Deshágase de las Paredes

6/1/2003

Mzuzu, África, 1996

Hoy en día en casi todos los países, el Cuerpo de Jesús está dividido en muchas partes. Existen muchas razones por las cuales el cuerpo de Cristo está tan dividido. A veces es por causa del orgullo o de la ambición de ciertos hombres. A veces es porque existen diferencias en las enseñanzas y las personas acaban dividiéndose por causa de esto. Muchas veces el Cuerpo de Jesús se divide por causa de problemas de personalidad. Las personas se pelean y después siguen sus propios caminos.

Es nuestra obligación y responsabilidad delante de Jesús deshacernos de las paredes y barreras. Jesús quiere que el Cuerpo de Cristo se vuelva UNO en el mundo entero. Hay, entretanto, algunas cosas que necesitan cambiar para que esto pueda suceder. Necesitamos tratar con nuestro egoísmo y orgullo. Para entender las enseñanzas de Jesús necesitamos estar juntos—no vivir aisladamente. Nosotros necesitamos ser receptivos y humildes para que aprendamos unos con otros.

Una de las cosas que divide al Cuerpo de Jesús en muchas partes es el deseo de los hombres de colocar nombres a las iglesias. Si verificamos solamente en la Biblia, sabremos la verdad, la Iglesia verdadera nunca tuvo un nombre. No había “iglesia Bautista”, en la Biblia, y ni otro “Apostólico”, o “iglesia del Nazareno”. Tampoco “Menonitas” o “Carismáticos”. Solamente existe el Cuerpo de Jesús.

Cuando leemos sobre las Iglesias en la Biblia, estas son conocidas por varios nombres. Pero son descripciones, no títulos. Una iglesia puede ser referida como: “la iglesia de Dios en Corinto” o “los primogénitos”. Es la misma cosa. Pueden ser referidos como: “los elegidos” o “los escogidos”. Y no dejan de ser la misma cosa: la iglesia de Dios en Corinto. Todos estos nombres son descripciones de quienes eran, y no un letrero o titulo. Por ejemplo si yo dijese: “hermano Juan”, esto podría ser un título. Pero si dijese: “Juan, mi querido hermano”, esto es una descripción y no un título. Las iglesias en la Biblia son descritas de varias maneras. Pero nunca eran llamadas por títulos. Ni una vez en la Biblia la Iglesia es llamada por un nombre registrado. “Iglesia Bautista” es un nombre de una denominación; “hermanos en Cristo” es una descripción. “Bautista” es el nombre de una organización. Esta es una de las cosas que nos divide en pequeños pedazos. Porque si usted tuviere un nombre diferente del mío, entonces esto nos hace diferentes.

¿Aún existe poder en la Sangre? ¿Necesitamos dividirnos por nombres? ¿Usted necesita de un nombre diferente del nombre de Jesús? Debajo del Cielo no hay ningún otro nombre dado a los hombres por el cual podemos ser salvos. No necesitamos ser “Bautistas” ni “Menonitas” ni “Apostólica” ni “Adventista del séptimo día”. Necesitamos amar a Jesús y amarnos unos a otros. Punto final. Aún HAY poder en la Sangre de Cristo y nada debería dividirnos uno del otro. Si existiera una división entre usted y yo, debería ser solamente porque uno de nosotros no quiere amar y obedecer a Jesús. Esto traería separación. Pero esto es la única cosa que debería separarnos de nuestros hermanos. Si usted tiene un nombre “Bautista” y yo soy “Adventista del séptimo día” entonces tenemos una división entre nosotros que deja muy triste a Jesús. Si viviéremos nuestras vidas juntas y nos interesáremos uno por el otro sin los nombres de “Bautista” o “Adventista del séptimo día” entonces podemos aprender juntos a amar y obedecer a Jesús. Pero si tuviéremos nombres diferentes, no podemos estar JUNTOS.

¿Cuál es el Nombre de tú Iglesia?

