían sus alimentos juntos en las casas unos de los otros cada día.

Fuimos enseñados muchos años atrás que el cristianismo y la iglesia es algo que frecuentamos y después volvemos a nuestras viejas costumbres. Tenemos dos o tal vez tres mundos diferentes. Tenemos el mundo de nuestra casa y familia, el mundo de nuestro trabajo y profesión, y el mundo de nuestra “iglesia”. No fue así como nuestro Jesús vivió. Nuestro Jesús nos enseñó que todos estos mundos están juntos y son la misma cosa. Todo aquel que dio su vida a Jesús tiene 100 padres, madres, hermanos, hermanas, tierras, posesiones y bienes—no 100 vecinos y primos de tercer grado, sino 100 mamis y papis. Fue esto lo que Jesús nos enseñó. El propósito de la IGLESIA siempre fue ese. No es un lugar para ir, sino quien somos todos los días. La Iglesia es intima y apegada uno con otro lo tanto cuanto es una madre con su bebe recién nacido. Esas son las palabras del propio Jesús.

Obstáculos

Entonces ¿qué nos impide vivir estas cosas? El primer obstáculo es la enseñanza incompleta que hemos oído durante años. Pero igual cuando conocemos las enseñanzas de Jesús sobre estas cosas, existen otras barreras u obstáculos que nos impiden de vivir como Jesús quiere que vivamos en la Iglesia. Si somos egoístas o perezosos, entonces no queremos ser la Iglesia que Jesús quiere que seamos. Queremos vivir nuestras propias vidas de la manera que nos parece. Si alguien viene a usted o a mí y trae la palabra de Dios sobre como estamos tratando a nuestra esposa o marido, una persona egoísta dice: “No se entrometa en mi vida. No quiero nada de su ayuda.”

Pero eso no es como Jesús es. Jesús dice: “Todos los que Me conocen y Me aman, aman las enseñanzas que Yo enseño.” Alguien que ama a Jesús dirá: “Muchas gracias por ayudarme. Yo quiero amar más a Jesús. Estaba ciego y usted me ayudó a ver un poco y te agradezco por eso.” Es así que la Familia de Dios vive junta todos los días. Podemos ayudar uno al otro a conocer mejor a Jesús al ayudar uno al otro a dejar el pecado, amar uno al otro más y cuidar de las necesidades de los otros más de la que cuidamos de nosotros. Son las enseñanzas de Jesús. Es así que Él vivió Su vida por nosotros y ahora Él también nos ha llamado a vivir así uno por el otro. Es así que la Novia se alista para la vuelta de su Novio, Jesús.

Nosotros nos volvemos cada vez más preciosos al aprender como verdaderamente amar uno al otro más. Al echar nuestro egoísmo y orgullo que nos separa uno del otro, al abrir gustosamente nuestros corazones para hacernos vulnerables uno a los otros, el Espíritu de Dios, la Gracia de Dios y el Amor de Dios se derramaran sobre nosotros…y nos volvemos una Novia preciosa LISTA para el retorno de nuestro Novio, Jesús.

Esta es la voluntad del Padre por nosotros—no es que “frecuentemos a la Novia”, es que seamos la Novia. Sólo podemos SER Su iglesia y vivir Su Vida al amarnos unos a los otros y al compartir la vida uno con otro cada día. Eso involucra más de lo que sólo decir un: “¡Hola!” y “Yo te amo” al cruzarnos. En vez de eso, yo abro mi corazón a usted y le pido que me ayude. Al ver pecado en mi vida, cosas que no son iguales a Jesús, entonces usted viene hacia mí e implora para que yo someta mi vida a Jesús. Usted no voltea el rostro e ignora. Usted es un embajador de Jesús como si Dios estuviese haciendo Su demanda a mí a través de usted.

Eso es la Iglesia—vivir de esa manera todos los días, no frecuentando la casa de Dios, sino siendo un lugar donde Dios habita. Entonces nuestras casas, nuestros lugares de trabajo y nuestra Iglesia se vuelven una. No hay más barreras entre mi corazón y ustedes, y no existen más barreras entre mi casa y la suya. Yo dejo el egoísmo y el orgullo, dejo la pereza y la incredulidad, y amo a los otros como Jesús también me ha amado. Cuando todos hacen eso del menor al mayor, Jesús derrama Su óleo de cura y somos Iglesia y una bella Novia. Si estuviéremos satisfechos frecuentando algún lugar un domingo, perderemos el corazón y el llamado de nuestro Dios, y seremos como otras religiones que no tienen sentido.