Por amor a Jesús, no debemos tener barreras. Pablo dice de esta manera: “Si alguno no ama al Señor, quede bajo maldición.”. No debe haber ninguna otra maldición. Necesitamos deshacernos de las paredes, las barreras y los títulos. Entonces si hay una iglesia en su ciudad y hay poder en la Sangre, entonces podemos ser cristianos juntos sin existir títulos. La iglesia de la cual nosotros formamos parte en los Estados Unidos existe por más de diez años y nunca tuvimos un nombre, nunca. Cuando alguien nos pregunta: “¿Cuál es el nombre de tu iglesia?”, respondemos, “Nosotros amamos a Jesús”. Si esa persona fuere Bautista, no tenemos una barrera. Esta persona piensa que no estoy en la competencia y siendo así, yo lo invito sencillamente para que ame a Jesús también. Sin existir la barrera de que religión soy. Cuando alguien pregunta a uno de nuestros niños: “¿De qué ‘iglesia’ eres tú?” ellos no saben cómo responder excepto tal vez decir: “Todos los que conozco aman a Jesús”. Si alguien preguntara: “¿A que ‘iglesia’ tú frecuentas?” nuestros niños dicen: “¿Qué quiere decir?” ellos forman parte de la Iglesia todos los días. Ellos no frecuentan a la “iglesia”. Nosotros somos la iglesia. Y los niños saben de esto en sus corazones, desde que son bien pequeños.

Es muy importante en nuestras vidas que no nos dividamos por denominaciones. Es necesario que comience consigo mismo y con las personas en el mundo religioso, a las cuales usted extiende la mano. Ruégueles para que no tengan paredes ni barreras. Si aún hay poder en la Sangre, no podemos tener paredes. Tener un nombre que no está en la Biblia crea paredes. Algunas personas dicen: “Pero nuestro nombre está en la Biblia. Y nuestra ‘iglesia’ se llama ‘Iglesia de Dios’ y la Biblia dice que la Iglesia en Corinto se llamaba ‘Iglesia de Dios’. Entonces no tenemos un nombre que no está en la Biblia.” No sería bueno pensar así porque Pablo no dio un título a la Iglesia. Lo que él dijo fue: “Esta es la Iglesia que pertenece a Dios” No fue “La Iglesia de Dios en Corinto”, pero sí “El pueblo de Dios que mora en la ciudad de Corinto”. Fue una descripción y no un nombre, y él también llamaba a este mismo grupo por otros dos o tres nombres. Siendo una descripción, existen muchos nombres para la Iglesia. Pero al hacernos un nombre para nosotros mismos y este nombre se vuelve quien somos, pisamos sobre la sangre de Cristo porque creamos paredes entre nosotros y otras personas que aman a Jesús. Si estuvieras dispuesto, la mejor respuesta cuando alguien te pregunta: “Cuál es el nombre de tú ‘iglesia” y dices: “Yo amo a Jesús. ¿Y usted?” Esta es la mejor respuesta. Al no existir barreras excepto si aman a Jesús o no. Este es el camino de Dios y de la Biblia. No nos separamos por causa de nombres. Como el Apóstol dice: “Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros” Es esto lo que hacemos. No tenemos orgullo de nuestra “iglesia”, pero nos enorgullecemos en nuestro marido, Jesús. ¿Amén?