El Liderazgo en la Casa de Dios

En Hechos 20, Pablo estaba hablando con algunos líderes y dice: “Fue el Espíritu Santo que los hizo supervisores”. Eso es muy diferente de la manera del hombre. En la mayoría de los países que conocemos, la manera que una persona se vuelve líder en la Casa de Dios es que tal vez él va a un seminario, o tal vez consiga leer mejor que las otras personas, o es un líder de un negocio o en alguna otra área, o consigue hablar mejor que los otros. Pero todos estos motivos son equivocados. Esas no son las maneras en que Dios hace líderes.

Ya hubo oportunidades en que viajamos a Iglesias en varias ciudades y fuimos solicitados para conversar con los líderes. A esta altura, hay dos maneras en que podemos decidir quiénes son líderes. La manera normal de decidir es preguntar: “¿Quienes son las personas asalariadas o quienes son las personas escogidas por hombres para ser lideres?” Tal vez los líderes sean todos aquellos que tienen títulos tipo “pastor” o “reverendo”.

Pero no es así como Jesús escoge a Sus líderes. Él no escogió hombres con educación de nivel superior o que terminaron el seminario. Él escogió hombres al mirar dentro de sus corazones y ver que estaban dispuestos a dejar sus redes y deseos por vida humana, y seguirlo a Él y servirlo independientemente del costo. Entonces, cuando recibimos una invitación para hablar con los lideres en varias ciudades o países, en vez de invitar a todos los que tienen un titulo o son remunerados, decimos: “Todos los que sienten como si Dios los estuviera usando para cambiar las vidas de otras personas, todos los que duermen orando por otros santos, que durante el día se interesan por los otros santos u otros no creyentes, que tienen un corazón para servir a los propósitos de Dios en la Tierra, hombre o mujer, joven o anciano, si a ustedes le importan las almas de otras personas y no solamente la suya, entonces usted es un líder. Venga. Vamos a conversar.” Es así que el Espíritu Santo hace supervisores espirituales. Eso es diferente de la manera en que los hombres lo hacen, que quieren hacer un líder de una persona con posición y educación.

En Hechos 6 leemos que había mucho trabajo que hacer en Jerusalén. Ellos no dijeron: “Escojan entre ustedes siete hombres que terminaron el seminario y puedan leer mejor o hablar mejor que los otros.” Ellos dijeron: “Escojan entre ustedes a siete hombres llenos del Espíritu Santo y de sabiduría.” Usted los ve amando a las personas y ayudándolas en sus vidas diarias. Estos son los hombres y mujeres que el Espíritu Santo está levantando. No es necesario un certificado colgado en la pared con un sello dorado. Exige un corazón grande con el sello del Espíritu Santo. Entonces estos son algunas de las enseñanzas sobre liderazgo, porque Dios quiere levantar líderes del medio de todo pueblo.

Aquello que los hombres piensan que es importante, Dios no piensa que lo sea. Cuando Samuel estaba intentando hallar un hombre para ser rey, varios de los hermanos de David tenían la apariencia de ser buenos líderes. Pero el pequeño pastor de ovejas con poca instrucción fue el que Dios escogió. Él no se interesa por las cosas externas de un hombre o mujer. Él ve la esencia y la grandeza del corazón de una persona. David estaba dispuesto a poner su vida en riesgo para socorrer a una de sus pequeñas ovejas del león o del oso. El pequeño David mató a un león y a un oso para salvar a uno de los corderitos de Dios. David le dice al Rey Saúl: “Yo maté a un león, yo maté a un oso, también puedo matar a Goliat”. Porque David estaba dispuesto a poner su vida en riesgo para salvar a una pequeña oveja, Dios vio que David arriesgaría su vida por los Corderos de Dios. Eso es una marca de un hombre o mujer que Dios elevará como un líder, no un hombre o mujer con credenciales o educación, necesariamente, sino una persona que arriesgará su vida por las Ovejas de Dios.

El libro de Hechos también dice que David era un hombre conforme al corazón de Dios porque él haría todo lo que Dios le pidiese. David cometió errores en su vida; sabemos de eso. Pero su corazón era obedecer a lo que Dios le habló. Por esta razón Dios pudo derramar Su óleo de unción sobre David y permitir que él se volviese un gran líder de Su pueblo—porque estaba dispuesto a arriesgar su vida por las ovejas de Dios y hacer todo lo que Dios le pidiese. Ese es el tipo de liderazgo de Dios: Los hombres, mujeres y niños que arriesgarán sus propias vidas por las ovejas de Dios, que harán todo lo que Dios les dice, que harán todo lo que Dios les pida—son estos hombres, mujeres y niños conforme al corazón de Dios. ¿Amén?

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