Alguien que yo conozco estaba conversando con un “pastor”. Y el pastor se quedó sorprendido cuando esta persona le dice que ellos, como personas, eran la Iglesia. Este pastor siempre había pensado que la “iglesia” es algo que usted frecuenta los domingos en un edificio. Entonces cuando alguien te pregunta: “A que ‘iglesia’ perteneces”; usted puede pedir a Dios sabiduría para responder a esta pregunta. Existen centenas de respuestas diferentes. Al leer el Nuevo Testamento, perciba como los cristianos podían haber respondido a esta pregunta también de varias maneras porque ellos no tuvieron un nombre. Si usted pide sabiduría a Dios para responder a esta pregunta, Dios puede mostrarle lo que tiene que decir. Pero si usted tuviera un nombre y alguien le pregunta: “¿De qué ‘iglesia’ eres tú?”, usted solo tiene una respuesta—el nombre de la denominación que usted frecuenta. Pero si no tuviera un nombre, usted puede ayudar a esa persona a llegar más cerca de Jesús al explicarle que Jesús vive y que Su Cuerpo es la Iglesia. No es algo que usted frecuenta, es quien usted es. Es una familia, no una organización. Usted le puede decir todas estas cosas, cuando alguien le pregunta de cuál “iglesia” usted es parte—si no tuviera un nombre, porque si tuviera, la persona no creerá lo que usted dice. Pensará que usted es como todos los otros que frecuentan cultos, solo que tal vez usted creía un poco diferente de ella. Pero si no tuviere un nombre, como las Iglesias en la Biblia no tenían un nombre especifico, cuando alguien le pregunta por el nombre de su “iglesia”, podrá contarle sobre la Familia maravillosa y el Cuerpo de Jesús, y Su Vida activa en medio de Su pueblo.

“Declaraciones de Fe”—Otra Barrera

Una razón de porque las denominaciones existen es por causa del orgullo de los hombres. Otra razón es por causa de credos, o “declaraciones de fe” diferentes. Cuando el “pastor” y la otra persona que mencioné ahora al comenzar la conversación, el “pastor” no conocía la “declaración de fe” de la otra persona. Pero si esa persona y algunos otros hermanos fuesen a conocer al “pastor” mejor, ellos comenzarían a conversar sobre diversas cosas en función de esta relación. Tal vez conversarían sobre como Jesús nació de una virgen, sobre la muerte y resurrección de Jesús, o de como Él volverá otra vez por Su Pueblo. Tal vez conversarían sobre lo que significa ser un Cristiano—que es preciso perder la vida por Jesús para poder encontrarla y si no toma su cruz no podrá ser Su discípulo. Basado en su relación ellos comenzarían por obtener una “declaración de fe”.

¿Usted tiene una esposa e hijos? Cuál es su “declaración de fe” para su familia. Existen cosas que son importantes para su familia, pero usted no tiene una declaración de fe para ellos. De cierta manera usted lo tiene, pero no lo hace de la misma manera, por ejemplo no lo colocaría en un cuadro para ponerlo en la pared, pero está en su corazón y está en el corazón de sus hijos porque usted les ha enseñado. Si yo me quedara en su casa por algún tiempo, no sería necesario decirme su “declaración de fe”. Iría a verlo en su rostro. Iría a verlo en la forma que usted trata a su esposa y a sus hijos. Iría a verlo en cuán duro usted trabaja, en las horas de descanso, y cuando le hallase de rodillas orando en un cuarto. Usted no iría a colocarlo en la pared, pero usted de hecho tiene una declaración.

Cuando la Iglesia es una Familia, es la misma cosa. No tenemos un credo que colocamos en la pared, pero puede verlo en nuestros corazones al conocernos. Si alguien que no cree que Jesús nació de una virgen, que Él es el hijo de Dios o que la Sangre de Cristo es la que nos salva, viniese a emplear un tiempo con nuestra familia, nuestra Iglesia (que tiene cientos de personas), nosotros no le daríamos una declaración de fe porque no tenemos una—somos una familia. Así como su familia no tiene una. Sino porque realmente tenemos una en nuestros corazones, así como su familia la tiene, no pasaría mucho tiempo antes de que conversemos sobre cosas importantes.

El problema de formular una “declaración de fe” y colocarla en la pared es el mismo problema de tener un nombre para una iglesia. Ello crea paredes y barreras entre personas. Si una persona viene a mí a preguntarme: “¿Usted es un Bautista?” y yo le digo: “Sí, yo soy un Bautista”, él piensa que me conoce. Pero él realmente no me conoce, lo que él sabe son cosas sobre Bautistas y ahora él supone que me conoce. Entretanto, si yo fuera un Cristiano sin nombre, entonces él no tiene miedo de mí porque él piensa que no me conoce aún. Ahora el necesita conversar conmigo para descubrir quien realmente soy porque no me estoy escondiendo detrás de un nombre “Bautista”. Él puede conversar conmigo y preguntarme cosas específicas, por ejemplo—sobre la sangre de Jesús y yo puedo decirle lo que creo sobre eso. Si estuviera equivocado, tal vez él pueda ayudarme a cambiar. Pero si soy Bautista, él ya hubiera dicho: “adiós”. Cuando no tenemos barreras, tendríamos una relación donde podemos ayudarnos unos a otros.

Amando a las Personas, Pero Odiando las Mezclas

Aunque la Iglesia en la Biblia no tenía un nombre que la dividía o la distinguía de otros Cristianos en la ciudad, existe la Iglesia local. Digo esto porque es importante tener relaciones abiertas uno con otro. En los Estados Unidos hay posiblemente tres tipos de situaciones dentro del mundo Cristiano. Uno es donde hay personas que forman parte de las denominaciones reconocidas por los nombres. Existen personas buenas en estas denominaciones como también personas no tan buenas. Otra situación es de las personas que salen de las denominaciones, pero aún no dan sus vidas a otros cristianos y entonces viven aisladamente. Ellos aman a Jesús y creen en la verdad, pero necesitan a las personas en sus vidas todos los días. Las escrituras dicen que debemos animarnos unos a otros todos los días, durante el tiempo que es llamado hoy. Y, si no nos animamos unos a otros diariamente entonces quedaremos con el corazón endurecido y engañados por el pecado. (Hebreos 3:12-13)

Y otra situación es donde las personas están unidas en vida todos los días. No forman parte de las denominaciones, pero aman a las personas en las denominaciones. Son afectuosos unos a los otros todos los días y son una Iglesia. No están vagando sin rumbo. Son personas que la Biblia describe siendo “sostenido y ajustado mediante las articulaciones y ligamentos”. Cuándo una parte sufre, todos sufren. Cuando una parte es bendecida, todos se regocijan. Se levantan, sientan y andan juntos. Es una Iglesia, sin un nombre o un edificio, tampoco es algo para frecuentar. Sus miembros enfrentan la vida juntos amándose unos a otros todos los días.

Entonces existen tres tipos de situaciones. La mayoría de las personas pasa por la primera situación en algún momento de la vida. La mayoría de nosotros hemos sido expuestos a Jesús por medio de las denominaciones y algunas cosas buenas tienen viniendo de ellas. Algunas personas, porque sus conciencias son sensibles, miran cosas que no consiguen tolerar en las denominaciones. Jesús dice que Él vomita a la tibieza de Su boca. En algunas denominaciones hay ciertas personas calientes o celosas y algunas personas frías. Cuando usted mezcla caliente con frío, ¿cuál es el resultado? Usted acaba teniendo una cosa tibia. Por eso, Jesús se queda con un dolor de barriga con las cosas tibias, y la persona que piensa como Jesús piensa, tendrá dificultad con una situación donde hay mezcla. Podemos quedar cómodos con la mezcla solo si no estuviéremos conectados a Jesús porque a Él no le gustan las mezclas. Entonces esto nos deja con un problema grande. Amamos a las personas; queremos ayudar y servir, nosotros necesitamos de ellos también. Pero hay una mezcla y no sabemos qué hacer. Algunas personas tuvieron que dejar está situación. Otras fueron expulsadas o salieron llenas de tristeza y ahora están solas. Vamos a querer animarlas rápidamente a rodearse todos los días con otros buenos cristianos y no quedar separadas por mucho tiempo. Necesitamos orar mucho por las denominaciones y por algunas personas muy especiales que están allá, pero las paredes necesitan caer y la tibieza necesita detenerse. Las escrituras dicen que tenemos que tirar el fermento de la masa. Este es nuestro blanco—ayudar a tirar el fermento de la masa.

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